Los griegos rechazan las duras condiciones de su rescate
Se abre una semana llena de incógnitas para la zona euro
Oxi. No. Este fue el monosílabo que más se leyó ayer en las papeletas del referendum griego para aceptar o no las duras condiciones impuestas a Grecia por sus socios europeos, el FMI y el Banco Central Europeo (la llamada Troika) y obtener un rescate para la maltrecha economía del país. Con tres cuartos de los votos contados, el 61% mostraba el contundente triunfo del no.
Los griegos dijeron mayoritariamente que no pese a que, técnicamente, la oferta del rescate caducó la semana pasada. En cualquier caso, la caja de los truenos está abierta en Europa y las consecuencias se temen tan inciertas como serias no solo para este país sino para la zona euro en su conjunto.
El ¨no¨por el que había abogado el partido del primer ministro, Alexis Tsipras, da al gobierno griego legitimidad para renegociar con la troika condiciones más benignas para su pueblo pero no está claro que eso signifique que tiene más poder a efectos prácticos porque los negociadores tienen que aceptar sus propuestas.
Y tampoco está claro a qué abre la puerta. Las posibilidades más negativas que se barajan pasan porque la troika deje de negociar, que el BCE corte las líneas de liquidez de la banca del país tan pronto como esta semana y que Grecia se vea en la insolvencia, la bancarrota y posterior salida del euro.
De su lado, para evitar esto y para evitar quizá más austeridad, el gobierno griego tiene de su parte que sentar un precedente y salir del euro debilita a toda la eurozona porque se abre la puerta a que otros países puedan abandonar la moneda única.
La canciller alemana, Angela Merkel, que se situa en el área más dura para la negociación con Grecia, anunció ayer que hoy estaría en París para reunirse con el primer ministro francés, Francois Hollande y analizar la situación. Desde las asociaciones bancarias y empresariales alemanas ayer se cuestionaba la capacidad de Grecia de estar en el euro lo que dificulta que Merkel tienda la mano. Se preve una semana muy confusa y volátil tanto en los mercados como en la política europea.
Los griegos han votado después de una semana trágica económica y socialmente debido al cierre de la banca y con un corralito que limitaba la posibilidad de retirar dinero de los ATM a un equivalente de $67. Pensionistas y ahorradores han hecho filas ante los bancos para conseguir el poco dinero que podían.
Y todo ello tras años de depresión económica y fuertes medidas de austeridad que tienen a la economía del país entre la espada y la pared. Tanto es así que hasta el FMI ha reconocido que las recetas de austeridad que se han impuesto hasta ahora no permiten que el país devuelva integramente lo que debe y necesita más dinero. La última propuesta de rescate no aceptaba una quita (descuento) de la deuda griega.
Cinco años de drama
Los rescates a Grecia, que en primera instancia sirvieron para salvar a la banca europea acreedora del país, tienen al país en el abismo económico. La economía se ha contraído un 25% y el desempleo supera el 20%. La austeridad y las subidas de impuestos que se exigen de Grecia desde la Troika pueden pasar una fuerte factura al turismo que supone el 17% de su PIB.