NYC sufre frío brutal: “Pero al menos aquí no nos estamos muriendo”

La Gran Manzana siente, de manera indirecta, los efectos extremos del Vórtice Polar que en otros estados del país ha causado varias fatalidades

El dominicano Steven Núñez, quien trabaja en la calle entregando paquetes, sufre del extremo frío.

El dominicano Steven Núñez, quien trabaja en la calle entregando paquetes, sufre del extremo frío.  Crédito: Ramón Frisneda

“¡Gracias a Dios!” Con esa simple expresión Steven Núñez definió lo afortunados que somos los neoyorquinos por no estar sufriendo de manera directa los brutales efectos invernales que está provocando en ciudades como Chicago, el fenómeno climático conocido como Vórtice Polar. Pero eso no quiere decir que la Gran Manzana se haya salvado del todo, ya que este jueves se registran temperaturas frías extremas que ya marcaron un nuevo récord, con 3° Fahrenheit en horas de la mañana.

“Esto se siente como Chicago, pero gracias a Dios que no estamos allá, porque esa gente sí lo está pasando mal y aquí por lo menos no nos estamos muriendo”, dijo Núñez, un empleado de FedEx que anda todo el día en las calles de Brooklyn repartiendo paquetes.

El trabajador, de origen dominicano y de 29 años, se refería a las inhumanas condiciones que están soportando los habitantes de estados del centro-norte del país, donde ya se han contabilizado al menos 8 muertos, y donde las temperaturas este jueves se sentían hasta en -27°F.

Y aunque la ciudad de Nueva York no se encuentra en la zona que está siendo afectada directamente por el Vórtice Polar, los efectos colaterales de ese fenómeno invernal han provocado una ‘ola ártica’ que el miércoles trajo una rápida nevada, y que este jueves está golpeando a los cinco condados con un frío extremo, que apenas al mediodía registró 12°F , pero debido al factor de los fuertes vientos, la sensación de congelamiento era de hasta -14° F.

A primeras horas de la mañana las temperaturas este jueves casi rompen el récord anterior, registrado el 14 de febrero del 2016 cuando el termómetro descendió hasta los 2°F, pero con el factor viento el frío se sintió en -15°F.

“Yo me he tenido que poner dos suéteres y dos pantalones debajo del uniforme. Además uso guantes especiales y medias muy gruesas. Es la única manera de poder andar en la calle todo el día”, contó Núñez, agregando que lo único que puede hacer es tratar de terminar lo más rápido posible su jornada, “porque no tengo más remedio que salir a la calle a trabajar a entregar estos paquetes”.

Otros que no tuvieron la opción de quedarse en casa fueron miles de niños que tuvieron que acudir a sus escuelas, luego que el Departamento de Educación de la Ciudad decidiera no suspender las clases este jueves. En horas de la mañana, cuando el termómetro marcaba los insoportables 3°F, se veía a muchas madres acompañando a sus pequeños abrigados de manera extrema.

“Hubiera preferido que las escuelas dieran la opción de justificar las faltas de los alumnos que no pudieran ir”, dijo una madre residente en Queens. “No todos los padres tienen la escuela cerca de la casa. También hay que pensar en los niños que padecen de asma y alergias”.

Y ante las extremas frías temperaturas, que se mantendrán en la Gran Manzana hasta este viernes cuando se sienta entre los 18° y  23°F, la Alcaldía decretó desde el pasado miércoles un ‘alerta climático’ y ordenó a las agencias de la Ciudad tomar medidas extremas para atender posibles emergencias, y garantizar que las personas más vulnerables como los desamparados, los ancianos y los niños estén resguardados del frío.

El Departamento de Servicios de Desamparados (DHS) y la Oficina de Manejo de Emergencia activaron el ‘Código Azul’, que tiene como objetivo principal poner a salvo a los ‘homeless’ que viven en las calles. Además, con esta medida se busca garantizar que cualquier neoyorquino que tenga problemas de calefacción o agua caliente, pueda buscar refugio en algunos de los ‘centros de enfriamientos’ habilitados en toda la ciudad.

Vórtice polar

Es un sistema climático con temperaturas extremas, que se forma por una masa de aire frío y muy denso, que aunque por lo general permanece estacionaria sobre Canadá ocasionalmente se mueve hacia el sur, afectando gran parte del noreste de Estados Unidos.

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