400 adultos mayores de NYC celebran su primer baile de “graduación” luego de dos años de confinamiento

El aislamiento social afectó a estos neoyorquinos como a ningún otro grupo. Ahora, la Ciudad y organizaciones comunitarias tratan de integrarlos a más actividades de entretenimiento

Centenares de envejecientes de la Gran Manzana celebraron con entusiasmo su "grado" de fortaleza en tiempos difíciles.

Centenares de envejecientes de la Gran Manzana celebraron con entusiasmo su "grado" de fortaleza en tiempos difíciles.  Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

La guatemalteca Victoria Torres, de 93 años, al igual que 400 adultos mayores de la Gran Manzana, participaron este viernes por primera vez en un baile de graduación. Pero la inmigrante, con 47 años en el país, no asistió a una promoción de un hijo o un nieto, sino fue a su propia ‘proms’, como una forma de “celebrar” la vida, luego de dos años de confinamiento pandémico.

“Estuvimos encerrados mucho tiempo. Ahora tenemos un baile. Yo tengo mucho que agradecer porque nunca me enfermé de COVID-19. Siempre tuve el apoyo de esta ciudad, de las organizaciones que nos ayudan en El Bronx. Yo vivo sola. Y nunca me faltó nada”, comparte emocionada quien asiste al Betances Older Adults Center.

Victoria llegó de su país hace más de cuatro décadas, contratada para asistir a un adulto mayor en Florida. Se casó y a los cinco años quedó viuda. No tuvo hijos. Y desde entonces vive sola en la ciudad de Nueva York. Ya está jubilada luego de trabajar en una fábrica como costurera.

“A pesar de no tener familia, no me siento sola. Tengo a Dios y al grupo de ancianos que vamos al centro de cuidado diario. Hoy vamos a bailar y a celebrar”, comentó la inmigrante centroamericana quien aclara se siente “más lenta”, pero no tiene ninguna enfermedad.

La inmigrante guatemalteca, Victoria Torres, de 93 años, se siente sana y entusiasmada. (foto: F. Martínez)

Celebrar la vida, luego de confinamiento

Este primer ‘senior proms’ para “celebrar la vida” que disfrutó Victoria y centenares de adultos mayores, fue organizado por la organización sin fines de lucro Acacia Network y el Instituto de Ancianos Puertorriqueños e Hispanos.

Se trata de una de las principales organizaciones de servicios para envejecientes en la ciudad de Nueva York, que atiende a más de 150,000 personas de todas las edades, a través de centros integrados en Manhattan, El Bronx y Queens, culturalmente competentes en las áreas de salud, vivienda, desarrollo económico, servicios sociales y revitalización cultural. 

“Si bien el aislamiento mantuvo seguros a muchos adultos mayores, muchos también murieron. La falta de interacción afectó su bienestar mental y emocional. Este ‘Senior Prom’ es una oportunidad para celebrar su resiliencia”, explicó Angel Santini, portavoz de Acacia Network.

Esta organización por 20 años venía organizando la tradicional fiesta de Reyes Magos, que tiene gran fuerza en Puerto Rico y en la ciudad de Nueva York, pero los rigores impuestos por la crisis de salud pública en los últimos meses obligó a suspenderla.

“Muchos de los ancianos que están aquí, jamás fueron a una ‘proms’ cuando eran jóvenes. Es su primera reunión en meses. Teníamos en enero un evento preparado y la variante ómicron arruinó todos los planes. Aunque todavía hay muchos que tienen miedo a salir”, subrayó Santini.

Esta ‘fiesta latina’ coincidió con un momento muy complicado para una ciudad que trata de recuperarse económica y emocionalmente del COVID-19, pero que en esta transición, enfrenta una epidemia de violencia armada que sigue causando mucho dolor en las calles.

“Venimos de un encierro por ese virus, pero ahora no sé si tenemos que enfrentar algo peor con estas balaceras que vemos todos los días. Yo tengo 78 años, pero todavía tengo vida. Ahora que viene el verano ojalá la violencia no se ponga peor”, dijo la dominicana Luisa González quien acude a un centro de ancianos en El Bronx.

