Acusado de matar a cajera boricua en Burger King insulta a residentes de East Harlem al salir esposado de comisaría
Winston Glynn, de 30 años, respondió desafiante a los insultos de ciudadanos y hasta reclamó que dónde están las indemnizaciones a los negros por los siglos de esclavitud
Winston Glynn, el acusado de asesinar a una cajera boricua en un restaurante Burger King en Manhattan en medio de un robo, mandó “a la mierda” a vecinos de East Harlem que arremetieron contra él cuando era sacado esposado de una estación de policía.
“Eso es bueno para tu trasero, tú jodi** escoria”, le gritó una persona al sospechoso mientras salía escoltado por oficiales de la comisaría del precinto 25 en la calle 119.
“Basura”, gritó otro testigo en español.
Glynn, de origen jamaiquino, no se quedó callado. El hombre se cantó inocente, y, como parte de su defensa, hasta se refirió a la ausencia de compensación o indemnización a los esclavos negros.
“¿Por qué soy culpable?”, cuestionó. “¿Ustedes no saben que ellos (la Policía) acusan a negros todos los días?”, expresó.
“¿Dónde están nuestras reparaciones por los 400 años de jodi** esclavitud?”, añadió el acusado que enfrenta cargos de asesinato en primero grado y robo, entre otros.
“Váyanse a la mierda todos”, continuó el arrestado.
Además gritó: “Estados Unidos va a arder”.
“¡Tú eres basura!, ¡tú eres basura!, ¡tú eres una real basura!, hijo de la gran pu**”, repetía otra persona.
La cadena de insultos acabó cuando los oficiales partieron en la patrulla con Glynn contra quien fueron presentadas acusaciones este viernes.
Glynn, de 30 años, al momento de su arresto, se encontraba residiendo en un hotel que sirve como refugio para desamparados.
Investigadores del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) sostienen que Glynn es la persona que ingresó a eso de las 12:45 a.m. del pasado domingo al establecimiento de comida rápida en la avenida Lexington y la calle 116 y baleó a Bayron Nieves en el torso luego de que esta le entregara $100 dólares de la caja registradora.
La víctima, cuyo cuerpo será trasladado para sepultura en su natal Puerto Rico, había pedido un cambio de turno, que entraría en efecto este viernes, ya que temía por su seguridad por la presencia de indigentes en los alrededores del local.
Hacía apenas tres semanas que la chica inició labores en el restaurante con la intención de ahorrar dinero para comprarse un auto.
Kristal se había mudado con su madre y su hermano de 14 años a Nueva York desde la isla hacía dos años para tener una mejor calidad de vida.
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