El cambio ‘maduro’

El gran problema en Venezuela es económico por la falta de control de la inflación

El gran enemigo de Maduro ya no es político, sino económico.

El gran enemigo de Maduro ya no es político, sino económico. Crédito: Archivo / EFE

Las Américas

La inflación es un problema económico que se transforma en un problema político. Gobiernos populares que iniciaron con bombos y platillos, de pronto, se ven inmersos en la desesperación una vez que la población siente los descalabros de la devaluación.

De acuerdo con Trading Economics, agencia que provee estadísticas financieras a nivel global, los datos inflacionarios de Venezuela han estado creciendo sin detenerse. En enero de 2013, la inflación fue de 20.1%, y en octubre de 49.37%.

Los problemas del presidente venezolano Nicolás Maduro se empeoran a medida de que el ambiente inflacionario de su país se mantiene o sube.

Desde noviembre del año pasado, los datos inflacionarios sobrepasaron el 50%, el cual es hiperinflación. En enero de este año, Venezuela cerró con 56% de inflación y actualmente registra 56%.

Si un artículo cualquiera costó un (1.00) bolívar en enero, este mismo artículo tendrá un precio de 130 bolívares en enero de 2015.

Por eso, el gran enemigo de Maduro ya no es político, sino económico. La armadura de hierro, que Hugo Chávez diseño, la bañó con oro negro y se la regaló a Maduro, ahora empieza a desfigurarse. Sería bueno que Maduro revise la historia de uno de sus aliados y la de su peor enemigo.

En 1982, Hernán Siles Suazo retornó al máximo podio del Gobierno boliviano después de un largo período en el destierro y un proceso de elecciones presidenciales (1978-1980) manchadas por la irregularidad.

Ganó en todas, pero los militares manipularon los resultados electorales para no conceder la victoria a un líder de izquierda; sin embargo, fue finalmente posesionado como presidente de Bolivia en octubre de 1982 ante el júbilo de la gente, que lo recibió como un mesías.

Una vez en el poder, Siles Suazo decidió cambiar la estrategia económica boliviana, de una subsidiada por capitales extranjeros por otra estatista y altamente intervencionista. Lo que creó fue un monstruo que destrozó la economía y produjo una hiperinflación que llegó a registrar hasta 12,000% en 1985. No logró sobrevivir el atolladero. Siles Suazo renunció y se alejó de la política boliviana para siempre. La misma gente que lo condujo al palacio de Gobierno fue también la que lapidó su féretro político.

Estados Unidos también anota en su historia la ingrata tragedia de la inflación. El Gobierno de Jimmy Carter (1977-1981) fue una de sus víctimas. Como en pocas ocasiones, los indicadores norteamericanos registraron un promedio anual de 10.4% de inflación. La población no toleró la vergüenza de comprar artículos de consumo diario con dinero altamente devaluado y lo reemplazaron por Ronald Reagan en las elecciones de 1980.

Maduro va por el mismo camino de Siles Suazo y Carter. Si es que no hace un cambio razonable en la política económica de Venezuela, sus amigos lo abandonarán hasta que no exista una sola alma que lo apoye.

El cambio está más maduro que antes en Venezuela.

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