Anafilaxia o la alergia al ejercicio
La anafilaxia inducida por el esfuerzo físico es real y controlable, siguiendo ciertas recomendaciones médicas
Más que un pasatiempo, para Mayra Suárez el trotar es su vida. La mantiene saludable tanto de mente como cuerpo, ya que con esta actividad física controla el estrés. Sin embargo, este mismo ejercicio puede ser para ella una sentencia de muerte: padece de anafilaxia inducida por el ejercicio (EIA).
La mexicoamericana de 34 años de edad practica el trote hace unas dos décadas. Pero tuvo su primera reacción alérgica al ejercicio hace unos cinco años: “Corría en la playa y de repente me salieron ronchas en la piel, se me dificultó la respiración y sentí un ardor por todo el cuerpo”, recuerda la residente de Pasadena, California. “Dejé de correr y fui a una farmacia a comprar un antihistamínico. Me lo tomé y los síntomas se me calmaron. Pero, a partir de ahí, me dieron 5 o 6 episodios similares”.
Y, desconociendo que se trataba de una condición médica, siempre se autotrató los síntomas con un antihistamínico de venta libre, pero en enero de este año su historia cambio al ser finalmente diagnosticada con EIA.
“Trotaba sola a unas cuadras de mi empleo cuando empecé a sentirme mal y, en lugar de parar, opté por correr más rápido hacia allá y cuando llegué a la oficina casi no podía hablar, tenía ronchas por todo el cuerpo, no podía respirar, me sentía mareada y con malestar estomacal… y, de repente, me desmayé, me golpeé la cabeza y tuvieron que llamar a los paramédicos. Cuando llegaron me encontraba en un shock anafiláctico”, rememora Suárez.
Tras el delicado episodio, Suárez fue sometida a varios estudios médicos. El diagnóstico: anafilaxia inducida por el ejercicio que, como explica la doctora Shefali Samant, especializada en alergia e inmunologia, en el Centro Médico de Kaiser Permanente en Los Ángeles, es “una reacción alérgica grave, potencialmente mortal que se produce como resultado del ejercicio de cualquier tipo, incluyendo jogging, tenis, natación, caminar e inclusive las tareas físicas extenuantes”.
No se sabe con precisión qué causa la EIA, pero tenemos evidencias de que -en la mayoría de los casos- al menos del 30 al 50% es causada por la alergia a algún alimento”, explica la doctora Vivian Hernández Trujillo, directora del Departamento de Alergia e Inmunología del Miami Children’s Hospital, de Miami (Florida), hoy llamado Nicklaus Children Hospital.
“Y cuando hablamos de la alergia relacionada con los alimentos nos encontramos con dos tipos de pacientes. Uno que puede presentar anafilaxia después de haber comido cualquier alimento y otro que la manifiesta luego de ingerir un alimento en particular y combinarlo con el ejercicio”, especifica la doctora Hernández Trujillo.
Los pacientes en este último grupo son mucho más fáciles de tratar porque solo tienen que evitar el alimento que les causa la alergia al hacer ejercicio.
Por lo regular, los crustáceos, el trigo, los frutos secos, los cereales y verduras y frutas como el apio, el tomate, la cebolla, el melocotón, la manzana y el kiwi resultan ser el motor letal más común en este tipo de alergia, que puede terminar en un shock anafiláctico (choque alérgico) con alta posibilidad de provocar un paro cardiorrespiratorio en poco tiempo.
Además de los alimentos mencionados, la doctora Samant señala que la reacción anafiláctica puede desencadenarse también por medicamentos, bebidas alcohólicas, temperaturas extremas y la menstruación. Los episodios de la EIA no son tan frecuentes. Pueden suceder una vez o dos veces al año.
La incidencia de la anafilaxia en general es de 50 a 2,000 por cada 100,000 personas y la anafilaxia inducida por el ejercicio conforma del 5 al 15% de todos estos casos.
“La EIA no es tan común, pero te puedo decir que yo veo este tipo de alergia en mi consultorio por lo menos un caso por mes -detalla la doctora Hernández Trujillo-. La anafilaxia inducida por el ejercicio se presenta en hombres y mujeres, pero es más común en las mujeres, aunque durante la infancia es más común en los varones”.
“Todavía no lo puedo creer, pero éste es mi caso”, dice con voz tranquila Mayra Suárez, quien acaba de correr en una maratón en México. “Afortunadamente, puedo seguir trotando, pero con un sinnúmero de precauciones. El hacer ejercicio es algo que me gusta. Lo seguiré haciendo porque sé que es bueno y saludable para mí. Si Dios quiere, voy a seguir trotando hasta cuando pueda”.
La doctora Shefali Samant, especializada en alergia e inmunología, enumera algunos de los síntomas típicos de la anafilaxia:
- Aparición súbita difusa grandes ronchas
- Enrojecimiento y picazón generalizada del cuerpo
- Hinchazón de la garganta, labios, lengua, párpados de los ojos
- Dificultad para respirar
- Náuseas
- Calambres abdominales y diarrea
- Sensación de debilidad y mareo
- Presión baja
La doctora Vivian Hernández Trujillo asegura que las personas con anafilaxia inducida por el ejercicio pueden hacer ejercicio siempre y cuando su alergólogo se los permita. “La posibilidad de muerte existe y es real en este tipo de anafilaxia, por eso hay que consultar con un alergólogo para saber si se puede o no seguir haciendo ejercicio”, señala la galena. Y quienes tienen el visto bueno de su especialista para hacer ejercicio deben de tener siempre en cuenta estas precauciones:
– Consultar con un alergólogo desde el primer momento que la persona sufre un episodio de anafilaxia haciendo ejercicio, para hacer las pruebas que determinan si el caso se debe a un alimento solamente o a varios.
– Educarse sobre este tipo de alergia y ser responsable con uno mismo.
– No comer de 4 a 6 horas antes de hacer ejercicio y 2 horas después de hacerlo, para los casos en los que no se tiene claro por qué se presenta.
– No comer el alimento que provoca la alergia en los días en que se hará ejercicio.
– Nunca hacer ejercicio solo o sola. “Las personas con anafilaxia inducida por el ejercicio tienen que estar siempre acompañadas por un chaperón, que porte un teléfono celular para llamar al 911 en caso de una emergencia”, dice.
– Llevar siempre consigo un auto inyector de epidefrina (o de adrenalina) para ser usada en el caso de una reacción alérgica severa.