Llegó a Estados Unidos con muy poco dinero y ahora factura millones al año: la historia de Carlos Barbagallo
Carlos Barbagallo, un empresario argentino de 54 años, inició su aventura del "sueño americano" en el 2001, escribiendo su propia historia en el mercado mundial
Aquello del “sueño americano” es un concepto que sigue causando confusión, es decir, cuál es el verdadero significado o qué debe hacer un inmigrante para alcanzar ese mítico sueño. Carlos Barbagallo, un empresario argentino de 54 años pudiera ser el vivo ejemplo: llegó a Estados Unidos en el 2001, con muy poco dinero, y actualmente factura millones al año.
Nacido en la ciudad argentina de Junín, provincia de Buenos Aires, el hombre logró costearse en su juventud unas vacaciones en Nueva York, junto a dos amigos. Sin embargo, gracias a los consejos de su padre, el vertiginoso mercado de Estados Unidos comenzó a llamarle la atención.
En una conversación con Infobae, en la que desnudó su proceso para estabilizarse en EE.UU., contó que su papá tenía una fábrica de “cafelones eléctricos”, pero más adelante pudo independizarse en la venta de vajillas de acero inoxidable. Cuando viajó a Nueva York, decidió seguir una vieja costumbre: llevar su catálogo de productos y precios.
“Me llevé un catálogo y dos contactos para visitar. Me atendió uno. Tuve una reunión para mostrarle los productos, me volví a la Argentina y empezamos a contactarnos para exportar lo que yo vendía. En junio del 2000 me propuso venir a Nueva York a tratar de vender los productos que comercializaba en la Argentina. Era una prueba por seis meses”, contó Carlos Barbagallo, desde la oficina que actualmente posee en Nueva Jersey.
Su mudanza definitiva a Estados Unidos
Al pasar el periodo de prueba, a Carlos Barbagallo le pidieron que se quedara, lo cual no dudó ni un segundo, aunque en aquel entonces su inglés era muy básico. No obstante, eso no le detuvo.
“Finalmente, en 2002, llegó mi actual esposa (Noelia García Polín) y nos quedamos a vivir definitivamente, ambos con visa para poder trabajar”, cuenta el empresario, añadiendo que cuando terminó el secundario, solo estudió dos años de comercio exterior.
Asimismo, su pareja cursaba cuarto año de medicina, pero no completó la carrera por apoyar a su marido en el sueño americano que estaba construyendo. Más adelante tendrían dos hijas, Luciana (17) e Isabaella (14).
Durante su estancia en Estados Unidos, Noelia obtuvo un título en Biología y consiguió trabajo como farmaceuta, mientras que Carlos le dedicó tres a la empresa que le impulsó a mudarse. “Con su trabajo, la venta de mi auto y los 3,700 dólares que yo había llevado, más algunos ahorros que conseguí juntar en esos tres años, decidimos quedarnos en los Estados Unidos”.
Pero Carlos Barbagallo no se conformó… Él quería tener su propia empresa
Para poder iniciar su emprendimiento, Carlos llamó a sus contactos en Argentina e inició la importación de los productos de acero inoxidable y aluminio que vendía en Buenos Aires, incluso antes de aquel viaje vacacional a Nueva York.
“Importaba un pallet y lo vendía; después traía dos, y así. Traía macetas… Hasta que en dos años me empecé a estabilizar, en 2007 nació mi primera hija”, contó el empresario.
Pero la situación económica en su país comenzó a complicarse, lo que le impidió seguir importando. Esto le activó una nueva idea: mudar la producción a India. “Me resultó más económico: podía exportar más cantidades y le vendía a empresas conocidas de acá con la marca de ellos, no con la mía”, dijo.
Sin embargo, unos años más adelante se enfrentó a una saturación del mercado y se le ocurrió una nueva estrategia: apoyarse en la “tecnología” china para colocar dióxido de titano sobre sus productos de porcelana. ¡Y boom!
El método lograba que las vajillas lucieran metalizadas, pero sin rayarse ni opacarse, incluso sin la necesidad de pulirlas. Gracias a la mezcla de materiales, podía usarse en el lavaplatos y hasta guardarse en el refrigerador.
“A partir de 2017 cambiamos el mercado de los productos de Silver Finish en los Estados Unidos, y somos conocidos como la empresa que cambió el concepto de Silver Plate. Nuestro slogan es ‘I can’t believe it’s not metal’ (No puedo creer que no es metal)”, detalló Barbagallo.
Carlos Barbagallo finalmente fundó su empresa: Pampa Bay
Una vez que su producto se instaló con fuerza en el mercado, comenzaron a agregar más y crecieron de un modo impresionante. Según precisa Barbagallo, están presentes en más de 3,000 tiendas en Estados Unidos (también en Amazon), vendiendo la mercancía en 50 estados y 15 países, incluyendo Medio Oriente.
Y gracias al éxito de ventas, fundó su propia empresa: Pampa Bay, que hoy por hoy factura millones de dólares al año. “Introduje un producto que acá no estaba y creé una categoría nueva dentro del mercado del hogar”, destacó.
Pero en el día a día como empresario, lo más difícil que tuvo que enfrentar fue una demanda que le impusieron en 2018, cuando una empresa más grande que la suya alegó en tribunales que tenían los derechos.
“Me querían sacar del mercado, pero les gané el juicio de punta a punta. Esa experiencia me hizo crecer mucho, pero no se la deseo a nadie. La jueza tardó un año en dar el veredicto. Eso demuestra el gran movimiento que mi producto hizo en el mercado”, afirmó Carlos Barbagallo, que en 2019 asistió a un juicio oral y Pampa Bay se mantuvo firme.
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