Programa de servicios de jeringas ha sido un “antídoto” para reducir casos de VIH en NYC
Un informe revela que el 47% de las personas que han tenido acceso a esta estrategia de prevención en la Gran Manzana son latinos de barrios pobres.
¿Se trata de un programa que ha generado un gran muro de contención para la expansión de enfermedades de transmisión sexual en la Gran Manzana, o es un esquema que consiente el consumo de drogas inyectables? La controversia quizás nunca termine, pero sobre la mesa hay un dato preciso: el plan de servicios de jeringas del Departamento de Salud de Nueva York, ha reducido de manera significativa el número de casos de infección por VIH, en los últimos 10 años, de acuerdo con los reportes del informe Epi Data Brief.
Un plan que se propuso evitar que los consumidores de drogas inyectables como la heroína, compartieran el uso de jeringas, para frenar una de las vías de riesgo de contagio del VIH y Hepatitis B más directas, empieza a proporcionar algunas tendencias en la ciudad.
El informe en su edición del año 2018, revela que el 47% de todas las personas que se han beneficiado de esta estrategia son latinos, la mayoría hombres, seguidos de un 29% de afroamericanos. Predominantemente de los condados de Manhattan y El Bronx.
Quienes menos han optado por el programa son los residentes de Queens y Staten Island, en ambas localidades, suman 14% del total de personas, que han tenido algún acceso al plan.
La presencia de solicitudes por parte de las comunidades asiáticas es muy reducida, apenas un 2%.
Desde 2008 hasta 2018, el número de jeringas distribuidas por estos programas ubicados en 14 centros, en los 5 condados en la ciudad, registró un aumento de 127%, pasando de 1.98 millones a 4.5 millones.
Este programa de servicio de jeringas (SSPs), está integrado a una serie de otras iniciativas que acerca a las comunidades a esquemas de prevención para el uso de drogas, capacitación en prevención de sobredosis y en algunos casos, dispensación de naloxona, (un tratamiento que actúa bloqueando los efectos de los opiáceos en el cerebro durante una sobredosis), además de servicios de diagnóstico de VIH y Hepatitis.
Gerardo Pineda, coordinador de Vida Positiva de la Comisión Latina de Prevención HIV, considera que las organizaciones que hacen vida en Nueva York han ponderado que “este plan, que finalmente es de reducción de daños a la población que usa drogas inyectables, ha sido uno de los componentes para hacer frente a la infección en la ciudad”.
Opina el activista, que aunque la iglesia y algunos sectores conservadores, lo califican con la etiqueta simplista de “apoyo a los drogadictos”, los resultados desde el punto de vista de la salud pública son obvios.
Agregó Pineda que personalmente ha acompañado a algunos programas SSP y asegura que “más que un apoyo a quienes usan drogas, es un proceso de asesoría, que en algunos casos los puede liberar de la adicción“.
“Nosotros todos los días salvamos vidas. No es solo una cuestión de ofrecer las jeringas, sino que ayudamos a los desamparados, damos un aporte a la salud integral a mucha gente, por ejemplo que está en refugios, sin esto todo sería peor. Aquí se evitan muertes por sobredosis, se frenan los contagios de enfermedades“, comentó a El Diario, un empleado vía telefónica de un SSP en el alto Manhattan, que prefirió no revelar su nombre.
“Los datos reunidos después de 20 años de investigación muestran que los programas de intercambio de agujas y jeringas previenen, controlan y, en última instancia, reducen la prevalencia del VIH y otras infecciones hematógenas en las personas que se inyectan drogas”, valida la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un extenso informe en donde recomienda la adopción de esta práctica por parte de los países.
“Vivo, es un milagro”
A principios de la década de 1990, más de la mitad de los usuarios de drogas inyectadas en Nueva York estaban infectados con VIH, Ruben Osio, un boricua que hoy sobrevive con el virus que le fue detectado en 1994, es uno de ellos.
“Que esté todavía vivo es un milagro. Mi juventud fue un desastre. Me reunía con amigos a compartir una misma aguja, que la podíamos inclusive rehusar dos días seguidos, cuatro y cinco personas. La heroína se ha llevado a varios aquí en El Barrio. Hoy te puedo decir que estoy limpio. Que no uso nada, solo mis medicinas para controlar la enfermedad, con la ayuda de Cristo”.
Cuenta Osio, que en esa época todavía pensaba que el VIH era un “asunto de los gays”, pues era tal la adicción que lo único que lo atraía era el “party”, como denomina las reuniones de intercambios de la droga.
“No usé nunca esos centros que hay ahora, en donde te dan inyectadoras. Son tantas las enfermedades que he tenido todos estos años, que he tenido que atender otras cosas. Eso sí lo perdí todo”, dijo el portorriqueño que hoy comenta no ha podido superar terribles trastornos nerviosos luego de varios años de adicción.
VIH en baja en NYC
- 64% es el descenso de nuevos diagnósticos de VIH en la ciudad de Nueva York, desde que comenzaron a producirse reportes de casos, según los datos del Informe anual de vigilancia del VIH de 2017.
- 2020 es el año que las autoridades de salud de la Ciudad se han planteado para lograr el llamado Ending the Epidemic (ETE), que tiene objetivo frenar por completo los nuevos contagios, a través de una estrategia que incluye múltiples planes. El programa SSP, es apenas uno de ellos.
- 72% de las personas que han tenido acceso al programa de servicios de jeringas, provienen de los vecindarios más pobres de Nueva York.