Lágrimas tardías por “Baby Hope”
Soy de la misma opinión del detective Jerry Giorgio. Fue él quien investigó el caso de “Baby Hope” desde julio 1991 y aún después de retirado no le perdió interés. A mí no me da lástima ni me compadezco con las lágrimas de la madre de la niñita Anjélica Castillo.
No es que la culpa total recaiga sobre ella. El padre, uno de esos que se creen más machos que nadie, fue quien le quitó la hija a Margarita Castillo al terminarse su relación. Juan Ramírez – quien se dice ya murió – fue el primer irresponsable al exponer a sus hijitas a sabe Dios cuántas violaciones sexuales del hoy acusado Conrado Juárez.
El mal llamado padre fue quien, como típico macho de esos con ínfulas de que son dueños de las mujeres, le quitó las hijas a su examante.
Los detalles del caso puede que nunca queden del todo aclarados. Lo que sí sabemos es que una inocente criatura, por razones que ahora quieren explicar su madre y los otros que callaron o taparon el abuso, sufrió por culpa de ellos.
Como a muchos otros, esta historia me enferma. Como padre no sé lo que le haría al hoy familiar acusado si lo tuviese delante de mí.
Me consuela saber que “Baby Hope” al ser asesinada a tan temprana edad, evitó seguir siendo ultrajada.
No sé cuántos más de los cómplices puedan ser acusados por encubrir el vil crimen de Anjélica. Me parece que la investigación debe extenderse a México o cualquier otro país en que se puedan encontrar otros implicados en este horrendo abuso y asesinato. Tiene que haber justicia para Anjélica. Eso incluye el no creerle a nadie que ahora quiera hacerse pasar por víctima del abuso del padre de su hija o que desconocía donde estaba su criatura.