El ‘Chapo’ reina en el desierto

Miembros de la Patrulla Fronteriza realizan un simulacro  en la peligrosa zona, que es muy transitada por los narcos.

Miembros de la Patrulla Fronteriza realizan un simulacro en la peligrosa zona, que es muy transitada por los narcos. Crédito: Jorge Morales / La Opinión

Segunda de dos partes

TUCSON, Arizona.- Al pie de la sierra Baboquivari se divisa una larga fila de barrotes de acero rojizo. Es la frontera que divide Sasabe, Arizona, con El Sásabe, Sonora. Es parte del territorio desértico de la reserva indígena de los Tohono O’odham, pero también zona de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Intentando cubrirse del intenso sol con la raquítica sombra de los ocotillos del desierto de Sasabe, el agente de la Patrulla Fronteriza, Andy Adame, pone la mirada en territorio mexicano y con su mano extendida, como acariciando todo el horizonte, señala: “Todo este territorio está controlado por ‘El Chapo’ Guzmán”.

Y se refiere tanto al tráfico de drogas como de personas, a quienes muchas veces utilizan para cruzar marihuana, cocaína o heroína a cambio del pago por el servicio del coyote.

El dicho de Adame coincide con los reportes policiacos sobre la presencia en esta zona (desde la caída de los hermanos narcotraficantes Beltrán Leyva) del Cártel de Sinaloa que comandan “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada.

Es una frontera de trasiego de droga tan controlada, que no hay registros notables de violencia como la que ocurre en Chihuahua, Nuevo León, Coahuila o Tamaulipas.

Las pruebas más recientes del control del “Chapo” Guzmán en el desierto de Tucson se registraron a finales de 2011, cuando en una casa de seguridad se decomisaron 10 toneladas de marihuana pertenecientes al Cártel de Sinaloa, y la detención, a principios de 2012, de Fidel Mancinas Franco “El Fidel”.

De 32 años de edad, “El Fidel” era uno de los operadores del “Chapo” Guzmán en los municipios de Nogales, Agua Prieta, Naco y Cananea, en el estado de Sonora, y además de narcotráfico se le fincan cargos por el traslado de 11 migrantes que perdieron la vida en accidentes automovilísticos ocurridos en Arizona.

Hay quienes consideran que Tucson y Phoenix son las bodegas más grandes de droga para “El Chapo” Guzmán.

Por su extensión territorial, con 262 millas de frontera, el sector de Tucson es considerado el corredor más grande de droga hacia Estados Unidos.

De esas millas, 75 pertenecen al territorio independiente de la Nación Tohono O’odham, por donde el cerco fronterizo es prácticamente inexistente.

“Esas 75 millas son las más ocupadas para nosotros. Es una de las áreas más activas que tenemos a lo largo de la frontera de Arizona, que es de 388 millas”, señaló Manuel Padilla Jr., subjefe de la Patrulla Fronteriza en el sector de Tucson.

“Aquí hemos visto casos de migrantes que traen droga y que son forzados a traer la droga como parte del pago”, agregó.

Los narcotraficantes obligan a los migrantes a utilizar zapatos especiales, cubiertos con telas, forraje o alfombra para no dejar huellas que puedan ser seguidas por los agentes fronterizos.

Además del uso de migrantes y de caballos o mulas para el tráfico de droga, los túneles de drenaje existentes entre las dos Nogales, es otra de las vías por las que suelen usar los narcos.

De ser un cuerpo de vigilancia que solía perseguir migrantes que cruzan la frontera en busca de una mejor vida, la Patrulla Fronteriza se ha convertido prácticamente en una corporación antinarcóticos.

“Estamos viendo un volumen mucho menor de personas, en el 2000 arrestamos a 616 mil y el año pasado a 123 mil”, expuso Padilla.

Sin embargo, en cuanto a droga se refiere, la Patrulla Fronteriza aumentó la cantidad de marihuana decomisada en 360% del año 2000 al 2010.

Es decir, en el año 2000 se decomisaron 240,398 libras (109 toneladas) de marihuana, mientras que en el 2010 subió a 864,325 libras (392 toneladas).

Otro dato sobresaliente de cómo esta frontera es el corredor de narco, es que el 53% de todo el dinero decomisado al narco ocurrió en Tucson y Phoenix.

El subjefe de la Patrulla Fronteriza considera que gracias al despliegue de más agentes (el doble desde el año 2000) y la instalación de herramientas tecnológicas como cámaras infrarrojas y sensores, han podido desempeñar un mejor trabajo.

“Pero cuando hay mucha vigilancia en una zona, los contrabandistas se van a otras áreas más difíciles”, apuntó Padilla. “Ahorita a donde se están yendo, es al territorio de los Tohono O’odham”.

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