El día del adiós de Jenni Rivera, minuto a minuto
El nueve de diciembre de 2012 despertó con el misterio de la desaparición del avión.
En las primeras horas del domingo 9 de diciembre, una noticia confusa sacudió al mundo del entretenimiento latino.
La calma que se vislumbraba ese día de descanso para muchos se rompió. Las primeras versiones de la “desaparición” de la nave en la que viajaba Jenni Rivera de Monterrey a la Ciudad de México, puso en alerta a todos lo que conocían su trayectoria.
Una gran cantidad de versiones comenzaron a circular. La primera, que el avión había sido secuestrado, y por eso su “desaparición”. Cualquier versión parecía increíble por cierta que fuera en ese momento.
A las 3:15 de la mañana de ese día, Jenni junto con su equipo de trabajo, habían abordado el Learjet con placas N3445MC, en el aeropuerto de Monterrey, donde un par de horas antes había presentado uno de los conciertos más importantes de su carrera en México, su presentación en la prestigiosa Arena Monterrey ante más de 16,000 almas.
Cuatro minutos más tarde, de acuerdo con los reportes policiales, algo falló y la nave cayó en una zona montañosa de Iturbide, Nuevo León. Tal fue el impacto que el avión quedó totalmente destrozado, al igual que los cuerpos de sus tripulantes. Pero eso no se supo de inmediato.
Alrededor de las once de la mañana, hora de Los Ángeles, en casa de Jenni Rivera, en Encino, California, la noticia todavía no alteraba la tranquilidad del vecindario. A esa hora, se podía ingresar hasta la fachada de la residencia, localizada en una calle con acceso privado.
Todo lo contrario a lo que comenzaba a ocurrir en la casa de su madre, Rosa Saavedra, en Long Beach, donde los fans y curiosos comenzaron a llegar. Para entonces la noticia se había comenzando a difundir por varios medios de comunicación que, sin anunciar el deceso de la Diva de la Banda, comenzaron a informar paso a paso del desarrollo de las investigaciones.
Telemundo fue la primera cadena televisiva en interrumpir su programación nacional y colocó a sus principales comentaristas frente a la pantalla para detallar la tragedia.
Para entonces las estaciones radiales también habían hecho cambio en su programación y habían comenzado anunciar la noticia y hablar sobre la vida de Jenni.
Nadie se atrevía a anunciar lo que, a simple vista, era un hecho. Ni las autoridades, ni los medios, ni los familiares.
Luego de una dolorosa y larga jornada, no fue hasta entrada la tarde que las autoridades en México confirmaron que no había sobrevivientes del aquel trágico accidente.
Jenni Rivera, de 43 años de edad, había muerto junto con su publicista Arturo Rivera Ruiz, su abogado Mario Macías, su maquillista Jacob Yebale, su estilista Jorge Armando Sánchez “Gigi” y los pilotos Miguel Pérez y Alejandro Torres.
Diez días después del accidente, Jenni Rivera recibió un homenaje público al que su familia llamó Graduación Celestial, muy alejado a lo que ella escribió en el tema Cuando muere una dama, que cantaba en cada una de sus presentaciones.
La aeronave en la que Jenni Rivera y seis personas más perdieron la vida se cayó debido a que era muy antigua y los pilotos no estaban en condiciones de tripularla, informó el martes la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
En el primer informe oficial presentado desde que la cantante murió, el 9 de diciembre de 2012, se detalla que se trataba de un avión con 43 años de antigüedad que volaba desalineado.
La DGAC enfatiza que la edad límite para pilotar este tipo de aviones es de 65 años, y el operador titular, Miguel Pérez, tenía 78. Asimismo, el copiloto, Alessandro Torres, de 21 años, carecía de autorización para volar fuera de EEUU. Sin embargo, se agregó que, debido al alto grado de destrucción del equipo, fue imposible determinar una causa indudable del accidente.