El béisbol divide al exilio cubano
Una de las primeras cosas que hizo Fidel Castro fue eliminar el béisbol profesional. Adiós a la liga invernal y a los Cuban Sugar Kings un equipo AAA que jugaban en la Liga Internacional.
Pero Castro sabía que sin pelota no hay país y con rapidez en Cuba crearon un campeonato de béisbol amateur con equipos por toda la isla. El más famoso de ellos, sin duda fue el de los Industriales. A la vez los equipos que representaban a Cuba en campeonatos amateurs ganaban los torneos con mucha frecuencia.
De ahí surge la dicotomía de los fanáticos de aquí y los de allá. Los cubanos que llevan décadas en Estados Unidos siguen la pelota de Grandes Ligas y en particular lo que hacen los jugadores cubanos.
Sería tedioso el nombrar a todos los peloteros cubanos que han jugado en las mayores. La lista comienza con los que ya estaban aquí cuando Castro tomo el poder. Ellos decidieron quedarse en Estados Unidos. Después han venido los que se escapan del equipo nacional en giras por distintas partes del mundo y los que nacen aquí de padres cubanos.
Unos de los desertores es Yoenis Céspedes, quien ganara el torneo del mejor jonronero en el Juego de las Estrellas. Hay decenas más en los 30 equipos de las mayores.
Para los exiliados históricos, los desertores son bienvenidos y los aplauden como si hubieran nacido aquí. Hay casos especias como el joven estrella de los Miami Marlins José Fernández que a pesar de solo tener 21 años recién cumplidos, estuvo un año preso en la isla por tratar de escaparse en bote y después en su último viaje tuvo que lanzarse de noche al aguar del Estrecho de la Florida para salvar a su mamá.
Fernández es una estrella y un héroe para los exiliados. Y nada le perjudica el ser uno de los mejores lanzadores en las mayores, a pesar de su corta edad.
Céspedes por el contrario se ha buscado la enemistad de muchos exiliados por su reciente reunión con Antonio Castro, hijo de Fidel y vicepresidente de la selección cubana de beisbol. Fue un blog de una reportera del San Francisco Chronicle la que diera la noticia.
Mientras los viejos exiliados vivimos la pelota americana, los recién llegados en las últimas décadas todavía les interesa más la pelota en Cuba. Muchos siguen a su equipo favorito. Los diarios en Miami cubren los juegos en Cuba a la par con los juegos en las Grandes Ligas. De esa forma satisfacen a todo el exilio.
Cuando anunciaron recientemente que un equipo de jugadores retirados de los Industriales venía a la Florida a jugar con retirados del mismo equipo que viven en Estados Unidos, la diferencia entre los distintos grupos del exilio no pudo ser mayor.
El equipo de Cuba llegó en domingo y fue recibido por muchísimos fanáticos que esperaban poder ver los juegos programados: dos en Tampa el 23 y 24 de agosto y un doble juego en Miami el 25 de agosto.
En Tampa no hay problemas. Pero los juegos en Miami están en el aire. Se suponía que jugaran en el estado de la Universidad Internacional de la Florida. Pero una ley estatal lo prohíbe. Ahora tratan de buscar otro estadio para jugar, posiblemente en Homestead.
Lo nuevo de esta controversia es que la pelea es entre los cubanos que llegaron hace décadas y los que han llegado en los últimos años. Los primeros ven como una afrenta la presencia de los Industriales en Miami. Los llegados en las últimas décadas quieren ver a sus ídolos.
La diferencia entre ambos bandos es enorme.