Aseguran que asesino de Etan Patz guardó su cadáver en un frigorífico
Eso alegan fuentes a un diario local
Nueva York – Pedro Hernández, el puertorriqueño acusado recientemente por el asesinato del niño Etan Patz en 1979 en Nueva York, reveló a las autoridades que guardó el cadáver de su víctima en un frigorífico antes de ponerlo en un cubo de basura, informó hoy el diario New York Post.
El rotativo, que cita fuentes de la investigación, publica hoy que Hernández, entonces de 19 años, “puso el cuerpo de Etan entre el hielo en el refrigerador de un sótano antes de colocarlo en la basura”.
Hernández, de 51 años, residente en el vecino estado de Nueva Jersey y detenido la pasada semana tras confesar a la Policía su participación en el crimen, fue acusado el pasado viernes por la Fiscalía de Manhattan de homicidio en segundo grado.
Por esos cargos se enfrenta a un mínimo de 25 años de cárcel y una pena máxima de cadena perpetua en caso de que finalmente sea encontrado culpable.
Las autoridades desconocen, según el mismo medio, cuánto tiempo Hernández tuvo guardado el cadáver de Etan, un niño de 6 años que desapareció el 25 de mayo de 1979 en el barrio neoyorquino de SoHo cuando se dirigía a la parada del autobús escolar y cuyo caso se reabrió en 2010.
En su confesión a la Policía, el imputado -que al parecer padece transtornos mentales- admitió que estranguló a Etan en la bodega en la que trabajaba después de haberlo engañado para que entrara en el establecimiento, ofreciéndole un refresco.
También se ha sabido que el propietario de ese establecimiento hace 33 años era un hombre del que solo se conoce su nombre, Luis, y que utilizaba el sótano de esa bodega y otros dos espacios más que compartía con negocios vecinos para almacenar mercancía y para organizar peleas ilegales de gallos, según el Post.
Los investigadores tratan ahora de determinar si la descripción del lugar mencionado por Hernández y donde ocultó el cuerpo sin vida de Etan Patz coincide con la de esos edificios en esa época para comprobar que está diciendo la verdad.
Igualmente tratan de confirmar con el Departamento de Sanidad de Nueva York los diversos vertederos a los que pudieron haber llegado los restos del niño, como los de Staten Island o el de Fountain Avenue, en Brooklyn, o un incinerador de Gansevoort, en el suroeste de Manhattan.
Un portavoz de ese departamento, Vito Turso, indico al medio que las autoridades policiales planean rastrear en ellos en busca de posibles pistas.
El diario se refiere también a las tensiones que el caso ha suscitado entre el Departamento de Policía y la Fiscalía de Manhattan, pues ésta mostró inicialmente inquietud porque la acusación a Hernández se basaba en una confesión no apoyada por evidencias.
“Solo se tiene a una persona haciendo una confesión y no pruebas que lo corroboren. Esa no es manera de presentar un caso, especialmente en uno de perfil alto como es éste”, dijo la fuente al diario, al que también indicó que “el fiscal no estaba muy contento por tener que darse prisa para la detención. Quería más elementos”.
Por su parte, una fuente del FBI citada igualmente por el Post indicó que los recelos del fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, a ese respecto pudieron ser la causa de que no compareciera junto al jefe de la Policía de Nueva York, Ray Kelly, cuando se anunció la detención.
“Es bipolar”, dijo la fuente del FBI sobre Hernández, al tiempo que reconoció que hubo cierto “escepticismo”.
Hernández está detenido en un centro hospitalario y bajo vigilancia en la unidad de suicidios.
La desaparición de Patz, uno de los primeros menores cuya imagen apareció impresa en cartones de leche por todo EE.UU., conmocionó durante años a la opinión pública y en 1983 el presidente Ronald Reagan declaró el 25 de mayo “Día Nacional de Niños Desaparecidos”.
Hasta ahora, el principal sospechoso había sido José Ramos, que en la actualidad cumple condena en una cárcel de Pensilvania por abusar de otro niño, y contra quien nunca llegaron a presentarse cargos por falta de pruebas.