Sale libre hispana que fingió cáncer para pagarse su boda
Sin embargo, Jessica Vega tendrá que pagar una indemnización de $13,369 a sus víctimas tras comprobarse la acusación de fraude
En la primavera de 2010, la mujer dijo que padecía de un cáncer terminal y que apenas le quedaban unos meses de vida, por lo que empezó a pedir donaciones para disfrutar de una boda de ensueño antes de morir. Crédito: Suministrada
GOSHEN, N.Y. – La hispana que engañó a decenas de personas diciendo que era una paciente de cáncer y así obtener fondos para su boda saldrá en libertad hoy tras cumplir dos meses en la cárcel.
Tras ser sentenciada en la Corte del Condado de Orange por tiempo cumplido, Vega le pidió disculpas a las personas que timó haciéndoles creer que era una enferma terminal.
El Fiscal General de Nueva York, Eric Schneiderman, informó que el juez Robert Freehill condenó a Vega, de 25 años, a pagar una indemnización de 13.369 dólares a sus víctimas tras comprobarse la acusación de fraude.
En la primavera de 2010, la mujer dijo que padecía de un cáncer terminal y que apenas le quedaban unos meses de vida, por lo que empezó a pedir donaciones para disfrutar de una boda de ensueño antes de morir.
Vega recibió miles de dólares en donaciones de ciudadanos de la región neoyorquina de Mid-Hudson, lo que le permitió celebrar en mayo de ese año su enlace por todo lo alto y después irse de luna de miel a un hotel de cinco estrellas en Aruba.
Tras descubrirse el engaño fue acusada de seis cargos de estafa, hurto mayor y falsificación de documentos.
En marzo pasado, Vega se declaró culpable de llevar a cabo un fraude y de posesión criminal de un instrumentos falsos.
El juez Freehill, de la corte del condado de Orange, la sentenció a 300 horas de servicio comunitario, tiempo que ha cumplido después de pasar 8 semanas en la cárcel, así como a otros cinco años de libertad condicional.
Vega además está obligada a pagar 13.368,48 dólares en concepto de indemnización a las víctimas de su estafa, que comenzarán a recibir sus reembolsos en las próximas semanas.
“Aprovecharse de las emociones de la gente haciéndose pasar por una enferma terminal es inconcebible”, dijo Schneiderman, que se congratuló por la generosidad de los neoyorquinos “que ayudaron generosamente a un vecino necesitado y a los que se les devolverá su dinero duramente ganado”.
