El video de una periodista china realizando sorprendentes gestos que se volvió viral

Y qué dice eso de la censura en China

El Congreso Nacional del Pueblo (CNP), el legislativo chino, está en plena actividad con docenas de ruedas de prensa coreografiadas al cien por cien.

Desde la preselección de preguntas hasta la censura de algunos contenido sen internet: los miembros del gobernante Partido Comunista utilizan estos eventos para dirigir el mensaje que llega al público.

Pero incluso en esta coreografía, algo puede salirse del guión.

Preguntas pactadas

Si asistes a una rueda de prensa durante el CNP, es más que probable que las preguntas estén pactadas de antemano.

Los periodistas a quienes se les da la palabra suelen haber enviado su pregunta de manera previa al gobierno. Este las revisa y suele contestar con un tímido: “Oh, esperemos que puedas preguntar eso”.

No obstante, parece difícil encontrar a un periodista chino que, por ejemplo, quiera saber algo sobre Siria, Corea del Norte, una posible guerra comercial o el conflicto del Mar de China Meridional en la única oportunidad que tienen al año de encontrarse con el canciller Wang Yi.

Lo que quieren saber es…

Diario del Pueblo: “Gracias moderador. Hola, canciller. Desde el decimoctavo Congreso del Partido, el trabajo diplomático de China ha conseguido logros sin precedentes y el elogio unánime de la sociedad china. Sabemos que 2018 fue el primer año tras el 19º Congreso del Partido Comunista. ¿Cuáles han sido las acciones más destacadas de la diplomacia china este año? ¿Podría hablarlos de ello? Gracias”.

Canciller Wang Yi: “Desde el 18º Congreso del Partido Comunista, y bajo el correcto liderazgo del Comité Central del Partido con el camarada Xi Jinping como núcleo, efectivamente hemos resurgido como un gran poder de la diplomacia con características chinas…”

La sorpresa

Esa tónica, no obstante, se rompió este año.

En una de estas ruedas de prensa, Zhang Huijun, una periodista de American Multimedia TV -vinculada a la cadena estatal china- preguntó al presidente de la Comisión de Administración y Supervisión de Activos, controlada por el gobierno, con su voz más entusiasta y alegre: “China tiene cada vez más y más activos en el exterior tras la iniciativa de la nueva Ruta de la seda. ¿Cómo podemos protegerlos?”

La pregunta pareció ser demasiado aduladora para la reportera del servicio financiero chino Yicai que estaba sentada a su lado, quien comenzó a hacer muecas de extremada desaprobación.

La expresividad de la periodista en cuestión, Liang Xiangyi, fue capturada por las cámaras de televisión y de los celulares de varias personas en la sala.

Sus expresiones faciales no tardaron en convertirse en un fenómeno viral: en cuestión de horas, aparecieron memes, gifs con su imagen e incluso videos de humoristas imitando la escena.

Ante el éxito de este gesto, los censores no tardaron en actuar.

Las publicaciones en redes sociales con su nombre comenzaron a desaparecer y algunos compañeros de profesión expresaron su preocupación por las consecuencias que tendría que afrontar la periodista.

En otros países, el gesto podría ser gracioso… Pero no en China.

Maquinaria de control

Este es exactamente el tipo de situación que el Partido Comunista quiere evitar por todos los medios, porque pone en evidencia en lo que pueden convertirse sus ruedas de prensa: una farsa.

Muchas personas dirían que el error es precisamente de la formación gobernante, por llenar estos eventos de preguntas de este tipo, que incluso suenan delirantes para los propios chinos (acostumbrados a este tipo de actuaciones).

Y si las cosas se pueden salir de control con los medios locales, imagínense la preocupación cuando los periodistas extranjeros participan.

A veces, un funcionario gubernamental, puede que del Ministerio de Exteriores, contacta a los grandes medios y les pregunta si querrían tener la oportunidad de hacer una pregunta durante una rueda de prensa.

Los lectores se preguntarán por qué los miembros del gobernante Partido Comunista se molestan en tratar de atar a este juego a los impredecibles corresponsales.

¿Por qué no, simplemente, prohibir que asistan y dejar que la prensa local, bajo control del gobierno, haga las preguntas que quieren?

La respuesta es simple: porque quieren que vayamos.

El gobierno quiere que la prensa internacional esté en la sala para mostrar a la audiencia china lo importante que es el Congreso Nacional Popular.

¿Participar o no participar?

Todos los eventos del congreso están controlados de alguna manera pero ninguno más que la rueda de prensa del primer ministro, la única que realiza al año y que se celebra el último día.

A su llegada, los funcionarios urgen a algunos de los corresponsales a sentarse en la primera fila, pese a que no tienen ninguna esperanza de que se les dé la palabra.

Lo hacen para que la televisión china les capte con la mano alzada, mostrando cómo toman notas sobre las significativas propuestas del liderazgo chino.

Al principio del congreso, Chris Buckley del diario New York Times pidió a sus compañeros que no dejaran que les utilizaran como herramientas de propaganda.

“Mi plegaria para este CNP: por favor, reporteros, paren el juego de negociar para hacer preguntas dóciles… Una falsa rendición de cuentas no favorece a nadie y nos desacredita”

Hasta qué punto debemos participar en el evento es un tema de debate entre los corresponsales extranjeros en China.

Algunos argumentan que no deberíamos asistir a ninguno de los actos programados e informar de los eventos desde fuera.

Otros defienden que vale la pena enviar preguntas y hacerlas para tratar de sacar lo mejor de una mala situación.

La BBC, por ejemplo, decidió no enviar preguntas para que sean revisadas, lo que significa que no nos dan la palabra.

En otros países, eso no impediría que los periodistas alcen la voz y quizá eso es lo que todos deberíamos empezar a hacer.

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