Actitudes: Fuentes, escritor polémico
Con la desaparición del escritor Carlos Fuentes se cierra una de las épocas doradas de la literatura mexicana del Siglo XX.
Fuentes, autor de más de veinte novelas e innumerables cuentos y ensayos reconocidos a nivel internacional, formó parte de la brillante generación latinoamericana de literatos como Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Mario Benedetti, entre muchos más.
Obtuvo varios reconocimientos destacados a nivel nacional e internacional, entre ellos el premio Príncipe de Asturias en 1994, el premio Cervantes en 1987 y la medalla Belisario Domínguez en 1999.Pero no obtuvo, al menos en vida, el sueño dorado de cualquier escritor de alcanzar el Premio Nobel de Literatura, sin duda la distinción más codiciada en el plano mundial.
Publicó obras de enorme calidad como Aura, La Región más Transparente, La Muerte de Artemio Cruz y Terra Nostra, pero quizás le faltó esa novela que diera la vuelta al mundo como fue Cien Años de Soledad de García Márquez para poder llegar a la ceremonia de los Nobel en Estocolmo, Suecia.
Dejó dos obras listas para publicar que llevan el título de Personas y Federico en su Balcón que saldrán a la venta en los próximos meses y que evidentemente tienen el éxito asegurado.Fue Carlos Fuentes diplomático al igual que su padre y un activo intelectual en el mundo político mexicano y a nivel internacional.Tuvo amigos de la talla de Francois Mitterrand y Bill Clinton además de reconocidos artistas, periodistas, empresarios y académicos.
En los años recientes se proyectó como un analista político a través de sus incisivos y amenos artículos que publicaba en diarios mexicanos e internacionales de prestigio como The New York Times y El País.
Al igual que infinidad de intelectuales mexicanos del Siglo XX, Carlos Fuentes fue un hombre de duras polémicas y de ideas liberales que se fueron transformando al paso del tiempo.
Colaboró con el gobierno de Luis Echeverría como embajador en Francia, fue designado en 1975 pero dos años después renunció al cargo cuando el presidente José López Portillo nombró al expresidente Gustavo Díaz Ordaz como embajador de México en España.
Fuentes fue en su juventud un hombre de izquierda, apoyó abiertamente al régimen de Fidel Castro, sin embargo años más tarde se convirtió en un crítico del comunismo y del gobierno cubano al igual que de otros tantos regímenes totalitarios de Latinoamérica.
Era un mexicano que se movía con una facilidad asombrosa a nivel internacional, igual pasaba temporadas en Nueva York, Londres o París que en su residencia de San Jerónimo del Distrito Federal.
Sus posturas polémicas trascenderán más allá de su muerte, incluso con su controvertida decisión de ser enterrado en el panteón de Montparnasse en donde se encuentran los cuerpos de sus hijos Carlos y Natasha, pero también sus colegas Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre, Julio Cortázar y Samuel Beckett, sin olvidar al exdictador mexicano Porfirio Díaz.
Semanas atrás Carlos Fuentes levantó fuerte discusión cuando censuró con dureza al candidato presidencial Enrique Peña Nieto por su traspié cultural en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. También fue crítico de Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, aunque en su momento respaldó como precandidato a Marcelo Ebrard.
Sin desdeñar sus logros notables, habría que señalar una falla notoria que tuvo Carlos Fuentes como mexicano y que a decir verdad ocurre con frecuencia en nuestro país.
Nos referimos a su lejana relación con la cultura popular y con la educación mexicana. Que recordemos no tuvo fundación alguna ni desarrolló programas en favor de las mejores causas culturales, bueno al menos no ocurrió así en los años recientes.
Por lo demás cabe reconocer el talento, capacidad y el trabajo tan prolífico de este hombre que proyectó a México internacionalmente y que pasará a la historia como uno de los escritores e intelectuales de mayor prestigio.