Además de la dieta, hay otros factores que pueden infliuir en tu salud intestinal, como el estrés crónico, el uso de antibióticos y otros medicamentos, dormir poco y el consumo de alcohol.
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Además de la digestión, la salud intestinal está relacionada con el estado de ánimo, la salud mental y el sistema inmunológico.
La microbioma en nuestro cuerpo está formada por millones de bacterias, hongos, parásitos y virus. La mayor parte se encuentra en el intestino delgado y grueso, a estas colonias se les llama flora intestinal o microbiota intestinal. En ella hay microbios que son útiles y otros potencialmente dañinos.
Cada persona tiene una red de microbiota completamente única. La microbiota estimula el sistema inmunológico, descompone los compuestos alimentarios potencialmente tóxicos y sintetiza ciertas vitaminas y aminoácidos.
En una persona sana, hay un equilibrio y conviven sin problemas la microbiota simbiótica (beneficiosa) y la patógena (promueven enfermedades). Pero si hay una alteración en ese equilibrio (disbiosis) el cuerpo puede volverse más susceptible a las enfermedades, explica la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Cuando el intestino no está en su momento más saludable suele mandar distintas señales. Aquí cinco de ellas:
Los gases se originan por el aire que tragamos y también cuando las bacterias en el intestino grueso descomponen ciertos alimentos sin digerir. Expulsar gases entre 13 y 21 veces al día es normal, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.
Cuando tienes exceso de gases, hinchazón, estreñimiento, diarrea y acidez estomacal pueden ser signos de un intestino enfermo, según publica Healtline. Un intestino equilibrado tendrá menos dificultades para procesar los alimentos y eliminar los desechos.
Las intolerancias alimentarias suceden cuando hay dificultad para digerir ciertos alimentos. De acuerdo a Gut Microbiota for health, las infecciones bacterianas y virales, o el agotamiento de las cepas bacterianas protectoras en el intestino, se han relacionado con el aumento de la pérdida de tolerancia.
El insomnio o la falta de sueño, y en consecuencia fatiga crónica, puede ser señal de intestino enfermo. La mayor parte de la serotonina del cuerpo, una hormona que afecta el estado de ánimo y el sueño, se produce en el intestino.
Los péptidos intestinales controlan la señalización entre el intestino y el cerebro (y viceversa). Si este equilibrio hormonal se rompe, puede contribuir a la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo, explica Mind Body Green.
La piel también tiene un propio microbioma y las bacterias en el intestino influyen en las bacterias en la piel. Si hay un desequilibrio en el intestino, este puede causar un desequilibrio en la piel, lo que resulta en acné, dermatitis atópica y psoriasis.
Otra señal de que puedes tener un intestino no saludable es el aumento o pérdida de peso sin hacer cambios en la dieta o ejercicio.
Un desequilibrio en el intestino también puede provocar un aumento de los antojos de azúcar. A los diferentes tipos de microbios les gustan los diferentes alimentos, los que les ayudan a crecer. Los azúcares agregados pueden disminuir la cantidad de bacterias buenas en el intestino. La dieta juega un papel importante en determinar qué tipos de microbios viven en nuestros intestinos.
Además de la dieta, hay otros factores que pueden infliuir en tu salud intestinal, como el estrés crónico, el uso de antibióticos y otros medicamentos, dormir poco y el consumo de alcohol.
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