Artistas crean centro comunitario en Sunset Park

La Casita Comunal ofrecerá cursos y servicios de bajo costo para toda la familia.

"Hay mucha creatividad en Sunset Park y siempre nos sobran las ideas, pero para eso necesitamos mucha ayuda', dice sobre La Casita Comunal, Vanessa Cardinale, pastora asociada de la iglesia luterana La Trinidad.

"Hay mucha creatividad en Sunset Park y siempre nos sobran las ideas, pero para eso necesitamos mucha ayuda', dice sobre La Casita Comunal, Vanessa Cardinale, pastora asociada de la iglesia luterana La Trinidad. Crédito: Carolina Ledezma / EDLP

Brooklyn – Sunset Park tiene un nuevo espacio pensado para la gente. La Casita Comunal, en el 414 de la calle 45, es ahora un oasis creativo y comunitario como no hay otro en este vecindario de Brooklyn.

Un colectivo de artistas de Sunset Park, junto al reverendo Samuel Cruz de la iglesia luterana La Trinidad, fueron los responsables de poner este centro en marcha para toda la familia. En él se ofrecerán clases gratuitas y de bajo costo de música, arte y deportes.

“Esta idea nació hace un par de años cuando 15 artistas locales nos unimos para hacer trabajo comunitario, especialmente con los jóvenes”, expresa Dennis Flores, de 36 años, cineasta de raíces puertorriqueñas quien dictará talleres de cine y documental en La Casita. La programación del centro incluye lecciones de yoga, zumba, guitarra, percusión y, próximamente, música tradicional afrocaribeña y grabado.

En el futuro tendrán clases de flamenco y clases de nutrición para niños, además de brindarán servicios de consultoría legal para inmigrantes. La casa de tres pisos tendrá una sala para proyectar películas, otra de computadoras y un espacio para albergar grupos comunitarios que hoy no tienen donde reunirse.

“Queremos que sea un lugar de encuentro para todos”, asegura la pastora asociada de La Trinidad, Vanessa Cardinale.

El centro apenas comienza a germinar. En sólo dos semanas que lleva activo se han inscrito unas 20 personas, según dice Cardinale, pero aún buscan incrementar su clientela. La mayoría de usuarios son hispanos, pero la meta es atraer un público tan diverso como es la población de Sunset Park.

Muchos de los facilitadores trabajan voluntariamente o cobran honorarios mínimos para que el proyecto se fortalezca. Maritza Arrastía, instructora de yoga y escritora boricua, dicta sesiones cada jueves por la mañana y la noche.

“No hay un sitio así para que la comunidad se reúna, realice actividades culturales y decida qué hacer de una manera muy democrática”, comenta quien también aspira dar talleres de escritura y alfabetización.

Ahora lo más importante es correr la voz en la comunidad. Para ello están organizando dos eventos benéficos, en agosto y septiembre, para informar a los vecinos y reunir fondos para su funcionamiento.

“Hay mucha creatividad en Sunset Park y siempre nos sobran las ideas, pero para eso necesitamos mucha ayuda”, dice esperanzada Cardinale.

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