Acepta haber matado a niño
Hispano dice que él le quitó la vida al menor desaparecido
NUEVA YORK.- Un hombre hispano dijo haber asfixiado a Etan Patz, un niño de seis años que desapareció en 1979 camino a la escuela, según informó una autoridad cercana al caso, el cual movilizó la voluntad pública para difundir la noticia de los menores desaparecidos y poner sus fotos en las cajas de cartón de leche.
Pedro Hernández fue detenido el miércoles por la noche en Nueva Jersey, según la persona, y era interrogado ayer en Manhattan.
Hernández trabajaba en un comercio en el barrio de Manhattan, donde vivía Patz, y se mudó a Nueva Jersey poco después de la desaparición del niño, según otro policía. En el pasado había sido vinculado al caso y los investigadores recibieron recientemente un llamado telefónico que los alertó, agregaron los policías.
Hernández confesó que asfixió al niño, después colocó el cadáver en una caja, caminó por la calle, y dejó la caja en un callejón, dijo la policía. No se ha recuperado ni el cuerpo ni la caja, y Hernández tampoco ha sido instruido de cargos.
Los investigadores dicen que tratan todavía de confirmar detalles de la versión. El suceso aconteció dos días antes de un nuevo aniversario de la desaparición del pequeño, hoy.
“Les advierto que todavía hay mucho que investigar”, afirmó el exalcalde Michael Bloomberg.
La versión de Hernández no está vinculada con la búsqueda en un sótano de Manhattan en abril, según un allegado a la investigación. Las autoridades dijeron que la excavación del sótano no permitió hallar huesos humanos.
Tanto el allegado a la investigación como los policías hablaron con The Associated Press con la condición del anonimato por no estar autorizados a hablar sobre el caso.
Una mujer que respondió a la puerta en la casa de Hernández en Maple Shade, Nueva Jersey, confirmó que estaba en custodia policial. Los vecinos dijeron que vivía con una mujer y una hija que asiste a la universidad.
Etan desapareció el 25 de mayo de 1979 cuando caminaba solo por primera vez a la parada del autobús escolar, a dos cuadras de su hogar en el vecindario SoHo de Nueva York.
Sus padres, Stan y Julie Patz, no quisieron mudarse, ni siquiera cambiar su número telefónico, en caso de que su hijo tratara de comunicarse con ellos. Todavía viven en el mismo departamento y han soportado décadas de pistas falsas y ausencia de pruebas.
No respondieron un mensaje en que se les solicitó una declaración.