Editorial: En apoyo a los estudiantes
Todos los sectores sociales deben apoyar la demanda de control de armas
Los estudiantes secundarios están decididos a terminar con las matanzas escolares. No quieren que los adultos vuelvan ignorar la amenaza real que existe en las aulas por falta de leyes que restrinjan la posesión de armas.
Al cumplirse un mes de la masacre de la secundaria de Parkland, Florida cerca de 150,000 estudiantes de 3,000 escuelas de todo el país suspendieron sus clases para exigir cambios en el control de armas. Desde Nueva York hasta Los Ángeles decenas de miles de jóvenes recordaron la tragedia con momentos de silencio, sillas vacías o mencionando los nombres de las 17 víctimas.
La acción está destinada a mantener vivo el movimiento estudiantil surgido a partir del incidente y como antesala para la demostración March for Our Lives del próximo 24 de marzo en Washington DC.
Este activismo en favor del control de las armas de fuego es un ejemplo para todos. Las tragedias que involucran un revólver o un rifle se producen a diario en hogares, en sitios de empleo, en la calles, en la iglesia y en las escuelas.
De todos, son los estudiantes los que reaccionaron.
Ellos son los que no están dispuestos a callar. Ellos rechazan la “normalidad” de que en cualquier momento puede entrar una persona armada y matarlos a todos. Ellos se preparan seguido en las aulas para ese momento. No es manera de estudiar con un ojo en el pizarrón y el otro en la puerta por si entra un asesino.
Es justa la causa para controlar mejor o eliminar las armas de asalto en manos civiles, crear un sistema universal para la averiguación de antecedentes de los compradores y otras medidas de sentido común.
Lo estudiantes merecen el respaldo de los padres, de los maestros y de los adultos a su alrededor.
Ellos necesitan ese apoyo porque su idealismo y compromiso se enfrenta a fuerzas poderosas que se benefician con la abundancia de armas y hacen todo lo posible por mantenerla.
Hay mucha farsa en el Congreso como la reciente aprobación en la Cámara Baja de la medida STOP School Violence Act que destina US$50 millones de dólares para un programa de entrenamiento. Esta es una maniobra, ya que no se dice cómo se financiará, para mostrar una acción.
Hasta ahora no habrá cambios significativos en las leyes sobre el control de armas. Si es por la Casa Blanca o el Congreso todo seguirá igual. El ciclo masacre-lamento-oración-masacre continuara sin interrupción.
El problema con las armas es mucho más que una cuestión de seguridad escolar. Es un complicación social que amenaza al público, que estremece el sistema de salud.
Los estudiantes están levantando la bandera del sentido común. Hay que respaldarlos porque su lucha es la de todos.