El juicio a barack Obama
El Congreso más improductivo de la historia en cuanto a la promulgación de leyes deja una perla antes de salir de vacaciones. La Cámara de Representantes autorizó demandar judicialmente al presidente Barack Obama por supuestamente excederse en los poderes que le da la Constitución para implementar leyes.
Hay una profunda ironía que el Congreso caracterizado como uno de los más obstruccionistas de los últimos tiempos, acuse a la Casa Blanca de buscar otras alternativas para mover su agenda ante el bloqueo legislativo.
En este caso, la mayoría republicana se queja de que el presidente Obama se extralimitó en el uso de su poder ejecutivo al modificar la Ley de Salud Asequible (ACA), retrasando la entrada en efecto de una serie de cláusulas que hace obligatoria la participación del sector privado en la reforma de salud.
En todo esto hay una gran ironía. Los congresistas republicanos ahora quieren ir ante el juez para exigir la aplicación fidedigna de una ley a la cual quisieron eliminar en más de 30 oportunidades. Además, el área de la ley que el mandatario pospuso es precisamente la que despertaba más oposición entre los legisladores. O sea que la demanda se origina porque el presidente retrasó las medidas que más detestaban los republicanos.
Hace tiempo que la coherencia quedó atrás para dar paso a la estrategia de denunciar a Obama como un presidente que no respeta la Constitución con sus ordenes ejecutivas e interpretaciones de las leyes.
Ellos olvidan convenientemente que Obama es el mandatario que menos ha usado en los últimos 30 años de los recursos a mano de la presidencia para decidir que hacer con una ley nueva.
La disputa por el poder presidencial es tan antigua como la historia de Estados Unidos. La diferencia es el nivel de hostilidad actual en el Poder Legislativo que lleva a considerar un juicio que no es político como en el caso de Bill Clinton- sino judicial. Aunque no faltan los republicanos ultraconservadores que claman y sueñan con un juicio político a Obama.
En este caso el interés del liderazgo republicano de la Cámara Baja no es destituir al mandatario sino distraer en los tribunales la atención de la Administración Obama en los dos años de gobierno que le quedan. Esta es un meta política bajo una farsa constitucional