¿Cómo se anteponen miles de bodegueros de NYC para no hundirse en la ola del comercio digital y las “tiendas oscuras”?

La Ciudad ya puso algunos límites, pero voceros de estos pequeños comerciantes aseguran que se debe legislar para que las nuevas tecnologías los incluyan como proveedores. De lo contrario, temen ser arrasados

El bodeguero Francisco Marte de El Bronx exige a líderes electos que eviten que se repita la historia de los taxistas amarillos.

El bodeguero Francisco Marte de El Bronx exige a líderes electos que eviten que se repita la historia de los taxistas amarillos.  Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Otros negocios considerados como “instituciones” tradicionales de las calles neoyorquinas, al igual que los taxis amarillos, está enfrentando la amenaza de ser desplazados por las nuevas tecnologías. 

Pero esta vez, los “amenazados” no están dispuestos a apartarse fácilmente. 

Se trata de miles de bodegueros de la Gran Manzana quienes anuncian que en esta primavera seguirán hablando más alto a las autoridades de la Ciudad sobre la proliferación, sin pausas, de las denominadas “tiendas oscuras”, instaladas por nuevas aplicaciones tecnológicas, las cuales ofrecen entre otros servicios, la entrega domiciliaria de mercadería en cuestión de 15 minutos y “regalos” a quienes se afilien a sus servicios.

Un modelo de negocios basado en ‘apps’, que de acuerdo a la opinión de comerciantes consultados, “destruirá” paulatinamente a las bodegas pequeñas y los delis de los vecindarios, tal como está concebido.

“Ya pasó con las aplicaciones de taxis de pedido digital, que derribaron a los taxistas amarillos que son un símbolo de esta ciudad. Nosotros no nos oponemos a la tecnología. Apoyamos el desarrollo. Como emprendedores queremos actualizarnos y crecer con estas aplicaciones. Pero, lo que no podemos permitir es que nos saquen del juego, con sus propios almacenes montados de manera ilegal”, destacó Francisco Marte, presidente de la Asociación de Bodegas y Pequeños Negocios de NYC (BSBG)

Este gremio, desde el último trimestre de 2021, ha denunciado que a través de aplicaciones de pedido digital como Buyk, Fridge No More, Gorillas, Getir y Jokr que ingresaron al mercado de Nueva York entre 2020 y 2021, los repartidores se abastecen en minicentros de distribución, casi clandestinos, que ya son llamadas “tiendas oscuras”, las cuales no han parado de ser instaladas en los cinco condados.

“Queremos insistir a los líderes electos de Nueva York que deben evitar que un sector comercial vital para esta ciudad desaparezca por completo. Fuimos esenciales durante la pandemia. Estamos tratando de recuperarnos. Nuestro objetivo es muy claro: que se legisle para que nuestros pequeños bodegueros sean la fuente de suministros de los productos que distribuyen estas ‘apps’. No estos almacenes ilegales”, reiteró Marte.

Específicamente, diferentes asociaciones de pequeños comerciantes coinciden en que no dejarán descansar a los miembros del Concejo Municipal para exigir leyes que pongan más muros de contención a estos almacenes. Además impulsarán iniciativas que permitan ser incluidos en el indetenible crecimiento comercio digital de la ciudad.

Por múltiples desafíos económicos cientos de bodegas han cerrado sus puertas en los últimos dos años. (Foto: F. Martínez)

La Ciudad pone el primer límite

La angustia de los bodegueros, hasta ahora, ha tenido respaldo tanto de la Ciudad  como de algunos legisladores.

En concreto, recientemente, el Departamento de Edificios de la ciudad de Nueva York (BOE) compartió con medio locales una guía más específica sobre cómo estas aplicaciones tecnológicas pueden continuar operando.

Todo apunta a que la Ciudad solo permitirá estos almacenes, que eventualmente no son más que depósitos, siempre y cuando los compradores puedan ingresar, recoger artículos, sin necesidad de que primero descarguen una aplicación.

Las empresas que no permitan a los compradores ingresar a la tienda y comprar productos en el lugar, deberán ser ubicadas en áreas de zonificación especial de la ciudad, en donde se encuentran empresas fabricantes. Esto pone en la línea de la ilegalidad a los almacenes de mercadería que no están abiertos al público, pero sirven de “despensa” a los deliveristas.

