En NY el código postal define la educación que reciben nuestros niños

Los niños angelinos regresan a la escuela.

Los niños angelinos regresan a la escuela.  Crédito: Archivo | Shutterstock

En esta ciudad, el lenguaje no es el mayor obstáculo para las familias inmigrantes que buscan una buena escuela para sus hijos. Es su código postal.

Aprendí esta lección hace dos años cuando fui a inscribir a mi hija en el jardín de infantes. En ese entonces, yo no sabía mucho inglés y estaba nerviosa de que encontrar una escuela para Yohana sería un problema.

Cuando di mi dirección en El Bronx, me dijeron que Yohana tendría que asistir a una escuela primaria en nuestro barrio. Leí sobre la escuela en Internet (usando un diccionario para ayudarme a traducir lo que no entendia) y descubrí que es una de las escuelas de más bajo rendimiento en la ciudad. Resulta que también mi sobrino era un estudiante en la escuela. Él estaba en segundo grado, pero no podía hacer matemáticas básicas como sumar o restar. Se quejaba de que su maestro estaba ausente constantemente.

Ningún padre debería tener que enviar a sus hijos a una escuela así. Yo estaba decidida a conseguir que mi hija fuera a una buena escuela, así que hice lo que otros padres en mi situación han hecho antes: di la dirección de una amiga. Era la única manera de que pudiera conseguir otra escuela para mi hija.

Yohana terminó el kindergarten sabiendo leer y escribir. Pero cuando las autoridades escolares se enteraron de que había utilizado la dirección de mi amiga se negaron a dejar que Yohana se quedara. Fue otro golpe para nuestra familia. Temía la historia se repitiera. Mi hermano y yo habíamos hecho el largo viaje desde Puebla, México, a Nueva York en 2006, dejando atrás  familia y todo lo demás, para que nuestros hijos un día pudieran tener una vida mejor aquí, incluyendo el acceso a buenas escuelas.

No podía soportar la idea de que mi hija no tendría una educación o regresaría a la escuela de la que pensábamos que habíamos escapado. Al igual que otros inmigrantes en Nueva York, tenía fe en las escuelas públicas, sobre todo después de la promesa del alcalde Bill de Blasio para hacer esta ciudad más equitativa para las familias como la mía. Después de que la escuela de mi hija la rechazó, mi fe en el alcalde y las escuelas públicas se derrumbó. Un código postal no debe determinar donde nuestros niños reciben una educación, sobre todo si las únicas opciones son las escuelas que fracasan.

Por eso, el 7 de octubre, mi familia va a participar en el Rally for School Equality.

Ese día, estaré con miles de otras familias afuera del Ayuntamiento para recordarle al alcalde la promesa que nos hizo. Si se toma en serio acabar con la desigualdad en nuestra ciudad, se debe abordar la desigualdad en nuestras escuelas. Demasiados niños de familias de bajos ingresos, especialmente los niños de las minorías y de familias inmigrantes, se encuentran atrapadas en las escuelas en las que no están aprendiendo. Es hora de que este ciclo se detenga. Es hora de que todos los niños reciban la misma educación de alta calidad.

Mi hija, ahora de 7, asiste a una excelente escuela charter. Ella es una estudiante de segundo grado en el Bronx Success Academy 4, en la que es una de las mejores de su clase. Success Academy opera otras 33 escuelas charter en la ciudad. Las escuelas son gratuitas y abiertas a todos los niños en los grados K-4 a través de una lotería. Estudiantes que están aprendiendo inglés tienen preferencia en la lotería.

Yohana ya lee y escribe con fluidez en inglés. A nosotros nos sigue hablando en español en casa. En la escuela, ella también toma ajedrez y clases de baile. Ella es madura para su edad y ayuda a su primo en quinto grado con su tarea de matemáticas. Él todavía está atrapado en una escuela que está fallando debido al lugar donde vive. No debería ser así; su código postal no debería importar.

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