Padres acusados de secuestro en Florida quedan en prisión
Un juez de Tampa pospuso hoy la decisión sobre la posible libertad bajo fianza para la pareja compuesta por Sharyn Patricia y Joshua Michael Hakken, quienes huyeron con sus hijos a Cuba
Miami – La pareja acusada de secuestrar a sus propios hijos, que estaban bajo la custodia de la abuela materna, y de huir con ellos a Cuba deberá permanecer en prisión, después de que un juez de Tampa pospusiera hoy la decisión sobre su posible libertad bajo fianza.
Sharyn Patricia Hakken, de 34 años, y su esposo, Joshua Michael Hakken, de 35 años, comparecieron hoy en Tampa (Florida) ante la Justicia estadounidense por primera vez desde que el miércoles fueran entregados por las autoridades cubanas.
En la vista, retransmitida por medios locales, el juez Walter Heinrich les informó del procedimiento que se va a seguir con ellos en los próximos días y les dijo que no tomará ninguna decisión sobre la posibilidad de liberarlos bajo fianza hasta al menos el próximo lunes.
Ese día deberán comparecer ante el juez que definitivamente tome las riendas del caso, quien también escuchará la declaración de diversos testigos y previsiblemente se pronunciará sobre la fianza.
Además, hoy se les informó formalmente de los cargos que se han presentando contra ellos.
Ella ha sido acusada de siete delitos: dos de secuestro, dos de negligencia infantil, dos de interferencia con una custodia y uno de robo. El está acusado por los mismos delitos, así como por hacerse pasar por una persona que no es y por robar un vehículo.
Niños permanecen con sus abuelos
Mientras, los niños, Chase Julian y Cole Travis, permanecen con sus abuelos e incluso hoy atendieron a la prensa que hace guardia frente a su domicilio, en Tampa.
Los abuelos salieron al jardín con los niños y éstos posaron ante las cámaras, entre confundidos y divertidos con el espectáculo.
“Se les ha dicho que todo el mundo se ha enterado de su viaje a Cuba en barco y de su regreso a EE.UU. en avión. Les estamos tratando como si hubieran estado de vacaciones”, explicó la abuela materna, Patricia Hauser, ante las puertas de su casa.
Detalles del secuestro
Ella fue quien estaba cuidando de los niños cuando la semana pasada, el 3 de abril, Joshua Hakken irrumpió en la vivienda, la maniató y se llevó a los niños en el vehículo de la suegra. Junto a la madre tomaron el barco de recreo que habían comprado hacía poco y se fueron a Cuba.
Una vez que la mujer logró liberarse de las ataduras llamó a la Policía y denunció el secuestro de los niños. Durante la investigación, los agentes encontraron abandonado el vehículo en el que el padre se los llevó.
Los padres utilizaron posteriormente una embarcación para huir con los niños a Cuba, donde atracaron en el centro turístico Marina Hemingway, ubicado al oeste de La Habana.
Drogas y armas involucran a la pareja
Al conocerse el secuestro, las autoridades de Luisiana, donde residía la pareja, hicieron públicos detalles de los padres y los motivos por los que se les había retirado la custodia de los niños en 2012.
Explicaron que en junio del año pasado la policía atendió una queja de que la pareja estaba causando alboroto en una habitación de un hotel de Luisiana, donde también estaban los niños y donde posteriormente se encontraron drogas y armas.
Cuando los agentes llegaron notaron un comportamiento raro y, entre otras cosas, el matrimonio explicó que estaban “completando su viaje final” y que estaban atravesando el país para “viajar al Armagedón”.
El hombre fue detenido y las autoridades de ese estado sureño se hicieron cargo de la custodia temporal de los niños. Pasado un tiempo, decidieron concedérsela a la abuela materna, residente en Florida.
Las autoridades cubanas comunicaron la presencia de la familia en Cuba el pasado lunes a la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana y posteriormente al Departamento de Estado en Washington.
En una nota, suscrita por la subdirectora del área de EE.UU. de la Cancillería cubana, Johana Tablada, divulgada el martes se indicó que desde el primer momento “se intercambiaron notas diplomáticas” y se mantuvo una “comunicación profesional y permanente” entre ambos países para “garantizar la integridad y bienestar de los menores”.