La guardia mexicana de Peyton Manning
Louis Vásquez y Manny Ramírez cuidarán al mariscal de campo de Denver
Nueva York En este Super Bowl, la seguridad del ídolo de Denver Broncos Peyton Manning estará en manos de un par de gigantes de origen mexicano que llevan muchas temporadas soñando con la gloria que tendrán al alcance este domingo.
El dueto que el guardia Louis Vásquez y el centro Manny Ramírez han conformado destaca por las casualidades que tejen su historia y por la muralla que han construido con sus otros compañeros para mantener a Manning a salvo: el ‘General’ fue capturado sólo 18 veces durante la temporada, y en los playoffs aún no ha mordido el polvo.
“Para jugar con Peyton hay que trabajar mucho”, comentó Vásquez (26). “Se estudia bastante porque él usa muchas palabras para cambiar la jugada o indicar algo en la línea y nosotros tenemos que estar en la misma sintonía para entender, aunque no veamos lo que él ve”. Interpretar esas señales no ha sido tan difícil esta campaña gracias a que la mancuerna que se conjuntó para esta temporada en la línea ofensiva de Denver tiene un pasado en común.
“Cuando me enteré que Louis venía al equipo este año me dio mucho gusto. Pronto comenzamos a hablar sobre lo que queríamos hacer y nos trazamos metas que, una a una, hemos logrado. Ahora sólo nos queda una más este próximo domingo”, manifestó Ramírez (30), quien llegó a los Broncos en 2011.
La historia entre estos dos jugadores nacidos en Texas se remonta a sus días universitarios cuando ambos militaban con los Red Raiders de la universidad Texas Tech. El receptor Wes Welker también jugó en esa escuela, con lo que los Broncos formaron una tercia muy singular en su ofensiva.
Mientras que Ramírez llegó a la NFL hace siete temporadas para jugar con los Leones de Detroit, Vásquez fue elegido hace cinco campañas por los Cargadores de San Diego.
La harmonía que había entre ambos estuvo en riesgo cuando Denver firmó a Vásquez para reforzar su línea. El detalle era que lo contrataron para jugar la misma posición de su excompañero de equipo universitario.
“Sabía que era de lo mejor que había en esa agencia libre. Él es un gran jugador y yo no podía más que preocuparme por hacer mi trabajo sin importar donde fuera a jugar”, apuntó Ramírez.
El destino, sin embargo, puso a Ramírez en la posición de centro para entregar el balón a Peyton Manning mientras Vásquez es uno de los guardias más dominantes de la NFL, algo que le agradece a su paisano.
“Manny ha sido una parte importante que ha facilitado esta transición a Denver. Es una cara familiar, mi amigo de la universidad. Al llegar yo aquí revivimos esa amistad, y ahora es una persona que me guía dentro de la organización”, enfatizó.
Ahora, ambos están a punto de convertirse en el segundo par de mexicanos-estadounidenses en jugar en un mismo equipo en un Super Bowl.
El legendario tacle Anthony Muñoz (miembro del Salón de la Fama) y el guardia Max Montoya fueron los primeros en hacerlo en un par de ocasiones con los Bengalíes de Cincinnati en 1981 y 1988, cayendo en ambas instancias ante los 49ers de San Francisco. A pesar de eso, esta huella latina en la historia de la NFL marcó al par de jugadores de Denver.
“Anthony Muñoz cambió mi vida”, aseguró Vásquez. “Fue por él que quise jugar fútbol americano. Para mí fue una inspiración ver a un mexicano ‘grandote’ destacando en este deporte”.
Muñoz, de raíces mexicanas, jugó por 13 temporadas en la NFL, participó en 11 juegos de las estrellas y es considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
Ese ejemplo, explicaron ambos, fue más allá del terreno de juego y hasta allá buscan seguirlo.
“Sabemos que aunque no nos lo propongamos, somos una clase de ejemplo para esos jóvenes que nos ven jugar”, expresó Ramírez. “Especialmente entre los jóvenes de nuestra cultura que a veces es menospreciada sin razón aparente. Nosotros queremos ser ese ejemplo de que se pueden lograr las cosas sin importar lo difícil que sea hacerlo”.
Dejando de lado las cosas serias de la vida, los gigantes mexicanos aseguraron que también se dan tiempo para hincar el diente en sus platillos favoritos, aunque deberán esperar hasta después del partido del domingo para poder comerlos.
“Yo creo que volveré a casa para comer cualquier cosa que prepare mi abuelita”, aseguró Vásquez. “Cualquier cosa que ella prepara es buena, pero todo se hace más especial por las tortillas que ella hace a mano todos los días”.
Su colega Ramírez no se queda atrás. La tradición mexicana dicta que el 2 de febrero, día de la Candelaria, se comen tamales, y como este texano es muy mexicano seguirá lo que manda la costumbre.
“Sí, voy a comer tamales el 2 de febrero, pero no lo haré hasta después del juego porque yo no me como uno sino una docena o dos Y hay que estar ligero a la hora del partido”, puntualizó.