La abuela más longeva de Estados Unidos cumple 116 años

La celebración de su cumpleaños se vivió de forma distinta debido al COVID-19

Fiesta de cumpleaños.

Fiesta de cumpleaños. Crédito: Pixabay

La estadounidense de mayor edad acaba de celebrar su 116 cumpleaños, rodeada de varias generaciones de su gran familia.

Nacida en el condado de Lancaster, Carolina del Sur, Hester Ford ha vivido dos guerras mundiales y dos pandemias. Madre de 12 hijos, es la matriarca de una gran familia. Tiene 68 nietos, 125 bisnietos y 120 tataranietos.

Muchas personas pasaron por la casa de Ford el pasado sábado 15 de agosto. Querían mostrarle que, a pesar de la pandemia, se acordaban de su cumpleaños y quería celebrar un día tan especial de manera segura. Simplemente se acercaron y le dejaron regalos en el camino de entrada a su casa.

La edad oficial de Hester está en disputa, informa Charlotte Observer. Los documentos de la Oficina del Censo de EE.UU. afirman que nació en 1905, mientras que un conjunto separado de documentos de la Oficina del Censo afirman que nació en 1904.

Pero ya sea que cumpla 115 o 116 años, ahora es la persona viva de mayor edad en Estados Unidos, según datos compilados por el Grupo de Investigación en Gerontología.

Hester sería la tercera persona viva más vieja del planeta si tuviera 116 años, pero sería “solo” la sexta mayor si tuviera 115 años. Sin que nadie lo sepa con certeza, las pancartas de cumpleaños de Hester proclamaban con orgullo un “feliz cumpleaños 116”.

La propia Hester no está segura de por qué exactamente ha vivido tanto tiempo y simplemente afirma “que vive bien, eso es todo”.

Hester se casó con John Ford a la edad de 14 y dio a luz a su primer hijo a la edad de 15 años, informa WBTV.

Mientras John trabajaba en una acería local, Hester dedicó su tiempo al cuidado de la casa, la granja y, por supuesto, a sus 12 hijos. John Ford murió en 1963 a la edad de 57 años, por lo que Hester ha vivido el doble que su difunto esposo.

Según los informes, la anciana tuvo la suerte de no necesitar tratamiento hospitalario hasta que no cumpió 108 años. Vivió en su propia casa sin asistencia hasta esta edad. Tres de sus hijas se habían mudado con ella en los últimos años.

Antes de la pandemia, Hester todavía asistía a misa el primer domingo de cada mes y se dice que todavía tiene la cabeza bien puesta y está completamente lúcida. Puede alimentarse sola y caminar distancias cortas con la ayuda de un andador.

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