El BOE especificó que cualquier ventana de tiendas que estén oculta en “más del 50% con carteles, papel, tinte de vinilo y otros materiales opacos, pueden estar cometiendo violaciones a las leyes locales”.

Esta disputa se encendió con otro combustible: con base a resoluciones vigentes del uso local de zonificación , estos almacenes no son compatibles con vecindarios residenciales y comerciales.

De acuerdo con lo comentado por bodegueros, ya incluso en apartamentos rentados y sótanos empezaron a operar estos centros de distribución, por eso lo han llamado “tiendas oscuras”.

Los bodegueros ambicionan integrarse al crecimiento digital de la Ciudad sin ser desplazados. (Foto: F. Martínez)

“Que la tecnología no nos arrase”

En este sentido, el presidente de la Unión de Bodegueros de América (UBA), Radhamés Rodríguez, también plantea como una “emergencia” que la Ciudad observe más en detalle los efectos que puede tener para la golpeada economía local, que se empiecen a “enterrar” emprendimientos comerciales tradicionales que por décadas han sido parte vital de los vecindarios.

“Ya tenemos a bodegueros peleando por facturas de electricidad acumuladas por un monto de $50,000, además de su  lucha contra la criminalidad. Ahora, debemos exigir y unirnos para que la tecnología no nos arrase. Más bien que nos ayude a crecer. Estamos analizando en detalle cómo evitar que nos desplacen”, advirtió Rodríguez.

Cuando empezaron a aparecer estos nuevos servicios a los cuales se tiene acceso desde la comodidad de un teléfono celular, la concejal Gale Brewer incluso cuando era presidenta del condado de Manhattan, encendió las mismas alarmas de por lo menos 12,000 pequeños negocios, que en su gran mayoría son emprendimientos familiares de inmigrantes.

“Estas nuevas empresas muy bien financiadas, compiten deslealmente con las bodegas de propiedad familiar que han estado en la ciudad durante muchos años. Pedimos a las agencias de la Ciudad que brinden más claridad sobre qué son exactamente estos servicios y qué reglas se espera que sigan”, ha solicitado insistentemente la legisladora local.

En una comunicación a varias agencias de la Ciudad, girada el pasado mes de octubre, Brewer destacó que las aplicaciones están utilizando espacios comerciales, a nivel de la calle, para almacenar exclusivamente artículos para entrega. Y no están abiertos como un establecimiento comercial.

“Estos centros caen dentro del grupo de uso 16D, el cual solo está permitido en ciertas áreas en Manhattan, con zonificación M1, M2, M3 y C8. Sin embargo, están operando en áreas donde esa zonificación no se aplica. Además, algunos de estos establecimientos distribuyen cerveza, que requiere licencias especiales, que no parecen mostrarse públicamente”, argumentó la concejal en su misiva.

!Ganemos todos!

Tanto portavoces de la Unión de Bodegueros de América como la Asociación de Bodegas y Pequeños Negocios, aseguraron esta semana que confían en que los líderes electos sigan promoviendo otras revisiones para evitar que un esquema de competencia desleal termine aplastando sus negocios.

“Cito un ejemplo. Las aplicaciones de envío de comida de restaurantes aparecieron y significaron un gran aporte para esos negocios. En ese esquema ganaron todos. Pero en este caso es distinto, porque se ofrece llevar a las casas productos que por años nos compran a nosotros. !Perfecto! Que ofrezcan ese servicio, pero que la leche, los cereales y las cervezas salgan de nuestras bodegas”, sugirió Francisco Marte, quien desde los años 90 está vinculado a este negocio en El Bronx.

El gremio de estos pequeños comerciantes está abierto a trabajar en coordinación con las nacientes empresas de tecnología, para que la “tradición, el esfuerzo y la historia” de miles de familias de la clase trabajadora no sean arrasadas.

