Eterna espera en el metro: El drama de pasajeros neoyorquinos en las noches y fines de semana
Frustrantes esperas de hasta 30 y 40 minutos denuncian a diario usuarios del Subway que dependen del sistema público de transporte de la Gran Manzana
Son las 3:00 de la madrugada de un martes. Los ojitos pequeños de Juan Rodríguez parecen diminutos eslabones de plata en su rostro cansado. El colombiano no puede disimular. Su cuerpo pide cama a gritos después de un turno doble de más de 14 horas en el bar-restaurante donde trabaja.
Al llegar a la estación de Delancey, en el Lower East Side, o Loisaida, como le dicen muchos latinos a ese vecindario de Manhattan, el inmigrante de 32 años acelera el paso. Saca la MetroCard de su bolsillo al escuchar que se aproxima un tren. Tiene la esperanza de que sea el suyo. Quiere llegar a su casa. pero la decepción se dibuja en su mirada. Era un tren en el sentido contrario. Lo peor, el tablero que muestra el horario de servicio, señala que el tren F hacia Queens, pasará en 32 minutos. La frustración lo consume.
“Ya estoy harto de que estos trenes por las noches pasen a la hora que se les da la gana. Es una falta de respeto con nosotros, que después de estar todo el día moliéndonos, no podamos ni siquiera tener la garantía de que podemos agarrar un tren rápido”, asegura el padre de familia, quien en medio de bostezos agrega que un trayecto que en el día haría en 50 minutos, en las noches y fines de semana, fácilmente se vuelven hasta tres horas.
“Estamos perdiendo horas valiosas por culpa de la MTA. Aquí en Delancey me toca esperar 30, 40 y hasta 50 minutos. Y en Queensboro Plaza, donde tengo que hacer mi transfer al N, siempre, o espero otros 35 minutos o me toca irme caminando, exponiéndome a que me roben o me asalten“, agregó el trabajador latino.
Y es que esa parece ser la historia que al ponerse el sol en la llamada “Ciudad Gótica”, tienen que vivir miles de usuarios que dependen del transporte público de la Gran Manzana. Usuarios denuncian estar recibiendo incluso un trato discriminatorio con respecto a los pasajeros diurnos ante la falta equitativa de flujo de servicio, por lo que exigen que haya más trenes las 24 horas.
“Yo estoy pensando ya en retirarme de mi trabajo y buscar algo más cerca, o comprar una bicicleta para movilizarme, porque en las noches cuando acabo no hay día que no tenga que esperar media hora, y hasta más en cada tren que debo agarrar. Son muy tardados, o a veces hay desvíos y sorpresitas”, comentó muy enojado Gaspar Ordoñez.
El mexicano, quien trabaja en una tienda de barrio en Brooklyn, agrega que además de la incomodidad que significan las largas esperas, siente temor porque las estaciones donde debe tomar su tren están llenas de personas con trastornos mentales.
“La Ciudad dice que está haciendo mucho para sacar a los locos de los trenes y eso no está pasando. Cada semana hay alguno demente de esos que me amenaza y no es por ser espantado, pero un día pienso que no la voy a librar. Los invito a que vengan a Spring Street en las noches y miren la inmundicia que hay por aquí, y uno expuesto a todo sin trenes pasando rápido”, agregó el poblano, quien amenazó con no volver a pagar por el servicio hasta que no reciba un trato justo. “La MTA se queja de que mucha gente todavía no usa los trenes o que muchos no pagan, ¡pero por favor! cómo va a pagar uno por un servicio tan pésimo. Ojalá hagan cambios y arreglen la seguridad y pongan trenes más seguido… pero cómo dice José José: lo dudo”.
La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) tiene claras las quejas de los usuarios, pues en un reporte general sobre el desempeño del sistema de transporte presentado este mes de septiembre, destacó que casi el 52% de los pasajeros consultados expresaron su molestia por los altos tiempos de espera y la seguridad.
“Las reducciones en el servicio de metro y autobús han dejado a los neoyorquinos solos en las calles y en las estaciones de metro durante largos períodos de tiempo, especialmente en medio de la noche. Esta es una receta completamente imperdonable para el peligro”, aseguró otra usuaria, quien se identificó como Norma G, quien además en activista. “Nueva York debe aumentar la frecuencia de los autobuses y el metro para garantizar que los neoyorquinos lleguen a sus destinos de manera segura y puntual”.
Grupos defensores de los derechos de los pasajeros también han levantado sus voces exigiendo que la MTA incremente el flujo de servicio a lo largo del día y la noche, todos los días de la semana, incluyendo sábados y domingos, no solo porque consideran que resolvería los dolores de cabeza de los usuarios cansados de esperar sino porque disminuiría la criminalidad en el sistema.
Así lo ha defendido la organización Riders Alliance, que está haciendo un llamado a la gobernadora Kathy Hochul para que invierta $300 millones en el transporte, a fin de mejorar el servicio y aliviar el desespero de la clase trabajadora y neoyorquinos de bajos recursos, que dependen de los trenes. A través de la campaña “6 minutos” dicho colectivo urgió a las autoridades estatales a que inyecte recursos a la MTA para que los tiempos máximos de espera sean de seis minutos siempre, no cinco ni siete veces ese tiempo, como usuarios afirman ocurre actualmente a altas horas de la noche.
“La frecuencia en (el servicio de los trenes) es equidad”, aseguró Ronnie Alvarez, miembro de Riders Alliance. “Una gran parte de personas de la ciudad no son dueños de automóviles ni tampoco toman taxis con frecuencia”.
