JLo aporta glamour y Enrique Iglesias euforia a gira en EEUU

Enrique Iglesias triunfó en su concierto en el Honda Center de Anaheim junto a Jennifer López.

Jennifer López en concierto.

Jennifer López en concierto. Crédito: René Miranda / Especial para La Opinión

Jennifer López podrá tener todo el glamour y toda la fama, pero en el escenario la sencillez y coquetería de Enrique Iglesias, imperaron.

Enrique hizo bailar, reír y, literalmente, provocar el delirio de las más de 18 mil almas que asistieron el sábado por la noche al concierto en el Honda Center de Anaheim.

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La presentación de JLo no defraudó exactamente, pero al parecer la audiencia prefería observarla que seguir la fiesta. Los ojos de la audiencia estaban fijos en ella, en sus movimientos de cadera, en sus bailes sensuales y su vestuario. A pesar de sus esfuerzos por elevar esa adrenalina, no lo consiguió del todo.

Al unir el talento de esas dos estrellas latinas de pop -muy bien aceptadas entre públicos de diversas etnias- se puede decir con firmeza que este tour será uno de los conciertos más memorables del año, especialmente por la calidad de la producción.

Iglesias y López tienen casi seis semanas en un tour con el que recorren varias ciudades de Canadá y Estados Unidos. No obstante, tuvieron que cancelar uno de los dos conciertos previstos en el Honda Center -que no se llenó en su totalidad- sin que nunca se aclarara el motivo.

Y aunque el concierto estuvo liderado por López e Iglesias -sin pasar desapercibida la presentación de Frankie J, quien comienza carrera en la industria-, la llegada del cantautor rapero Pitbull, para compartir escenario con ambos fue un plus que la gente agradeció.

Enrique no trajo nada nuevo: de hecho repitió parte del show Euphoria, el tour con el que ha recorrido el mundo desde hace dos años, pero eso no importó. Fue el que armó la fiesta.

Las emociones afloraron. El Honda se convirtió en una gran discoteca desde el primer tema Tonight. A medida que iba desgranando otros éxitos como I like How It Feels, Escape o Just Want To Be With You, la temperatura musical y física -que de por sí ya era alta- no paró de subir.

De sus populares temas en español cantó No me digas que no y Bailamos.

Enrique no necesita de glamour para enloquecer a sus seguidoras. Con la imagen que lo define –jeans, camiseta y gorra–, fue como se presentó. Pero es su sencillez, su encanto y ese contacto infalible con el público, lo que arranca la admiración de hombres y mujeres.

Tanto así, que Enrique puede darse el gusto de hacer lo que quiera, haciendo gala de su coquetería. Incluso de besar a una mujer casada en la boca, con el permiso de su marido y frente a él mientras entonaba Hero.

La hora y media que correspondió al intérprete de I Like It, fue realmente un desborde de emoción, que se derrochó aún más cuando Pitbull lo acompañó en ese tema y en Come & Go.

Enrique se despidió “bañado” de confeti blanco que cubrió también a toda la audiencia. Una decena de pelotas gigantes bailaron entre las manos del público.

Así dio paso al espectáculo de su gran amiga.

Luego de un cambio de escenografía, la presencia de JLo se veía venir y el primero en representarla fue Casper Smart, su novio y director de coreografía, quien caminaba entre la gente para llegar hasta en medio del recinto para supervisar el escenario.

No pasó desapercibido. La gente le pedía el saludo, le palmeaba la espalda y le tomaba fotos como si se tratara de una celebridad.

López abrió su presentación. Un enorme telón con sus iniciales cayó al escenario y entonces ocho bailarines con sombreros de copa y cola, anunciaban lo que parecía ser un musical estilo Broadway.

La Diva del Bronx, como también la llaman, ascendió al escenario de un elevador subterráneo, con un sofisticado atuendo de plumas, que luego dejó ver su silueta con un traje pegado al cuerpo con aplicaciones brillantes.

Con ese primer baile, la cantante parecía haber dejado paralizado al público con su imponente presencia. La euforia que había causado Enrique, con ella se acabó y otros sentimientos afloraron: la admiración.

El público se concentró en observarla, sobre todo los hombres, aunque por momentos esa quietud se rompió cuando apareció nuevamente Pitbull para cantar con ella On The Floor.

Luego apareció con un pantalón flojo, un top y una gorra cubierta de cristales, el llamado bling-bling, un estilo característico de los barrios del Bronx, de donde dijo sentirse orgullosa de ser. Entonces interpretó Jenny From The Block.

Antes de interpretar Dance Again, en donde baila de manera exótica al lado de su novio y fue acompañada por el rapero de origen cubano, se proyectó un video de ella y Smart, en donde aparecen coqueteando y haciéndose arrumacos.

En otro video mostró su lado maternal y compartió con el público varias fotografías y videos de sus hijos, y entonces interpretó de manera muy emotiva Until It Beats No More.

Jennifer López había dicho adiós pero volvió para despedirse en medio de una lluvia de confeti, fuegos pirotécnicos y un impresionante espectáculo de luces.

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