“Un bodeguero, especialmente en los vecindarios más pobres, es un aliado de las comunidades. Incluso muchos en sus mismas cuadras hacen ‘deliveries’, con escasos recursos, con su propio personal, llevan productos a personas que por alguna emergencia o eventualidad no pueden salir. Esto se demostró más aún durante la pandemia”, recordó Radhamés Rodríguez líder de la UBA.

Pero en este camino hay muchas interpretaciones. El trabajador brasileño de una bodega en Harlem, Samuel Baptista, con 15 años en el mercado, tiene una postura distinta, la cual resume en una sola expresión: “el mundo cambió, el comercio cambió y lamentablemente si no nos adaptamos desaparecemos. Los clientes les gusta tener servicios en casa. Nosotros como bodegueros debemos montarnos en esa ola”.

Por su parte, Oralia Sacateldo, propietaria de Mexicana Deli Groceri, en El Bronx, dijo que ignora por completo la existencia de este tipo de “tiendas oscuras”, pero sí observa que luego de la emergencia de salud pública de la ciudad la “recuperación” del vigor comercial tiende a ser muy lenta.

“No es lo mismo estamos trabajando, esforzándonos más. Pero no es lo mismo”, acotó.

Otro bodeguero dominicano, Vicente Moreno, de 60 años, consultado en Washington Heights comparte que está investigando cómo montarse en la plataforma tecnológica.

“Si nosotros no buscamos la forma de montarnos nos va a arrastrar este río. Se requiere más información, más tecnología, pero tenemos que reaccionar. El mundo no se va a parar por nosotros”, acotó.

La comerciante mexicana, Oralia Sacateldo desconoce la existencia de “tiendas oscuras”. (Foto: F. Martínez)

Apps’: “no competimos con las bodegas”

En un comunicado compartido con medios locales, James Walker, director ejecutivo de Buyk, una de las corporaciones propietarias de una de las ‘apps’ de envío que operan en la Gran Manzana, fijó su posición exponiendo que no están compitiendo con las bodegas, porque cubren necesidades diferentes del cliente.

“Las bodegas son una parte icónica de la vida de la ciudad de Nueva York. Yo mismo soy un comprador frecuente de estos establecimientos. Cuando hay tiempo, no hay nada como pasar por su bodega local para tomar un sándwich caliente y conversar con el propietario. Sin embargo, cuando no hay tiempo para caminar varias cuadras y regresar por un ingrediente olvidado, entonces la entrega ultrarrápida es increíblemente conveniente”, indicó Walker.

También un portavoz de la empresa Gopuff fijo posición señalando que todos sus almacenes admiten compras directas de sus clientes.

“Esperamos continuar brindando los elementos esenciales cotidianos de los neoyorquinos en persona y a través de la entrega y en asociación con las comunidades a las que servimos”.

En un momento hubo más de 100 almacenes en la ciudad, pero en los últimos meses varias se han cerrado, incluidas Buyk y Fridge No More, de acuerdo con versiones periodísticas locales, por estar vinculadas con inversionistas rusos.

En este sentido, la corporación Gorillas, que opera 16 almacenes en Nueva York, argumentó a la cadena de televisión CNBC que la compañía cumple con las pautas de zonificación de la ciudad al permitir que los clientes ingresen a sus instalaciones y ofrecer un lugar para esperar a que se les prepare y entregue su pedido en persona.

“Como empresa de entrega de comestibles, Gorillas comprende y cumple con los requisitos para ser un minorista en los lugares donde operamos”, dijo Adam Wacenske, jefe de operaciones de esta corporación.

Bodegas, almacenes y aplicaciones en NYC:

  • 12,000 bodegas y delis en los cinco condados de la Gran Manzana
  • 70,00 empleos generan las “tiendas de barrio” de NYC.
  • 115 almacenes instalados entre 2020 y 2021 incluidas 48 en Manhattan, 42 en Brooklyn, 17 en Queens, 7 en el Bronx y 1 en Staten Island, en función a datos compartidos por la concejal Gale Brewer.
  • 1,500 hasta 5,000 artículos pueden estar disponibles en estos almacenes.
  • 270% aumentaron los pedidos domiciliarios durante los meses más duros de la pandemia.
  • 18 aplicaciones de envío de mercadería a las residencias bajo pedido digital operan en NYC.

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