Riders Alliance ha insistido en que aumentar el servicio de trenes sería un enorme atractivo para que más pasajeros vuelvan a creer en el Subway y regresen a sus vagones, pues todavía, a pesar de las mejoras en las cifras de usuarios del metro, el sistema de transporte presenta una reducción de casi un 40% comparado con los movimientos de antes de la pandemia.
Los defensores de los pasajeros insisten en que solo el 60% de las líneas de metro funciona al menos cada seis minutos durante las horas pico, al tiempo que dijeron que menos del 10% de las líneas lo hacen los sábados y solo el tren L, presta servicio frecuente los domingos.
“El servicio poco frecuente deja a los pasajeros esperando más tiempo en las plataformas del metro y en las paradas de autobús, sintiéndose con demasiada frecuencia vulnerables y ansiosos. Las largas esperas contribuyen a la ansiedad y la frustración en el tránsito que generan disputas entre los pasajeros, lo que puede hacer que el sistema sea menos acogedor y también retrasar el servicio”, dijo Riders Alliance, en un comunicado.
“Las largas esperas les dan a las personas una razón para no viajar en metro ni en autobús, lo que les quita la seguridad en números que hizo que el sistema de metro de Nueva York fuera tan seguro durante una generación antes de la pandemia. Debido a los patrones de viaje, es más probable que las mujeres, las personas de color y los trabajadores de servicios de bajos ingresos se sientan menos seguros debido a un servicio poco frecuente”, agregó el grupo defensor de los usuarios del metro.
La MTA, por su parte, ha defendido su labor, asegurando que han hecho mejoras en varios puntos como la frecuencia de trenes, y aunque no se han referido específicamente a las quejas del servicio nocturno y al llamado a que se incremente el servicio, el presidente y director ejecutivo de esa agencia, Janno Lieber, ha dicho francamente que se necesitan más recursos para abordar las necesidades del sistema, pues sus bolsillos están rotos. El déficit es de unos $1,600 millones anuales.
“Me encantaría agregar más servicio, pero primero tenemos que resolver el problema del presupuesto. El problema real es la economía: ¿Podemos permitírnoslo? En este momento, la MTA, debido a la reducción de pasajeros por COVID, tiene un déficit estructural”, manifestó el funcionario.
El jefe de la MTA anunció que recientemente nombraron a un zar del servicio de los fines de semana, quien se centrará en las quejas, y advirtió que algunas demoras tienen que ver con obras que se adelantan.
“Queremos asegurarnos de que los fines de semana sea cuando las personas realmente viajen a niveles más altos en relación con el porcentaje anterior al COVID. Las personas eligen usar el transporte público cuando tienen un lugar al que quieren ir, ya sea el teatro, el juego de pelota, la playa. Entonces, tenemos muchos clientes, a los que tenemos que brindar un buen servicio”, dijo Lieber. “También estamos tratando de hacer mucho trabajo de construcción los fines de semana. Tengo que equilibrar esos dos y ofrecer un servicio de fin de semana más predecible y más frecuente”.
La gobernadora Hochul, por su parte dejó claro que aunque el Estado maneja las riendas de la MTA, los recursos para implementar mejoras no solamente provienen del presupuesto del Estado.
“Hay diferentes fuentes de financiamiento para la MTA, todas son importantes, no es una sola fuente, no es solo el presupuesto estatal, no son solo las tarifas, y también estamos buscando otras opciones”, comentó la mandataria. “Creo en un enfoque de todo lo anterior para asegurarnos de que tengamos sostenibilidad, pero no solo mantener los trenes en funcionamiento, sino poder realizar el tipo de inversiones de las que estamos hablando y asegurarnos de que tenemos la tecnología, cambios de señal y cambios al sistema”.
Y mientras la MTA impulsa algún tipo de cambio para que se haga “el milagrito” y usuarios aburridos y desesperados con las largas esperas de trenes en las noches y fines de semana puedan llegar más pronto a casa, pasajeros como Alejandro Rodríguez, confiesan que se les colmó la paciencia y prefieren dar un paso al costado.
“Ya me mamé (cansé) de esta porquería de servicio. Desde mañana voy a andar en bicicleta, pues solo así estoy seguro de que no tendré que esperar como un bobo en las estaciones”, dijo el joven trabajador, quien manifestó que el miércoles pasado en la noche se cansó de esperar el tren N hacia Astoria en Queensboro Plaza más de media hora y nunca pasó. “Ojalá esa gente de la MTA se ponga seria ya, acorte los tiempos de espera, y entienda que Nueva York es una ciudad grande y no un pueblo, donde se puede andar a caballo. Y que ni intenten subir las tarifas si no suben la calidad del servicio“.
El servicio del metro de Nueva York en cifras
- 3’875.000 pasajeros usando el tren en un solo día ha sido la cifra más alta en septiembre
- 61.3% de los pasajeros que solían tomar el tren antes de la pandemia han regresado
- 38.7% de los antiguos usuarios siguen sin volver al metro
- 52% casi de los pasajeros no se siente satisfecho con el servicio
- 30% siente que el servicio es malo
- 16% siente que el servicio es pésimo
- 10% y menos de los usuarios del metro se sienten muy satisfechos
- 48% de los pasajeros se sienten satisfechos
- 92.8% asegura la MTA está cumpliendo con el servicio
- 18% dice la MTA disminuyeron los retrasos en agosto comparados con julio
- 6.4% se retrasaron los viajes debido a días de calor extremo y fuertes lluvias.
- 4,6% es el promedio actual de retrasos en el servicio, según la MTA
- 17-40 minutos denuncian pasajeros son las esperas en noches y fines de semana por un tren
- 70% de los usuarios siente que hay muy pocos policías en las estaciones
- 20% siente que hay buena presencia policial
- 10% siente que hay demasiados policías en las estaciones