Restaurantes y bares de la Gran Manzana están muy lejos de volver a recibir clientes en el interior
Con un tasa de infección por COVID-19 de 8.4% en la ciudad, las autoridades no ven cerca que estos negocios puedan normalizar sus operaciones, lo cual es una terrible noticia para miles de familias hispanas
Apenas el gobernador Andrew Cuomo mencionó que ante el leve descenso de los casos de COVID-19 en Nueva York empezaría a abrir la válvula económica y a eliminar restricciones, miles de propietarios y trabajadores de la castigada industria de los restaurantes en la Gran Manzana, recibieron una bocanada de aire luego de 10 meses de marchas y contramarchas que tiene en la ruina a por lo menos la mitad de estos negocios.
Pero la verdad, es que nada sobre la mesa indica que este sector pueda ver pronto una luz de normalización.
Este martes la Asociación de Restaurantes del Estado de Nueva York (NYSRA) exigió a las autoridades de Salud que permitan nuevamente el servicio interior limitado al 25% de los clientes y elimine el ‘toque de queda’ que limita el horario de cierre a las 10 de la noche, para que estos establecimientos puedan iniciar la empinada cuesta de su recuperación.
“Todos estamos de acuerdo en que necesitamos reabrir la economía o no quedará nada por reabrir. Instamos al estado a dar algunos pequeños pasos en esa dirección. Cualquier ayuda contribuirá en gran medida a la supervivencia a largo plazo de muchos de nuestros restaurantes”, dijo Melissa Fleischut, presidenta y directora ejecutiva de NYSRA, en un comunicado.
Pero el Gobernador ante las presiones fue muy claro: “El comedor interior tiene una realidad muy específica en la ciudad de Nueva York y, en este momento no estamos contemplando ningún cambio“.
Más acciones legales
El gremio de esta industria emblemática de la Gran Manzana apunta a seguir presionando la reapertura incluso con nuevas acciones legales en los próximos días.
Andrew Rigie, quien dirige la NYC Hospitality Alliance, interpreta que hay un “trato discriminatorio” con la ciudad.
“Son interminables las restricciones del gobernador Cuomo que mantienen cerrados los comedores interiores de la ciudad de Nueva York, mientras que están abiertos en el resto del estado, donde las tasas de infección y hospitalización son más altas. Están destruyendo los medios de vida de las pequeñas empresas propietarios y trabajadores”, aseveró Rigie en su cuenta twitter.
2/2 Multiple legal actions have been filed to reopen indoor dining in New York City and we are exploring all additional legal options on behalf of the city’s restaurant industry to ensure equitable treatment and application of the Governor’s Executive Orders.
— Andrew Rigie (@AndrewRigie) January 25, 2021
Desde marzo de 2020, casi la totalidad de los más de 27,000 bares y restaurantes de la Gran Manzana han tratado de sobrevivir a las órdenes ejecutivas para frenar la expansión de la pandemia.
La última estocada que recibió esta industria vital para miles de familias hispanas, fue el pasado 11 de diciembre cuando se prohibió atender a comensales en el interior.
Ese día fue la “sentencia de muerte” para miles de emprendedores gastronómicos que veían en la temporada de Navidad y Año Nuevo una oportunidad para reactivar sus cajas registradoras.
“Es cuestión de seguridad y ciencia”
Así mismo, el alcalde Bill de Blasio quien no tiene la competencia para ordenar que se abra paso a la normalización de las operaciones de estos establecimientos, también se muestra reacio a recomendar su reapertura para ofrecer platos en las áreas interiores.
“Quiero que el comedor interior vuelva a abrir cuando sea seguro. Entonces, cuando los números bajan y estamos seguros de que se mantendrán controlados, es un buen momento para hacerlo, pero obviamente no lo estamos viendo todavía“, continuó.
Cuando el pasado 12 de noviembre se ordenó el ‘toque de queda’ a estos negocios en la ciudad, para que a partir de las 10 de la noche dejarán de recibir clientes, la tasa de infección de COVID-19 promediaba un 2.60% del total de pruebas de descarte practicadas.
Este martes el porcentaje de residentes de la ciudad de Nueva York que dieron positivo en un promedio móvil de siete días fue de 8.4%. Un número 4 veces mayor que cuando se tomó esa medida ejecutiva preventiva.
