Ganó $210 millones en la lotería pero murió y no creerás lo que hizo con su fortuna
Sin duda, una gran lección de generosidad y amor al prójimo
Fue en 2011 cuando a un hombre originario de Edimburgo, Escocia, llamado Colin Weir le cambió la vida, junto con su esposa Christine, luego de haber sido los afortunados ganadores de un premio de lotería equivalente a $210 millones de dólares.
A casi 10 años de este acontecimiento, la vida de Colin efectivamente dio un giro de 360°, aunque no necesariamente para bien, ya que pasó por tragos amargos tras volverse millonario y en diciembre pasado falleció tras una larga lucha contra una enfermedad renal.
Pero, ¿qué ocurrió con todo el dinero que ganó?
Lo primero que debes saber es que luego de tener un matrimonio feliz, a los pocos años de haber ganado la lotería, se divorció de su esposa, por lo que en los juzgados fue obligado a compartir el 50% de su dinero con su exmujer.
Según publicó Daily Mail, Colin habría gastado en vida la mitad del dinero que se quedó en algunos lujos personales, como por ejemplo, comprando muebles, joyas y obras de arte valuadas en unos $250,000. También compró varios autos clásicos y de lujo, así como 3 caballos purasangre, así como una exclusiva residencia en Palma de Mallorca, en España.
Un hombre generoso
Pero quienes conocieron de cerca a Weir aseguran que era una persona que se preocupaba por los demás, en especial por sus seres queridos, es por ello que una parte de su dinero lo utilizó para comprar casas para algunos de sus familiares, amigos e incluso vecinos.
También en vida realizó diversas donaciones a organizaciones caritativas, así como al Partido Nacional de Escocia (SNP), para que continúen con su lucha independentista; otra de sus buenas obras fue crear becas para jóvenes deportistas.
Otra de las grandes cosas que hizo fue que siendo gran seguidor del Partick Thistle Football Club, equipo que actualmente milita en la tercera división del fútbol de Escocia, liquidó una deuda de $11 millones de dólares que tenía el club y les dio otros $3,5 millones para la creación de un centro de entrenamiento para futuras promesas.
Sin duda, Colin sabía que al morir, no se llevaría consigo nada y qué mejor que disfrutar y compartir en vida.