Ya levita en Los Ángeles

Levitated Mass, la nueva e inmensa escultura de LACMA se inauguró ayer

'Levitated Mass', de Michael Heizer, está en el LACMA.

'Levitated Mass', de Michael Heizer, está en el LACMA. Crédito: Josep Parera / La Opinión

Aparece colgada, en medio de un pasadizo y separando dos mundos: el metropolitano al sur –ejemplificado por la colección de lámparas Urban Light, de Chris Burden– y el más árido, que representa el desierto y que ahora, gracias a la obra escultórica del californiano Michael Heizer se asienta solemne en el campus del LACMA, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles.

Ayer por la mañana, el artista –que se mantuvo en silencio durante toda la velada– acompañó a directivos del museo, como Michael Govan, su Presidente, y Terry Semel, su Co-Director, y a representantes políticos, como el alcalde de la ciudad, Antonio Villaraigosa y el supervisor del condado, Zev Yaroslavsky, en la inauguración de Levitated Mass (Masa Levitada), la pieza arquitectónica que pretende erigirse como un nuevo referente de la metrópolis californiana.

Son 340 toneladas de granito –21 1/2 pies de largo y de ancho– apoyadas en un pasillo de 456 pies de largo que ha tardado 43 años en llevarse a cabo.

Heizer pensó en Levitated Mass en 1969, pero no fue hasta hace cinco años que se convirtió en una posibilidad.

La pieza, que procede de una cantera en Jurupa Valley, tuvo que trasladarse desde ese lugar hasta LA durante once jornadas nocturnas, el pasado marzo, que fueron seguidas de por decenas de miles de ciudadanos en las 22 ciudades que atravesó.

Zev Yaroslavsky, durante la ceremonia de inauguración, expresó que Levitated Mass “es una adición maravillosa al museo y al condado. Esta obra se va a convertir, junto a Urban Lights, el Disney [Concert] Hall y el Hollywood Bowl, una de las visiones y vistas icónocas de la región”.

Por su parte, Antonio Villaraigosa aportó una perspectiva ecológica al indicar que “esta es una gran oportunidad para recordar que vivimos en un área árida, que tenemos que conservar agua, proteger el clima. Esa es la lección educativa que surge de [esta obra]”.

“Gracias Michael”, prosiguió dirigiéndose al artista nacido en 1944, “por traer el desierto a Los Ángeles y recordarnos que tenemos la responsabilidad de proteger nuestro clima”.

Michael Govan hizo referencia al silencio verbal del artista al afirmar que “Michael se ha dedicado a crear arte que habla por sí mismo. Y esto es lo que hace, muy claramente, esta pieza. Michael ha creado una pieza clave para nuestro tiempo, para nuestro lugar. ´Ha creado una pieza de arte moderna y abstracta, desafiando conceptos tradicionales de la escultura”.

“Yo la leo como una serie de oposiciones viscerales: peso y ligeraza, masa y vacío, arriba y abajo, orgánico y hecho por el hombre, naturaleza y cultura. Cada uno lo lee como quiere. Esta creación es mejor que las creadas en civilizaciones antiguas, porque no es una expresión del poder de dioses o reyes, sino de la gente, del visitante de un museo. Es un monumento a nuestras aspiraciones como gente”, terminó.

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