window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-network'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

¡Escuchen!

Si piensa que niños, niñas y adolescentes andan por la vida ajenos a su entorno, está en una equivocación. Lo que sucede es que los adultos pocas veces les preguntan qué piensan.

Ahora que tiene delante 365 días puede integrar a sus propósitos anuales tomar en cuenta la opinión de sus hijos o los niños, niñas y adolescentes que le rodean, más de una vez se llevará una sorpresa y obtendrá de ellos soluciones que jamás se le hubieran ocurrido.

“Los padres y la sociedad suponemos que asumen una actitud más pasiva ante las situaciones (…) pero de ninguna manera un acontecimiento, por trivial que sea, pasa desapercibido para ellos”, asegura Roberto Barocio Quijano, director de Asesores en Educación y Desarrollo Humano.

La asociación civil Red por los Derechos de la Infancia (Redim) lo comprobó. Preguntaron a niños de Jalisco, Chihuahua, Nuevo León, Puebla, Morelos, Distrito Federal y Veracruz cómo observan el cumplimiento de sus derechos. Después se congregaron en la Reunión Nacional Desenredando Ideas y, según Alan Jiménez Reynoso, promotor de los derechos de la infancia en Redim, llegaron a conclusiones y consensos que quisieron difundir a la sociedad.

Ubicaron que sus derechos a un medio ambiente sano y a vivir en un ambiente libre de violencia están vulnerados.

“Tenemos miedo, tristeza, decepción y frustración por la contaminación. (…) Pensamos que todos somos responsables, la sociedad y la inconsciencia de los adultos; también reconocemos que a veces niñas y niños también ensuciamos”, escribieron en una especie de manifiesto.

“Vemos que en México hay muchas violencias, secuestros, robos, inseguridad. Los maestros que le faltan el respeto a los niños, la violencia en las escuelas, de unos niños contra otros; violencia en las familias, recibimos golpes porque algunos papás piensan que con eso nos educan, o a veces desquitan su coraje por los problemas que tienen en su trabajo”, agregaron en el texto que difundieron el pasado mes de noviembre.

Escucha abierta

Al tomar en cuenta las opiniones de niños y adolescentes, los adultos comunican que los respetan y que sus puntos de vista son importantes, lo que abona el desarrollo de su autoestima, considera Barocio Quijano.

“Si los atendiéramos un poco más nos volveríamos más observadores de los procesos por los que atraviesan. No damos a sus respuestas su verdadero valor”, comenta el psicólogo.

Por ejemplo, para atender su preocupación por la contaminación del medio ambiente en el que viven, es importante que los adultos sepan que niños y niñas aprenden más de los hechos que de las discursos.

Por ejemplo, si se les dice que eviten tirar basura o que la separen según su origen, y ven que los adultos a su alrededor no lo hacen, se les está enviando un “mensaje esquizofrénico”, advierte Barocio Quijano.

“Tanto la familia como la escuela son los que enseñan las habilidades sociales que luego ellos aplican en otros ambientes. Los chicos aprenden por sus propias experiencias y lo que viven día a día porque para ellos no es fácil tener un pensamiento formal o analítico”, indica Arlette Ortiz, psicóloga creadora del taller Padres Afectivos y Efectivos.

En el caso de la violencia, niños y jóvenes aprenden a resolver conflictos entre ellos y sus iguales como ven que se resuelven en casa. Si ven que discutir con gritos e insultos, incluso golpes, es como se abordan cosas importantes, darán por hecho que ésa es la única forma de hacerlo.

“Quienes viven en entornos violentos se sienten muy estresados y no tienen la habilidad de escuchar atentamente a otros, no usan sus capacidades verbales para detenerse”, explica Arlette Ortiz.

Además, se ven limitados para crear soluciones alternativas.

Promover la expresión de ideas entre los menores y los adolescentes debe ser un hábito doméstico; aunque no sólo se trata de escucharlos, sino de dialogar para encontrar soluciones a las preocupaciones o simplemente compartir el gusto por lo que los hace sentirse felices.

“Escuchar y observarlos es conocerlos; y saber cómo piensan, es saber cómo van a actuar”, asegura Arlette Ortiz.

Crianza diferente

Niños, niñas y adolescentes que expresan de manera regular sus ideas, gozan de las siguientes habilidades:

  • Resuelven problemas de manera pacífica con sus padres
  • Toleran la frustración y minimizan el conflicto
  • Comparten juguetes y comida en el recreo
  • No gritan ni pegan, no critican ni juzgan
  • Negocian y piden explicaciones
  • Respetan reglas
  • Aceptan las consecuencias de sus actos
Contenido Patrocinado