A votar en contra del odio y la violencia

La presidencia de Donald Trump es caótica, engañosa y divisiva con un mandatario que rompió las normas de civilidad, integridad y convivencia política. La campaña de reelección es eso mismo elevado a la décima potencia.

El discurso desesperado de Trump se basa en mentir y denigrar a su rival. No hay ninguna promesa ni oferta de lo que hará en el próximo período, sino más de lo mismo. Un disco repetido de “América será otra vez grande” igual que en 2016 como si él presidente no fuera responsable de nada de lo ocurrido en los últimos cuatro años.

La diferencia es que en 2016 se llegó a un clima electoral normal. Lo distinto era un candidato inusualmente ruidoso, mentiroso y provocador. Ese candidato hizo que hoy la elección sea una réplica del clima que construyó por cuatros años.

La tensión creada por un presidente que dio todas las señales de no aceptar un resultado electoral en su contra se siente a lo largo de la nación. Trump en su estrategia destruyó parcialmente la credibilidad del proceso.

La destrucción de la civilidad electoral está a la vista. La campaña de Joe Biden en Texas tuvo que cancelar un evento ante la agresividad de los simpatizantes de Trump que con sus vehículos rodearon el autobús del demócrata. 

Trump ha prometido un ejército de simpatizantes vigilando los centros de voto. El presidente dice que es para garantizar la seguridad. La verdad es intimidar a los votantes y dar un tono irregular a todo el proceso. 

La policía va a estar en alerta en distintas ciudades de la nación para evitar incidentes durante el comicio. El temor es que va a pasar después.

 La administración Trump está dispuesta usar desde los agentes de la Patrulla Fronteriza hasta efectivos militares para reprimir manifestaciones en su contra. Ya lo hizo en el pasado 

Su mensaje destructivo que alimentó el fuego del racismo, y las protestas en su contra, causó un ambiente de violencia y de legitimidad para el accionar de milicias supremacistas y otras que demostraron con los hechos solo buscar el caos. Ellas dicen estar listas para “pacificar” protestas. 

Hace cuatro años en su discurso de inauguración dijo que iba a dar fin a una supuesta “carnicería” que había en Estados Unidos. Hay más de 230,000 fallecidos  y un récord actual de casos diarios de coronavirus mientras que Trump le echa la culpa a los médicos de inventar muertos. Hoy tenemos otro tipo de carnicería en la noche electoral por el ambiente electoral que el presidente creó.

A pesar de toda la tormenta creemos en el poder del voto como fuerza de cambio. En la fuerza  del rechazo popular a este presidente. Incluso en medio del caos y la violencia creada por Trump.