Aumento policial en Corona, “manzana de la discordia”

Labores de "limpieza" en la Avenida Roosevelt generan denuncias de quienes ven los operativos como actos de intimidación

Critican aumento policial en Corona

Critican aumento policial en Corona Crédito: Edwin Martinez | Impremedia

Una de las principales quejas que vecinos de Corona, Elmhurst y Jackson Heights, en el condado de Queens, han manifestado durante meses, es el “caos” y el “desorden” que ha reinado en la populosa Avenida Roosevelt. Y mientras vecinos del sector apoyan las llamadas labores de “limpieza”, lanzadas en áreas como Corona Plaza, que ha ido cambiado de rostro, tras el levantamiento de puestos ambulantes, y el aumento de la presencia policial, otros residentes de esa parte de Queens denuncian que el incremento de la fuerza policial del NYPD, al igual que uniformados estatales, es un ataque “violento” contra los miembros más vulnerables de la comunidad.

Así lo gritaron este martes decenas de manifestantes que se reunieron en el corazón de Corona, para exigir a la administración del alcalde, Eric Adams, y a la gobernadora, Kathy Hochul, que cese lo que calificaron como vigilancia extrema en sus vecindarios. Según mencionaron, dichos operativos tienen en estado de alerta e intimidación a inmigrantes sin documentos, personas transgénero y miembros de la clase trabajadora, entre ellos vendedores ambulantes y trabajadores sexuales trabajo sexual para sobrevivir, que dijeron están siendo utilizados como chivos expiatorios.

“Cuando la policía supuestamente está limpiando la Roosevelt para que vuelva a ser tranquilo, algo que nunca ha sido, lo que están haciendo es limpiar a quienes somos parte de las comunidades. Eso es racismo puro, porque ven a vendedores ambulantes o a latinos con tatuajes, pantalones bajos, gorrita para el lado, playera grande, y ya piensan que son pandilleros, asesinos, violadores o traficantes”, aseguró la argentina Máxima Rodas.

La inmigrante reconoció que hace falta que la policía haga presencia en los vecindarios, pero no para generar miedo sino confianza, lo que aseguró no está ocurriendo actualmente.

Se puede llegar a convivir con balance, pero cuando vemos 20 y 40 policías y uniformados con metralletas, y tropas que se ven del Army, vestidos como militares, Corona parece una zona de guerra, parece Iraq, no un barrio de gente trabajadora donde vas a comprar unos tacos”, agregó la activista. “No me opongo a que haya presencia de la policía, pero no a esa escala. Necesitamos un balance, porque así están asustando, intimidando a la comunidad. Eso es acecho, dan miedo, es persecución y al contrario genera más inseguridad”.

En la manifestación otros miembros de la comunidad exigieron que tanto el gobierno local como el estatal inviertan en soluciones a las necesidades e los vecinos y apoyo a las trabajadoras sexuales y los vendedores ambulantes, por lo que invitaron a los líderes neoyorquinos y a las autoridades a sostener conversaciones directas con los residentes en vez de crear políticas que los excluyan y deshumanicen.

“He sido vendedora ambulante durante muchos años. He sido discriminada muchas veces en las calles. En este momento, tengo cuatro multas y no son menos de $1,000 cada una. ¿Cómo se supone que voy a mantenerme, a pagar mi alquiler y a poner comida en mi mesa si estoy constantemente bajo una intensa vigilancia policial?“, dijo Eliana Jaramillo, miembro de Make the Road New York, quien fue más all+a y pidió que los policías se vayan del barrio.

“Esto no solo me afecta a mí, sino a muchos otros vendedores ambulantes como yo. Le pido a la Gobernadora y al Alcalde que saquen a los policías estatales y al NYPD de las calles; eso está infligiendo miedo en mi vecindario. Merecemos más licencias para vendedores ambulantes, más recursos, no más policías que nos criminalicen”, dijo la inmigrante.

Laura Torlaschi, organizadora de la despenalización del trabajo sexual y miembro de la coalición DecrimNY, aprovechó también para insistir en que la solución a los problemas de los vecindarios no es aumentar la presencia de uniformados sino invertir recursos.

Máxima Rodas critica que la presencia policial sea a gran escala. Foto Edwin Martínez

Adams y Hochul no están buscando soluciones. Están buscando chivos expiatorios y personas a las cuales erradicar. Al poner en peligro a las poblaciones más vulnerables de Nueva York, pueden desviar la ira de los neoyorquinos de clase trabajadora en lugar de brindar la ayuda que necesitamos desesperadamente”, mencionó la activista.

“Sabemos que aumentar la vigilancia policial no es la solución. Si el objetivo es proteger a nuestras comunidades o luchar contra el tráfico sexual, debemos reconocer a las trabajadoras sexuales y a otros vendedores ambulantes como parte de nuestras comunidades”, recalcó. “Cada dólar de impuestos que se gasta en la policía estatal y en la aplicación de la ley por parte del NYPD es un dólar que se le quita a nuestras bibliotecas, escuelas y programas de vivienda y salud”.

Victoria Von Blaque, de la organización Trans Equity Consulting hizo un llamado para que no se criminalice la labor de las trabajadoras sexuales y advirtió que de seguir el aumento policial en la zona, los grupos más marginalizados sufrirán mayores abusos.

