Largas filas para ver gatos en el Bajo Manhattan
Purina organiza un excéntrico evento de adopción de gatos y promoción de sus productos en medio de café y pasteles gratis
Nueva York- Algunas personas odian los gatos de sus familiares o de sus amigos cuando hacen visitas. Pero otras personas están dispuestas a hacer filas de cuatro horas para estar rodeadas de veinte gatos. Del jueves al domingo pasado, Purina, la compañía de productos alimenticios para animales, organizó el evento Cat Café que atrajo multitudes. No se sabe si para poder ver y tocar a los mininos o por el café y los pasteles dulces que daban adentro. O por los dos.
Madre e hija puertorriqueñas Marta Jiménez (50) y Nicole Mesa (17) habían pensado ir el domingo al Jardín Botánico en Brooklyn pero optaron por dirigirse al café en la intersección de Delancey y Bowery en el Lower East Side. La madre recuerda que la última vez que hubo algo similar fue hace más de diez años y “no pudimos ir aquella vez”. La hija dice que tuvieron un gato que falleció, y ahora “aman los gatos porque son adorables y por eso vinimos”.
El elegante portero peruano Alberto Dávila (44) dice que en evento de cuatro días siempre hubo largas filas para entrar. “La compañía intenta mostrar los beneficios en la apariencia y en la salud de los gatos alimentados con sus productos”. Veinte gatos fueron dados en adopción con comisiones bajas de cincuenta dólares.
A lo largo de los cuatro días un veterinario habló sobre maneras de analizar la salud de un gato en sus actividades cotidianas, una experta en comportamiento animal habló sobre los secretos de la comunicación con los gatos, otro experto destacó las ventajas de la adopción y hasta la jueza del programa de televisión ‘Dancing With the Stars’, Carrie Ann Inaba, habló sobre lo que se siente ser una celebridad dueña de gatos. Y también hubo capuchinos y muffins gratis.
Después de la larga espera, adentro del establecimiento la gente tomaba fotos a los gatos, sobaba los gatos, perseguía los gatos. Algunas de las estrellas permanecían enroscados en cojines y se dejaban mimar. Otros se notaban irritados con tanta gente y esperando el final del evento para ir a una nuevo hogar donde les den cariño y atención, pero no tanta. Y a esperar a que quizás le siguieran dando e mismo tipo de comida, pero no está garantizado.