“Cada vez que miro fuego me dan ganas de llorar”: el dolor de una pareja mexicana que sufrió brutal ataque racista
Jorge y Patsy García, a quienes un hombre les prendió fuego, salieron de un hospital tras cinco meses, pero los traumas y la incertidumbre los consumen
Jorge García y su esposa Patsy Hernández lograron sobrevivir a un despiadado y brutal atentado el verano pasado en Stockton, California, cuando un hombre les prendió fuego en su propia casa. Pero el infierno está lejos de extinguirse para esta joven pareja de inmigrantes mexicanos.
Hace pocas semanas y tras haber estado internados cinco meses, ambos fueron dados de alta de un hospital de Sacramento sin estar listos aún para valerse por sí mismos y cuidar de su hija de 6 años de edad, así que decidieron mudarse al área de Los Ángeles, donde fueron recibidos por la hermana de Jorge.
“Ellos lo que están pidiendo es que se les haga justicia, porque esto que les pasó fue muy inhumano, sienten su vida como truncada”, dice Laura García.
La noche infernal en Stockton
Eran alrededor de las 8 de la noche del pasado 15 de agosto cuando Jorge García, un trabajador de la construcción de 31 años de edad, se encontraba frente a su casa sobre la cuadra 1100 de Annabelle Lane de Stockton, arreglando su camioneta.
Fue entonces que un hombre afroamericano más tarde identificado como Larry Galicinao, de 35 años, se le acercó por sorpresa con un enorme contenedor de gasolina en mano. Según el relato de la víctima, el atacante le roció gasolina y le prendió fuego con un encendedor.
Jorge, ardiendo en llamas, se metió corriendo al baño para tratar de apagarse con una toalla. Mientras eso sucedía, Galicinao se metió a la casa y mojó en gasolina a Patsy, de 30 años, a quien también le prendió fuego. Ella salió completamente envuelta llamas gritando, hasta que un vecino logró salvarle la vida utilizando una cobija.
Según el relato, Jorge desafió el fuego que ya se había extendido dentro de la pequeña casa y sacó a su hija de un cuarto donde se encontraba luego de que recién había sido bañada.
Se produjo una explosión, presuntamente por el contenedor de gasolina, y el atacante también sufrió graves lesiones. Para cuando los tres adultos fueron llevados a un hospital local, Patsy tenía quemaduras en el 85% de su cuerpo, Jorge en el 80% y Galicinao en el 65%.
Debido a la gravedad de las heridas, la pareja mexicana -él es originario de Guanajuato y ella de Guerrero- sería trasladada en helicóptero al hospital de UC Davis de Sacramento.
Presunta cómplice del atacante está libre
De acuerdo con reportes, el ataque a la pareja fue causado por una discusión sobre un espacio de estacionamiento y otros pleitos sin sentido, pero los García aseguran que en realidad se trata de un atentado de odio, pues siempre se sintieron observados y señalados.
El atacante, acusado de intento de asesinato, se encuentra en la cárcel y a principios de febrero estará en una corte. Pero su novia, una mujer blanca identificada solamente como Elisa, está libre a pesar de que los García aseguran que ella fue la que incitó al ataque con sus constantes ofensas racistas hacia la pareja mexicana.
Ellos citan, por ejemplo, que cuando regresaban a casa con comida tras ir a un banco de alimentos que operaba por la pandemia, ella se burlaba y los ofendía. Aunque trataban de ignorarlos, la tensión fue creciendo, incluyendo una vez que Galicinao se metió en el pequeño jardín trasero de los García.
“Ellos querían hacer ver esto como un pleito de vecinos, desviar la atención para que no se siga investigando como un acto de crimen racial”, comenta Laura, la hermana del padre de familia.
En una ironía mayúscula, cuando Jorge y Patsy luchaban por su vida en el hospital, su atacante era atendido en una cama contigua. Eventualmente fue movido a otra parte tras quejas.
Jorge García: “Es el peor dolor del mundo”
“Es un dolor inexplicable”, dice Jorge García, quien al igual que su esposa permanece casi todo el tiempo inmovilizado, en silla de ruedas. “Pienso que es el peor dolor del mundo que una persona pueda sentir”.
García, en charla telefónica, dice que salió del hospital antes de tiempo y que su tratamiento de recuperación está incompleto. Apenas puede caminar un poco, pero cosas básicas como sentarse en el baño le son prácticamente imposibles.
“Casi nos sacaron a la fuerza. Todavía no me sentía listo”, dice Jorge, quien con alto grado humano comenta sobre las razones del hospital en tiempos de pandemia. “Entiendo porque había otras personas más enfermas que nosotros, yo me sentía que al estar ahí le estaba quitando una oportunidad de vivir a otra persona“.
Pero el dolor no cesa. Él dice que tiene que tomar medicamento bastante fuerte para poder sobrellevar el día a día.
“Tenemos demasiados traumas, vemos fuego y se nos viene a la mente lo que pasó, yo la verdad cada vez que miro fuego me dan ganas de llorar”, revela Jorge. “No puedo dormir en la noche, tengo demasiadas pesadillas, todo el tiempo me recuerdan a lo mismo. Y lo hace más difícil no saber qué va a pasar con nuestras vidas”.
Sobre su atacante, comenta: “Definitivamente una persona que no estaba normal de la cabeza, se miraba que estaba drogado todo el tiempo, que alucinaba bastante. Esa persona tenía mucho odio a los inmigrantes”.
La pareja recibió 16 operaciones, pero faltaron varias más
Hoy, García se arrepiente de haberse mudado a Stockton, a donde llegó años atrás cuando una prima le habló acerca de las buenas oportunidades de trabajo que existían.
“Ahora sí que le hice caso a mi prima, nos vinimos para acá, que fue de hecho una mala decisión”, opina.
Aunque preocupados por el futuro de sus vidas, Jorge y Patsy no pueden mirar muy adelante porque aún luchan para cumplir cada día y el proceso será lento y largo.
Algo que les apremia es la continuación de sus tratamientos porque el apoyo de Medi-Cal se agotará dentro de algunos meses. Él fue operado nueve veces, pero quedó pendiente una cirugía, mientras que ella fue intervenida siete ocasiones, pero cuatro operaciones no se realizaron.
La familia agradece las donaciones que la gente pueda hacerles mediante una paǵina de GoFundMe. El apoyo del consulado de México y de activistas y organizaciones no es suficiente.
Laura, la hermana del hombre atacado, dice le dio algo de alivio cuando el cónsul de protección en Sacramento, José Briseño, le dijo que nunca le había tocado un caso como este y que servirá como precedente para reforzar planes de ayuda a los mexicanos.
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