El problema de licencias de conducir que impactó a indocumentados en Nueva York
Estudio revela los daños, incluida la deportación, que enfrentaron los inmigrantes
La prohibición de otorgar licencias de conducir a indocumentados en Nueva York entre 2001 y enero de este año aumentó el aislamiento social y los riesgos a la salud de los indocumentados que residen en este estado, así como de su familia, de acuerdo con un estudio dado a conocer este martes.
A raíz de los atentados terroristas del año 2001 –antes de esa fecha los indocumentados manejaban en Nueva York– y hasta enero de este año se exigía el Número de Seguro Social a los que solicitaban un carné de conducir y el registro de un coche, lo que impidió que los indocumentados pudieran hacer esos trámites.
Como resultado, muchos trabajadores agrícolas latinos en el oeste y centro de Nueva York se hallaron atrapados, en necesidad de manejar pero sin poder hacerlo de forma segura y legal, indica el estudio “Condenados si manejas y condenados si no lo haces” del Departamento de Antropología de la Universidad pública del estado de Nueva York (SUNY).
El estudio indica que los inmigrantes enfrentaron factores geográficos, como la distancia entre fincas y el centro de los pueblos, las condiciones climáticas que no les permitían el uso de transporte alternativo como bicicletas y la falta de transporte público en la zona rural.
Destaca además el estudio que para poder cubrir sus necesidades básicas, como alimentación, visitar a sus familiares y amigos o servicios médicos, los trabajadores agrícolas recurrían a varias tácticas y la más común fue pagar a una persona que les transportase, pese a ser poco fiables o costosos, lo que puso más presión al presupuesto familiar.
“Entrevistados dijeron no haber podido conseguir acceso urgente a cuidado médico para sus hijos enfermos y que incluso recurrieron a tomar medicamentos veterinarios en la desesperación de no poder conseguir transporte hacia una instalación médica”, indicaron las autoras del estudio, las profesoras Jennifer Guzmán y Melanie Medeiros.
El pasado año, y luego de una larga y ardua lucha, la legislatura de Nueva York aprobó la ley que permite a los indocumentados obtener una licencia de conducir, que entró en vigor el pasado diciembre.
Guzmán y Medeiros destacaron además que la región donde viven estos trabajadores está localizada a unas 100 millas de la frontera con Canadá, donde la Patrulla Fronteriza está autorizada a circular, interrogar y detener personas.
Asegura además el estudio que en esa zona las agencias locales del orden y agentes cooperan con la Patrulla Fronteriza cuando interactúan con individuos que no hablan inglés o no tienen carné de conducir.