Tornado une a latinos y vecinos en Kilpatrick
Las personas comenzaron a trabajar juntas limpiando escombros después de la tormenta, sin importar el idioma ni la cultura, y la gente comenzó a llevarse mejor
KILPATRICK, Alabama.— Durante años antes de la llegada de un tornado, pocos excepto los inmigrantes que trabajan en las plantas avícolas cercanas se aventuraban por los caminos de tierra llenos de baches del “Pequeño México”.
La comunidad, cuyo nombre oficial es Kilpatrick, tiene una gran población de residentes latinoamericanos que anteriormente interactuaban muy poco con los nativos blancos de habla inglesa.
Por extraño que parezca fue un destructivo tornado el que empezó a unir a los dos grupos, a pesar de que destruyó buena parte de lo que poseían.
Las personas comenzaron a trabajar juntas limpiando escombros después de la tormenta, sin importar el idioma ni la cultura, y de repente la gente comenzó a llevarse mejor. Jacky Clayton, subjefe de policía de la población de Crossville, que incluye parte de Kilpatrick, no sabe exactamente lo que pasó, pero dice que las cosas parecen menos tensas ahora.
“Tal vez es sólo un poco más de comprensión del amor fraternal”, dijo Clayton.
Iván Barrera, originario del estado mexicano de Puebla, de 31 años de edad y propietario de una tienda de abarrotes latinoamericana en la ciudad, dijo que durante gran parte de los siete años que ha vivido allí ha sentido una cierta “neutralidad” entre las comunidades de inmigrantes y los nativos. No animosidad evidente, pero tampoco una conexión significativa.
“Creo que las cosas han mejorado desde la tormenta”, dijo en español.
Derribar los muros culturales fue un logro bastante notable en un estado que hace dos años aprobó la ley más dura en el país contra la inmigración, y que ahora se está preparando para los resultados del prolongado debate en Washington sobre la reforma a las leyes federales que regulan la llegada de inmigrantes.
Situada a unas 75 millas al noreste de Birmingham en el condado de DeKalb, Kilpatrick ha atraído a cientos de inmigrantes latinos, principalmente de México y Guatemala, para trabajar en plantas procesadoras de pollo.
Se estima que unos 2,000 inmigrantes viven en Kilpatrick sin contar a los indocumentados. Muchos de estos últimos huyeron tras la aprobación de leyes que permitían a la autoridades detener y requerir documentos sobre su legalidad en el país y el estatus legal de los estudiantes en las escuelas.