¿Fiesta de la democracia o guerra de intereses?
En El Diario/La Prensa del pasado martes 6, leí con tristeza la noticia: “Se arma balacera en fiesta de merenguero (Alex) Bueno”. Es lamentable porque la música promueve la unidad, estimula el compañerismo y el crecimiento espiritual de las personas, es el lenguaje del alma. Un autor anónimo escribió: “La música nos transforma a otro mundo, uno muy sereno donde no hay odio ni muerte”.
En cambio, en República Dominicana le caen a tiros a los músicos. La realidad es que sólo gozan de prosperidad y opulencia en las esferas del poder, y a estos le produce pavor cuando sienten la amenaza de ser desplazados, entonces en el proceso de las elecciones en vez de celebrar una fiesta de la democracia, escenifican una guerra de intereses.
Los líderes políticos en República Dominicana pierden el horizonte de sus deberes y la noción de la realidad cuando llegan al poder, gobiernan apostando siempre a la desigualdad social y una mala distribución de la riqueza, actualmente se está viviendo un ambiente viciado por el clientelismo y la prevaricación, hay una concentración de poder en familias específicas donde los intereses particulares superan a los públicos.
Cuando son candidatos prometen y cuando llegan al solio presidencial se vuelven arrogantes, se ciegan y no le ponen atención a la violencia y la delincuencia que padece el pueblo, que es consecuencia de la miseria, miseria que es provocada por el abandono estatal, la marginación y la corrupción galopante que reina en los estamentos gubernamentales, y a base de mentiras quieren minimizar los hechos, tratando de no perder su prestigio de funcionarios públicos. De hecho, acusan de alarmistas a los que no comparten sus análisis de paz, orden, seguridad social y crecimiento económico que sólo existe en las “mentes ingeniosas” de los allegados del gobierno.
Esos malos gobernantes saben que aquel que padece miseria, renuncia al entusiasmo y se le arruga el alma y esa sensación de inseguridad e impotencia es caldo de cultivo para pescar en río revuelto, obtienen dos objetivos: se enriquecen con el dinero del erario sin ser molestado y los pobres se cotizan más baratos para ellos comprarles sus votos el día de las elecciones.
Esperamos con ansiedad que puedan surgir líderes honestos y comprometidos que gobiernen inclinándose al progreso y al desarrollo sustentable que permita disminuir las desigualdades sociales, distribuir de forma más justa la riqueza, mejorar el bienestar de la población y que evite el deterioro de los recursos naturales. Cuando esto ocurra, facilitarán los caminos para el progreso y establecerán prioridades para el desarrollo de la nación y entonces, será tiempo para que los huesos de nuestros patricios descansen en paz, por fin y para siempre.