Julio y Ana Bari se conocieron hace 15 años en un centro para ancianos en Harlem. Luego de meses de pandemia ahora apuestan a vivir con más plenitud. (Foto: F. Martínez)

“Lo poco o lo mucho…hay que vivir”

Para otros lo “poco o lo mucho” que le resta de existencia lo quieren vivir disfrutando cada día, como si fuese el último. Así piensa la pareja de puertorriqueños Julio y Ana Bari que se conocieron hace 15 años en el Carver Neighborhood Older Adults Center de Harlem, en donde todavía participan en actividades diarias. Desde que decidieron estar juntos crearon un lazo que definen como indestructible que ahora celebraron en su primer baile de promoción.

“Muchas mujeres me han sacado hoy a bailar salsa y merengue. Y yo siempre prefiero bailar con ella. Pasamos meses encerrados, pero juntos. Venimos de días duros por la pandemia. Muchos de nuestros compañeros murieron. Y nosotros estamos vivos. !Eso es grande!” dijo el vital boricua de 84 años, luego de mover sus piernas al ritmo de la pista de su paisano Elvis Crespo y el sonero del mundo Oscar De León.

La “gran” fiesta arrancó este viernes en un salón de eventos adjunto a la iglesia Sant Vartan de Manhattan a las 10 de la mañana. Hasta las 4 de la tarde todavía los homenajeados estaban bailando.

Por su parte, la jubilada dominicana Julia González, de 70 años, quien acude al centro River Senior Center en El Bronx llegó puntual a su primera fiesta de ‘proms’.

“Perdí a mi mamá en plena pandemia. Y el soporte que tuve de estas organizaciones fue increíble. Ya salgo sin miedo. Todos los que vinimos estamos vacunados. Lo peor ya pasó. Hay que vivir. La vida es un ratico. Ve todo lo que pasamos y tenemos el privilegio de haber sobrevivido”, comentó.

Luego de meses de desolación y miedo en medio de la pandemia, los ancianos empiezan a integrarse
La boricua María Ortiz estuvo en cama afectada por el coronavirus por tres meses. Pero no dudó en asistir a su primer baile. (Foto: F. Martínez)

“El aislamiento es lo que más enferma”

La boricua María Ortiz, de 69 años, estuvo tres meses muy enferma tras contagiarse con coronavirus, aunque asegura que todavía “le duelen los huesos”, eso no fue una barrera para que acudiera al llamado de celebrar este baile.

“Si no tienes con quien conversar, te sientes peor. Encerrarte termina de enfermarte más. No importa la edad. Hay que divertirse. Y estos centros tienen opciones para aprender cosas nuevas y conocer gente“, reaccionó.

Y precisamente por ser la población que vivió los momentos más amargos de la pandemia por su vulnerabilidad, el Departamento de Atención a las Personas de la Tercera Edad de la Ciudad de Nueva York (DFTA) esta semana anunció nuevos esfuerzos para a largo plazo mantener a esta comunidad más conectada virtualmente y ayudarlos a limitar el aislamiento social a través de programación virtual y servicios en línea.

Para cumplir esta meta, se anuncia la continuación del programa de distribución de tabletas gratuitas equipadas con Wi-Fi, para los neoyorquinos mayores que no tienen un dispositivo electrónico con acceso a Internet y residen en vecindarios más vulnerables.

Hasta la fecha, la red de proveedores de DFTA ha distribuido 9.000 tabletas. En El Bronx, el pasado mes fueron distribuidas 1,000 que brindarán a esta agencia la oportunidad de llegar a los adultos mayores que no están conectados a sus servicios.

“Los últimos dos años nos han demostrado lo importante que es estar conectado digitalmente. Para los neoyorquinos mayores, estar en contacto con familiares y amigos en línea, además tener acceso a servicios virtuales fue vital. ”, dijo Lorraine Cortés-Vázquez, comisionada de DFTA.

Envejecientes en NYC:

  • 1,64 millones de personas mayores viven en los cinco condados de la Gran Manzana, según DFTA.
  • 50% de los adultos mayores son inmigrantes, en su mayoría de origen dominicano, mexicano y asiático. Es la segunda vez que sucede esta tendencia en la ciudad de Nueva York, desde la Segunda Guerra Mundial.
  • 50% más posibilidades de vivir en la pobreza tienen los inmigrantes de la tercera edad.

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