Viaje a la nueva Corea del Norte: ¿un paraíso turístico del comunismo?
Como una estrategia para suavizar la imagen de la dictadura, el gobierno coreano busca crear un destino turístico de lujo, exclusivo para extranjeros

El gobierno norcoreano ha buscado explotar el turismo de alto nivel para hacerse de recursos para financiar al gobierno. Crédito: Cortesía
Corea del Norte está buscando crear una imagen de ‘dictadura amable y humana’ inspirada en los grandes destinos turísticos del mundo. Ahora, diferentes videos promovidos por el gobierno de Kim Jong-un muestran atractivos como una cafetería tipo Starbucks, donde puedes pagar con tu teléfono celular. También tienen una tienda de decoración para el hogar, con artículos en tendencia, similares a la cadena sueca Ikea.
Mientras que a unas 100 millas de la capital, Pionyang, en la costa oriental, el dictador inauguró un lujoso balneario, que actualmente es su proyecto insignia para darle una nueva imagen al país. Este destino, inaccesible a la población coreana por su costo, está repleto de cervezas fabricadas en el extranjero y de toboganes espectaculares, listo para recibir a los turistas en sus hoteles de lujo.
La inauguración de este recinto ocurrió el pasado 1 de julio y se difundieron imágenes obtenidas por visitantes extranjeros: todos ellos, siempre escoltado por ‘guardaespaldas norcoreanos’, pendientes en todo momento del material que captaban y que no tuvieran contacto con la población común, para mantener la nueva cultura consumista en uno de los regímenes más autoritarios del mundo.

Sin embargo, para la mayoría de la población todos estos atractivos están fuera de su alcance, ya que el salario promedio de la población apenas supera los $1,000 dólares al año. Además, como parte de las sanciones impuestas al régimen norcoreano por la ONU prohíben a las marcas extranjeras vendan artículos de lujo en este país o bien abran empresas conjuntas allí.
El IKEA versión Corea del Norte
Sobre esta tienda de decoración, un estudiante chino que asiste a clases de idiomas en Pionyang dijo, bajo condición de anonimato, que uno de los lugares más lujosos de la ciudad es esta tienda, que consta de varios pisos, llamada Rangrang Patriotic Geumganggwan.
En su interior, venden una amplia gama de muebles, utensilios de cocina y productos alimenticios, por lo que el estudiante y sus amigos lo conocen como el ‘IKEA norcoreano’, porque tanto su distribución como sus productos son muy similares a los de esta multinacional sueca.
En el centro comercial donde se encuentra esta tienda, también cuenta con una cafetería inspirada en la marca premium de Starbucks, Starbucks Reserve, pero que en Norcorea se llama ‘Mirai Reserve’.

El estudiante explicó que normalmente pagaba en dólares estadounidenses los exorbitantes precios de los productos, ya que ha pagado hasta $25 dólares por tres cafés.
Sin embargo el régimen comunista fomenta este tipo de consumismo en la capital, pero solo para la clase dominante, ya que los gobernantes son quienes han tenido contacto con estos lujos y tienen los recursos para acceder a estos espacios y, con su dinero mantener el financiamiento a su gobierno. En estos espacios, la mayoría de los pagos se hacen mediante teléfonos celulares por encima del pago en efectivo, incluso hasta para comprar una botella de agua.
El paraíso tropical de Corea del Norte
En el caso del complejo turístico norcoreano, conocido como Wonsan Kalma, ya es conocido como el ‘Waikiki de Corea del Norte’ y que incluye una línea de hoteles nuevos a lo largo de una playa escénica de 2.5 millas de longitud.
En la ceremonia de inauguración, la prensa oficial mostró al líder norcoreano recorriendo las instalaciones de un nuevo parque acuático mientras observaba a la gente lanzarse por los toboganes.
Entre los primeros visitantes a este lugar se encuentra Daria Zubkova, una turista rusa quien dijo que deseaba conocer Corea del Norte y pagó unos $1,400 dólares por el viaje de una semana.

En su testimonio, Zubkova relató que todo parecía nuevo, desde el tren que llevó al grupo al complejo, su habitación de hotel y las instalaciones de la playa. “Parece un cuadro que fue pintado para ti”, dijo.
Durante su estancia, los turistas se subieron a motos acuáticas e hicieron parrilladas en la playa con cervezas de Estados Unidos, Japón y China. Agregó que la comida era abundante y que incluía muchos mariscos, sashimi y carne a la parrilla. También señaló que fue de compras y adquirió un par de zapatos de la marca Ugg que no había podido encontrar de su talla en Rusia.
La visitante rusa dijo que nunca se sintió perseguida o intimidada por la policía norcoreana, porque se le permitía deambular libremente por el complejo, pero que siempre había personal cercano para atender cualquier necesidad: socorristas, camareras o médicos. “Me sentí como la heroína de una película porque todo el mundo te vigila y todo lo que pides se cumple inmediatamente”, dijo.

El turismo de alto nivel de Norcorea
Corea del Norte está optando por el turismo de alta gama para activar su economía, sancionada por todos lados. “Corea del Norte ha considerado el turismo como una industria polivalente que podía aportar divisas, crear puestos de trabajo, estimular el consumo interno y mejorar la imagen nacional”, explicó Choi Eun-ju, analista del Instituto Sejong de Seúl a The New York Times.
Sin embargo, promover este tipo de turismo representa una contradicción para el régimen que se vende como comunista y “ambos pensamientos se convierten en un dilema entre apertura y control”, dijeron también al Times, Hwang Joo Hee y Na Yongwoo, analistas del Instituto Coreano para la Unificación Nacional.
Sin embargo, estas nuevas disposiciones contradicen una serie de leyes publicadas en 2020, destinadas a reprimir la influencia cultural exterior y a aislar a la población de ideas externas como la libertad, la democracia o el libre mercado. Por si fuera poco, el posible auge del turismo podría debilitar el control totalitario de Kim sobre la información y eventualmente sobre todos los ámbitos del gobierno. Pero el acceso de turistas al país podría influir en la imagen internacional del régimen de Kim.
En 2019, antes de que el régimen decidiera cerrar sus fronteras para prevenir contagios de Covid-19 durante la pandemia, unos 300,000 turistas visitaron Norcorea, principalmente desde China.
Las obras de Wonsan Kalma tardaron seis años más de lo previsto para su finalización y apenas ha empezado a recibir extranjeros. Wonsan es el lugar donde Kim creció rodeado de lujos y donde gran parte de la élite gobernante posee villas privadas, pero también donde había un campo de pruebas de misiles.
El balneario de dimensiones espectaculares, tiene capacidad para recibir unos 20,000 visitantes y cuenta con hoteles, restaurantes, centros comerciales y un parque acuático, por lo que este atractivo sería una forma asequible para generar ingresos para financiar a su ejército, monumentos y lugares emblemáticos para realzar la imagen de la dinastía gobernante y el culto a la familia Kim, que gobierna el país de manera totalitaria desde 1948.
“Esperaba que esto indicara una reapertura más amplia al turismo internacional, pero lamentablemente por ahora no parece ser así”, le dijo a la BBC Rowan Beard, cofundador de Young Pioneer Tours.
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