“Jackson Heights, que alguna vez fue la encarnación del sueño americano para los grupos marginados, sin embargo, la gentrificación y la vigilancia excesiva están desmantelando el delicado ecosistema que floreció aquí. La misma comunidad que ofrecía seguridad y pertenencia ahora está bajo amenaza, ya que las trabajadoras sexuales no blancas enfrentan un peligro cada vez mayor por parte de quienes juraron protegerlas”, dijo Blaque. “El desplazamiento de familias altera el vibrante tapiz tejido por los vendedores, la vida nocturna y las trabajadoras sexuales. En lugar de abordar problemas reales, los políticos apuntan a los vulnerables, exacerbando el daño a una comunidad que merece preservación, no persecución”.

Abigail Swenstein del Proyecto de Intervención contra la Explotación de The Legal Aid Society también mostró su rechazo a los operativos realizados en Queens, y aseguró que si no se cambia la ruta del barco, habrá mucho sufrimiento e injusticias contra poblaciones vulnerables.

“Como defensores públicos que representamos a la mayoría de los trabajadores sexuales, vendedores ambulantes y sobrevivientes de la trata laboral y sexual criminalizados de esta ciudad, sabemos que enviar policías estatales y desviar los recursos del NYPD para aumentar la aplicación de la ley en Jackson Heights solo conducirá a arrestos y una mayor marginación de quienes luchan por sobrevivir”, dijo la defensora.

“Si el alcalde Adams o la gobernadora Hochul realmente se preocuparan por la posible trata o la ‘calidad de vida’ en el área circundante de Jackson Heights y Corona, invertirían en estas comunidades y en las organizaciones comunitarias locales que brindan asistencia a los trabajadores marginados. Arrestar a los sobrevivientes nunca es la respuesta”, enfatizó la abogada.

Melissa Sontag Broudo, directora legal de Decriminalize Sex Work, puso sobre la mesa la necesidad de que Albany apruebe la despenalización el trabajo sexual, y que cese la persecución de quienes se dedican a esa labor.

“Como abogada y defensora de larga trayectoria de los trabajadores sexuales y los sobrevivientes de la trata de personas, puedo decir por experiencia y con certeza que la criminalización del trabajo sexual se utiliza para atacar y criminalizar desproporcionadamente a las personas de color, la comunidad LGBTQIA+, en particular las mujeres trans y las personas que son las más vulnerables a la explotación”, dijo la activista. “La evidencia muestra que despenalizar el trabajo sexual ayudará a terminar con la trata de personas, mejorar la salud pública y promover la seguridad de la comunidad”.

Manifestantes pidieron en Corona Plaza más recursos en vez de más policía. Foto Edwin Martínez

Pero desde la otra orilla, residentes del área como Rosa Huamán, aunque coinciden en que hace falta mayor inversión en programas que mejoren la calidad de vida de los miles de habitantes de esa parte de la Gran Manzana, mostraron su respaldo al aumento policial en el área.

No podemos tapar el sol con un dedo, la Roosevelt estaba volviéndose un caos, y aunque es verdad que sería bueno que destinen más dinero en nuestra comunidad, pedir que la policía se vaya es la peor idea del mundo, porque desde que hay mayor presencia uno se siente más seguro”, dijo la madre de familia peruana. “Hay que tener balance, y lo que sí deberían hacer es dar más permisos para que los vendedores puedan hacer su trabajo sin ser perseguidos pero con orden”.

Andrés González, quien tiene un negocio de venta de frutas en Corona Plaza, también declaró su apoyo a la presencia policial y a los planes para acabar con el “desorden” en varias partes de la Avenida Roosevelt, pues destacó que la policía contribuye a ahuyentar los malechores.

“Yo apoyo plenamente que la policía ande más por aquí, porque así vamos a sentirnos más tranquilos”, dijo el ecuatoriano. “Los vendedores ambulantes deberían unirse para que los puedan ubicar y que todos puedan trabajar”.

Carmen Blanco, quien vive en Corona hace más de 20 años, se sumó a las voces de respaldo a las labores del NYPD y la presencia de uniformados estatales en el área, y dijo que urge que las autoridades hagan cumplir las leyes, al tiempo que criticó a quienes piden que se vaya la policía del sector.

“Esta ciudad ahora parece como una ciudad de otros países, hay mucho desorden y gente haciendo lo que quiere sin consecuencias. Yo apoyo al Alcalde y al NYPD con lo que está haciendo pero creo que hace falta que llegue un gobernante que no le de miedo aplicar mano dura para meterle orden a esto, pero que respete a los inmigrantes y a la gente que cumple la ley”, dijo la dominicana.

Comerciantes como Andrés González apoyan la presencia policial. Foto Edwin Martínez

Tras las críticas de los manifestantes sobre el incremento de la fuerza policial y los operativos en Queens, un portavoz de la administración Adams aseguró que las labores son el resultado de oír a la misma comunidad que ha manifestado quejas constantes y que ha visto cambios positivos.

La seguridad pública es un requisito previo para la prosperidad, y los residentes que viven alrededor de la Avenida Roosevelt en Queens merecen una comunidad libre de delincuencia, desorden y explotación. Esta importante obra en la Avenida Roosevelt está impulsada por numerosas inquietudes planteadas por la comunidad y cuenta con el apoyo de más de una docena de agencias de la ciudad para desarrollar nuestras iniciativas de seguridad pública y calidad de vida en otras partes de la ciudad”, dijo el vocero de la Ciudad. “Asumimos el cargo con una misión clara: hacer de Nueva York una ciudad más segura y más asequible, y esta administración seguirá trabajando para lograr esa misión”.

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