Vendedores ambulantes marchan en demanda de más permisos
Denuncian que las licencias que otorga la Ciudad cuestan $200, pero las venden en el mercado negro hasta en $20,000
El Proyecto de Vendedores Ambulantes del Centro para la Justicia Urbana, que agrupa a más de 2,000 trabajadores, realizó este martes una protesta para exigir una respuesta definitiva por parte del Concejo Municipal, a su solicitud de aumentar el número de licencias y permisos otorga la Ciudad para poder trabajar en las calles, y que se frenan la ola de multas que reciben de las autoridades.
Una de las manifestantes fue Vivien Grullón, una madre de dos adolescentes que desde el 2001 vende bisutería en la Rooselvet, en Junction Boulevard. La vendedora peruana hizo un álbum con las 20 multas que le han puesto y por las que ha tenido que pagar más de $10,000.
“He perdido la cuenta de la cantidad de veces que he ido a la 42 y Broadway y me dicen que los hijos de mis hijos son los que van a tener la licencia y yo les creo porque mi mamá espero 24 años para tener un permiso que finalmente le llegó cuando ya casi no puede ni caminar. Esto es una pesadilla. Yo pago impuestos como todo el mundo. No quiero que me pase como a mi mamá”, dijo Grullón.
De acuerdo al Departamento de Asuntos del Consumidor, en la actualidad existen 2,558 vendedores ambulantes con licencias. La mayoría de ellos son veteranos de guerra, que por ley estatal reciben este beneficio sin límite. Existen 853 licencias que no son de veteranos, número que está en su límite máximo de acuerdo a las normas municipales.
Estadísticas a las que no pertenece Delmys Zelaya, otra de las manifestantes, quien tiene cuatro años vendiendo obleas en Broadway Junction. Para esta salvadoreña, que tiene 50 años viviendo en la ciudad, la experiencia es frustrante.
“La última multa que me pusieron fue de mil dólares. ¿Usted sabe cuánto tengo que trabajar para pagarlo? Y me canso de ir a la oficina y me dicen que no hay más permisos y quienes lo tienen lo venden en $18 mil”, contó.
Zelaya se refiere al permiso que se le otorga a los carritos de los vendedores ambulantes que tiene un costo de $200 y el cual muchas personas han denunciado que es revendido por los beneficiados en el mercado negro entre $18,000 y $20,000 por dos años.
Sobre ese aspecto se refirió la Presidenta del Comité de Finanzas del Concejo Municipal, Julissa Ferreras-Copeland: “Veo como muchos de los vendedores ambulantes luchan todos los días para ganarse la vida y ser ciudadanos respetuosos de la ley. El no poder acceder al permiso de la Ciudad ha creado un violento mercado negro. Hay que modernizar las regulaciones para responder a los vendedores. Mientras los permisos sean excesivamente restringidos, es difícil educar a los vendedores ambulantes y construir corredores comerciales que ayuden a la comunidad a prosperar“.
Los manifestantes, con pancartas en las manos en forma de perros calientes, tazas de cafe y pretzel, marcharon desde la 250 de Broadway hasta las oficinas del Departamento de Asuntos del Consumidor y que finalizó en Bowling Green.