¿Era la Navidad de antes mejor que la de ahora?

Según octagenarios latinos, las fiestas eran más largas, alegres, familiares, y mucho menos consumistas

IM_20111221_IMPORT01_312219995

Crédito: Fotos: Jose la Acosta / EDLP

NUEVA YORK – Aunque la Navidad siempre ha sido época de comida, regalos y fiestas, algunos ancianos latinos aseguran que las celebraciones de hoy carecen de la hermandad con que se trataban antiguamente las familias y vecinos durante las festividades.

La dominicana Francisca Sangiovanni, de 81 años, quien lleva 48 años residiendo en Nueva York, dijo que sus navidades en la isla “eran de gente pobre pero feliz”.

“Mi mamá era madre soltera y se ganaba la vida como costurera. Aunque no ganaba mucho, ella siempre hacía un esfuerzo y todas las navidades compraba un pavo, lo amarraba en el patio y nosotros lo alimentábamos hasta la Nochebuena”, dijo Sangiovanni. “Como en casa no había estufa, lo que había eran anafes, el pavo lo mandábamos a hornear a una panadería”, agregó.

Sangiovanni dijo que en la comida de Navidad, además de los platos tradicionales, siempre servían pasteles en hoja y pastelitos, y repartían una manzana por cabeza, ya que esta fruta sólo se consumía en Nochebuena.

Antes de la fiesta, la familia ponía un arbolito de Navidad, que era una rama seca que los niños adornaban con papelitos de colores.

Sangiovanni tiene dos hijas, dos nietos y un bisnieto, y al comparar las navidades de antes con las de ahora, dijo que antes, con lo poco que tenían, eran felices, la comida se compartía con los vecinos, y había más hermandad y la gente se ayudaba la una a la otra.

“Las navidades ahora son diferentes; las personas no comparten, viven en el mismo edificio y no se conocen”, aseguró Sangiovanni, quien piensa celebrar estas navidades en República Dominicana, con su familia.

El dominicano Juan Santana, de 79 años, con 25 años en Nueva York, tiene unos recuerdos semejantes a Sangiovanni.

“Aquí no se sienten las navidades”, aseguró Santana. “En Santo Domingo, desde antes de diciembre, se siente en la calle que estamos de fiesta, se escucha música por dondequiera y la gente se ve más animada y feliz”, señaló.

Santana, quien tuvo 14 hijos con 12 mujeres, y tiene 20 nietos y cuatro bisnietos, dijo que en el pasado la gente era más unida y las navidades eran más alegres.

“Nosotros éramos ocho hermanos. Mis padres preparaban lechón horneado en una panadería, había comida en abundancia que compartíamos con los vecinos, y en Nochebuena los muchachos disfrutábamos en la calle prendiendo cohetes, y saltando y gritando con los amigos”, dijo Santana.

“Ahora las navidades son tristes, la gente sólo se sienta a comer y ahí se acabó; los vecinos no se conocen y no comparten”, señaló Santana, quien se piensa pasar estas navidades en casa de su hermana.

La puertorriqueña Belén Cestero, de 88 años, llegó a Nueva York cuanto tenía un año de edad, y en sus recuerdos las navidades en El Barrio, de Manhattan, “eran muy bonitas”.

“Mi papá llevaba un árbol de Navidad y mis cuatro hermanos y yo lo adornábamos con bolas de colores y bombillas”, dijo Cestero.

“En la Nochebuena preparaban lechón, arroz con guandules, ensaladas, nueces, turrones y coquito. Había mucha alegría, uno celebraba con las puertas abiertas; ahora es triste, la gente se encierra y no comparte, ya no se ve esa hermandad de antes”, señaló.

Belén tiene un hijo y piensa pasar las navidades con él.

La mexicana María Trujillo, de 85 años, con 58 años residiendo en los Estados Unidos, dijo que las fiestas en su natal Monterrey comenzaban el 16 de diciembre, fecha en la que se instalaba el árbol de Navidad con el Nacimiento, para participar en las Posadas, que consistían en llevar al Niño Jesús a dormir una noche en cada casa durante nueve días.

“En casa recibíamos con pasteles a la gente que traía al Niño”, dijo Trujillo. “El 24 en la noche, se rezaba el rosario y se acostaba al Niño Dios en el pesebre. Luego comíamos chicharrones, porque mataban un marrano, arroz, frijoles, y ese día se comían muchos tamales y se bebía vino dulce, y luego bailábamos casi hasta el amanecer”, agregó.

El 25 de diciembre, recordó Trujillo, se abrían los juguetes de Navidad.

“Antes las navidades eran más espirituales, todo era simple y había mucha fe; ahora las navidades son un negocio, la gente se preocupa más por ir de compras que por ir a la iglesia y celebrar el nacimiento del Niño Dios”, expresó.

Los cuatro ancianos son miembros del Centro para Personas Mayores STAR, de la calle 187 en el Alto Manhattan, donde les harán una fiesta de Navidad el próximo 20 de diciembre, según informó Verónica White, trabajadora social del centro.

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain