La subida desigual de precios penaliza a hogares de bajos recursos
Comer en casa costaba en junio un 5,6% más que hace un año
Después de tres meses de coronavirus y caídas de precios, el costo de la vida volvió a subir en junio.
No todo fue más caro pero sí se pagó mucho más por la gasolina y la comida. Eso hizo que el conjunto de los precios fuera un 0.6% más caro en junio que en mayo.
La composición de estos porcentajes es algo engañosa. Inicialmente la inflación es baja, en detalle, sin embargo quienes gastan una buena parte de sus ingresos en alimentos, las familias de bajos ingresos, ven como cada vez salen con menos dinero y menos contenido en las bolsas del supermercado.
El índice que registra los precios de la energía subió un 5.1% debido al aumento del 12.3% de las gasolina y en el caso de los alimentos el incremento fue del 0.6%. En el caso de la comida, esta no ha dejado de subir desde principio de año y, de hecho, durante la pandemia se ha encarecido fuertemente. Si se compara con junio de 2019, ir al supermercado es ahora un 5,6% más caro.
Una vez retirado el efecto de estos gastos volátiles, energía y alimento, la subida de la inflación es de apenas un 0.2% y un 1.2% entre junio de 2019 y de 2020.
Con el repunte de la actividad durante junio y la estabilización del petróleo la energía ha dejado de caer de precio pero aún no se nota en el cómputo de los últimos 12 meses.
El mes pasado, además de gasolina y comida también subieron de precio los seguros de autos, ropa, vivienda y servicios médicos. En los últimos 12 meses tener una vivienda es un 2.4% más caro y visitar a su médico, hospital, pediatra o dentista cuesta un 6% más.