Zucker rechaza que readmitir ancianos con COVID en residencias disparara los fallecimientos
Nueva York sigue sin tener una cifra sobre los muertos en estos hogares
“Me deja perplejo”, dijo el lunes el senador estatal James Skoufis, al comisionado de Salud del estado de Nueva York, Howard Zucker. Y contrariado, a juzgar por el tono con el que lo dijo cuando el comisionado le dijo que no se sabe aún con certeza cuántos ancianos que vivían en residencias han fallecido por COVID-19.
Es un dato que sigue sin conocerse el lunes después de más de dos horas se preguntas al comisionado por parte de los legisladores en Albany.
Los ancianos que fueron transferidos a los hospitales no se han contado como fallecidos en los hogares de residencia, sino en el hospital, lo que deja inconsistencias en los datos con los que juzgar qué ha fallado y cómo se pueden mejorar políticas y protocolos con respecto a unos hogares donde se calcula que han podido fallecer más de 6,500 residentes. Se teme que la cifra termine siendo mucho más elevada.
Skoufis lamentaba que la Administración, que ha tomado decisiones basadas en datos, “como debe ser”, en este caso no tenga todavía los elementos para conocer los pertinentes a una de las áreas donde más cruel ha sido el paso del COVID.
Preguntado sobre los datos de residentes transferidos a hospitales, Zucker explicó que se quería evitar contar dos veces un fallecimiento, algo que a los legisladores adujeron que no pasa en ningún estado según la información que tienen y donde si se cuentan a estas víctimas.
El comisionado reiteró que fue el personal y los visitantes de estas residencias los que llevaron el virus a los mayores desde febrero cuando no se habían encendido aún las alarmas ni se había cerrado el país a las llegadas de Europa, desde donde Zucker dijo que llegó el virus. En aquel momento, no se hacían ni tests ni se examinaban síntomas pero en mayo, explicaba el comisionado, 37,000 empleados de las 613 residencias del estado estaban afectados por la enfermedad y expusieron a los ancianos sin saberlo.
Uno de cada tres empleados tenía el COVID, según los datos del departamento.
Una vez más el comisionado tuvo que responder a la decisión de dejar volver a las residencias a ancianos que estuvieran medicamente estables pero batallando con la enfermedad, una decisión que se rescindió el 10 de mayo, y que se sospecha que pudo haber influido a la hora de multiplicar los contagios.
Zucker desestimó esta tesis y explicó que el momento en el que más muertes se registraron, el 8 de abril, fue mucho antes que se implementara esta política. Con respecto al 10 de mayo, el comisionado dijo que no se dio marcha atrás, que esa era “una falsa narrativa”, sino que las residencias no podían aceptar a enfermos que no pudieran ser cuidados en ellas.
El comisionado, que dijo tener que referirse en otro momento a algunas cuestiones por falta de datos, dijo que el Jacob Javits Center o el buque médico que llegó a Nueva York no cumplían los requisitos para albergar estos enfermos.
Zucker explicó que la Administración está haciendo inspecciones por sorpresa y a veces por la noche en las residencias. De momento se han hecho más de 1,300 y oyó a los legisladores quejarse de los problemas de aislamiento de los mayores que aún no pueden tener un régimen de visitas. El comisionado dijo que lo entendía pero que quieren evitar contagios.
La maratoniana comparecencia en Albany en la que también anticiparon activistas, enfermeras, y especialistas en geriatría se extendió durante todo el día y al cierre de esta edición, a las 6.30 PM, aún estaba abierta.