Separar a los niños de sus padres en la frontera es cruel y equivocado

Miles de manifestantes tomaron las calles de casi 80 ciudades de Estados Unidos, el 14 de junio de 2018, para expresar su repudio a la decisión del Gobierno de Donald Trump de separar a las familias inmigrantes detenidas en la frontera, lo que calificaron de "inhumano" e "inmoral".

Miles de manifestantes tomaron las calles de casi 80 ciudades de Estados Unidos, el 14 de junio de 2018, para expresar su repudio a la decisión del Gobierno de Donald Trump de separar a las familias inmigrantes detenidas en la frontera, lo que calificaron de "inhumano" e "inmoral".  Crédito: Armando Arorizo | EFE

La reciente decisión de la administración federal de separar a los niños de sus padres en la frontera es cruel y equivocada. Esta viola nuestra primordial creencia católica acerca de la importancia de la unidad familiar como fundamento para la preservación de la dignidad humana y el bien común de la sociedad. La decisión también quebranta el legado y el deber de nuestra nación de preservar y fortalecer los valores familiares. Todo esto, unido a otra decisión de la administración de excluir a las víctimas de la violencia doméstica y organizada de la protección del asilo, va en contra de nuestra historia como un sitio de refugio para las personas expulsadas y desechados ​​y disminuye nuestro legado como nación basada en las esperanzas y energía de los inmigrantes.

Sabemos cómo la revocación total de la política de asilo dejará a nuestros clientes más vulnerables sin recursos legales y con un futuro incierto. Caridades Católicas ayuda cada año a miles de niños no acompañados de muchas formas para que se reúnan con sus familias en este país. Además, representamos a cientos de víctimas de violencia y abuso doméstico en sus casos de asilo. En nuestro trabajo vemos de primera mano el profundo sufrimiento y el posible trauma a largo plazo que sienten los padres y niños pequeños que están separados unos de otros y quienes son transferidos por la oficina de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) a lugares lejanos. Las políticas miopes, mal intencionadas y no basadas en hechos reales como estas causan daño ya que apelan y aumentan los peores instintos en algunas personas. No es mucho más lo que están logran.

Nuestros valores católicos respaldan fronteras seguras, la restricción de inmigración ilegal y un sistema de inmigración legal justo y generoso que proporcione los remedios adecuados para las transgresiones pasadas. Sin embargo, estos no pueden servir como justificación para las políticas de disuasión, separación, detención y exclusión de ciertos inmigrantes y refugiados. Nuestras leyes y políticas deben ser equilibradas y justas, reflejando las aspiraciones de una sociedad justa y compasiva que defienda la dignidad de cada persona. Caridades Católicas continuará respaldando a nuestros hermanos y hermanas y ofrecerá nuestros servicios para ayudar en este angustioso momento y en el futuro.
Nos solidarizamos tanto con oraciones como con obras y acciones.

-Monseñor Kevin Sullivan, director ejecutivo, Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York

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