Texas ejecuta a una mujer por dejar morir de hambre a niño

La pena capital se aplicó a Lisa Coleman, quien fue ancionada por dejar morir de hambre a un niño

AUSTIN, Texas.- El estado de Texas ejecutó hoy a Lisa Coleman, condenada por dejar morir de hambre a un niño de 9 años, que se convirtió así en la decimoquinta mujer en recibir la pena capital en la nación desde que se reinstauró este castigo en 1976.

A Coleman, una afroamericana de 38 años, la declararon muerta a las 18.24 hora local (19.24 ET) tras ser ejecutada con una inyección letal en Huntsville (Texas), según notificó el Departamento de Justicia Criminal del estado.

Sus últimas palabras fueron: “Sólo quiero decirle a mi familia que los amo, a mi hijo, lo amo. A las muchachas en el corredor de la muerte, que las amo y que mantengan en alto sus cabezas. Dios los bendiga a todos ustedes. Estoy bien, díganles que morí fuerte”.

Pese a que las mujeres cometen cerca del 10 % de los asesinatos en Estados Unidos, tan solo representan un 2% de las personas sentenciadas a muerte y cerca de un 1% de las ejecutadas, según datos del Observatorio Death Penalty Information Center.

Su director ejecutivo, Richard Dieter, explicó que el dato se explica en que las mujeres suelen asesinar a “alguien conocido”, en crímenes que “rara vez involucran tortura, violación o robo”, por lo que no hay atenuantes para ser condenadas a la pena capital.

Tras su ejecución, Coleman se convirtió en la decimoquinta mujer ejecutada en la nación desde 1976 y la sexta en Texas, el estado que más acumula.

El último caso, registrado en febrero de este año, también fue en Texas, un dato que según Dieter responde más a una “coincidencia” que a una “selección intencionada”.

“Cada caso va por un camino distinto por el proceso de apelación. Cuando termina ese proceso, se fija la fecha de ejecución”, señaló.

Coleman fue condenada a la pena capital por los cargos de asesinato y secuestro, al dejar morir de hambre en 2004 al hijo de su novia, con la que compartía el domicilio.

En el momento en el que el pequeño, Davantoe Williams, de 9 años, fue hallado muerto, pesaba cerca de 15 kilos y su cuerpo presentaba unas 250 cicatrices.

Paradójicamente, la madre del menor, Marcela Williams, fue condenada a cadena perpetua al declararse culpable y en 2044 podrá solicitar la libertad condicional.

El abogado de Coleman, John Stickels, apeló a la Corte de Apelaciones y a la Corte Suprema de Justicia al considerar que su clienta no era culpable de secuestro y que la pena capital debía ser conmutada por una cadena perpetua.

Durante el juicio se reveló que las dos mujeres ataban al menor de las muñecas y en ocasiones lo encerraban en la despensa, lo que permitió la pena capital para Coleman, pero el abogado argumentó que esta práctica no era un secuestro, sino un castigo.

“Yo no digo que ella sea inocente y que no hiciera nada malo. Pero simplemente no se trató de un secuestro”, argumentó Stickels en declaraciones recogidas en medios locales.

Antes de la inyección letal el abogado afirmó que el delito de Coleman era ser “negra” y “lesbiana” y que su ejecución tenía que ver con su orientación sexual.

La de Coleman es la novena ejecución en Texas en lo que va de año y la número 517 desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976.

Antes de que finalice el año Texas tiene previstas otras dos ejecuciones: la de Larry Hitten el 15 de octubre por el asesinato en 1995 de un niño de cinco años y la de Miguel Paredes el 28 de octubre por un triple homicidio en el 2000.

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