“Pienso en los restaurantes de mi vecindario y en la gente que trabaja allí. Me encantaría verlos regresar por completo. En este momento, obviamente todavía tenemos demasiados casos en la ciudad. Corremos peligro con estas nuevas variantes que estamos observando con mucha atención. Nos regiremos por los datos y la ciencia al igual como lo hace el Gobernador”, reiteró el mandatario municipal.
Cocinas que se apagan
En la avenida Lenox de Harlem en Manhattan, entre las calles 125 y 150, son pocos los propietarios de bares y restaurantes que tienen razones para ver el futuro con optimismo. Existen cuadras en donde de 10 negocios de tragos y gastronomía solo están operando dos.
“El clima no ayuda. Fíjate hoy está nevando, esta es una época en donde un cliente no le va a gustar comer afuera. Con el frío la gente no quiere estar en la calle. Además, por alguna razón esta zona se ha puesto caliente con la delincuencia y además consumiendo drogas en las esquinas. Los clientes quieren estar en sitios protegidos, no con unas lonas en la calle”, comentó el propietario de un restaurant en las cercanías de la estación del Subway 125 St.
El comerciante relató que cuando el pasado 21 de junio se inició la fase dos de reapertura económica, que permitió crear espacios en las aceras para comensales, pensaba que podía lograr algo de rentabilidad. Pero con tres meses de renta retrasada y una disminución de su clientela, todo se complicó, incluyendo la posibilidad de volver a contratar a más empleados. De 12 se quedó solo con 5.
Entre tanto, la dominicana Jeilin Vargas, de 21 años y quien trabajaba en una cadena de restaurantes japoneses en Manhattan, asegura que desde el pasado octubre tuvo que dejar ese trabajo, porque simplemente el establecimiento decidió cerrar sus puertas.
“Nosotros hacíamos un trabajo de bioseguridad muy grande. Seguíamos todas las indicaciones, la temperatura, el lavado de manos, la protección en la cara. Pero igual tuvieron que cerrar en diciembre. Es una lástima porque los empresarios siempre resuelven. El problema lo tenemos miles de trabajadores de esa industria, que desde que empezó esta crisis somos quienes más hemos padecido el desempleo”, comentó la isleña.
De acuerdo con los datos revelados por NYC Hospitality Alliance de los más de 300,000 personas que significan la fuerza laboral de bares, restaurantes y pubes de la ciudad, más de la mitad se encuentran desempleados.
Negocio frío
El mexicano José Sánchez, de 40 años, cuenta que tiene más de 20 años trabajando en esta industria desde que emigró de Puebla y señala que el servicio “afuera” en el invierno, a veces con temperaturas a 25 y 30 grados, entraña otros problemas para el negocio.
“Tenemos aquí clientes fijos que les gusta un plato y dejaron de venir. Cuando caminas desde la cocina y cruzas la acera la comida se enfría. Y en este caso que servimos es pasta, la gente te la devuelve, porque no está caliente. Es otro problema. Además, muchos clientes no regresan por esa sola razón”, explicó el inmigrante que trabada en un local en Harlem.
“Yo le veo poca vida a esto. Estoy seguro que pronto lo cierran. Hoy por ejemplo que está nevando aquí no vendrá nadie”, remató.
De capa caída:
- 27,000 restaurantes, bares y pubs se calcula están establecidos en los cinco condados de la ciudad de Nueva York.
- 1% era la tasa de infección el 21 de julio de 2020 cuando se autorizó la apertura en espacios exteriores de restaurantes en la fase 2 de normalización económica en NYC.
- 50% de estos establecimientos hasta el pasado mes de diciembre corrían el riesgo de cerrar definitivamente sus puertas ante los efectos devastadores de la pandemia.
- 88% de estos comercios hasta diciembre tenían algún mes de renta pendiente.
- 1 de cada 5 residentes de Jackson Heights, Corona, y Elsmhurst, en Queens, son trabajadores de la industria de los restaurantes.
- 60% o más de los mesoneros, bartenders, anfitriones, lavadores de platos, cocineros, asistentes de cocineros, chefs y trabajadores de limpieza de esta industria son hispanos.