Gabriel Rosado, entre los encordados y los reflectores de Hollywood
El peleador de sangre boricua prepara el combate que puede revivir su carrera mientras en el cine aparece al lado de Sylvester Stallone en 'Creed'
Gabriel Rosado divide su vida entre los encordados del ring y los reflectores de Hollywood. En ambos busca levantar el puño en señal de éxito.
El boxeador de origen puertorriqueño, que nació y creció en Filadelfia, se prepara para enfrentar el 19 de diciembre a Joshua Clottey mientras en las salas de cine ya se exhibe “Creed”, la película en la que participó al lado de Michael B. Jordan y Sylvester Stallone.
“Por el momento, puedo decir que soy un boxeador preparándose para ser actor”, dice el pugilista de 29 años de edad.
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En los cuadriláteros, Rosado ha tenido una carrera llena de altibajos con una marca de 21-9 y una racha de cinco peleas sin conocer el triunfo, aunque es importante notar que esos pleitos fueron contra grandes contrincantes (Gennady Golovkin, J’Leon Love, Peter Quillin, Jermell Charlo y David Lemieux) que al momento de enfrentarlo tenían un récord combinado de 122-2.
Rival de Adonis Creed
En la pantalla grande la situación parece ser distinta al anotarse su primer gran nocaut al interpretar a Leo Sporino, el rival del hijo de Apollo Creed (interpretado por Jordan), que es entrenado por el legendario Rocky Balboa (Stallone).
“Fue grandioso conocer a Sylvester Stallone, él es un gran aficionado y conocedor de boxeo. Fue muy divertido salir a cenar con él durante la filmación y escuchar grandes historias que tiene de las leyendas del boxeo que él ha conocido”, comparte Rosado.
En la película se toca el tema de los daños cerebrales que sufren los boxeadores por los golpes recibidos y en la vida real ése es un tema que al boricua le preocupa mucho.
“Pienso mucho en eso, pero no tengo miedo. Sé que las secuelas pueden ser peligrosas, pero no pienso quedarme en el boxeo más de lo necesario”, advierte. “En el boxeo siempre debes de estar concentrado, entrenar sin ninguna distracción de por medio porque es en el gimnasio donde te fortaleces para no tener problemas de salud importantes”.
‘Actuación natural’
Rosado se mudó hace un año y medio a Hollywood para comenzar a preparase como actor y aprovechar el impulso que la ha dado su aparición en “Creed“.
“He recibido muy buenos comentarios, la gente me ha dicho que mi actuación fue muy buena”, dice Rosado. “Los que no sabían que yo soy boxeador me comentaron que mi actuación había sido muy real, muy natural, y yo tomo eso como un gran halago”.
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En su pelea del 19 de diciembre a celebrarse en el Turning Stone Resort & Casino de Nueva York, pactada a 10 rounds en peso mediano, Rosado espera vencer convincentemente a Clottey para después tratar de cumplir uno más de sus sueños.
“Quiero enfrentar a ‘Canelo’ Álvarez, no quiero adelantarme a los hechos, pero esa es mi siguiente gran meta”.
Ficción y realidad se unen
Leo Sporino y Gabriel Rosado son uno mismo. El personaje de la película y el hombre de verdad nacieron y crecieron en un área de la ciudad de Filadelfia infestada por las drogas y la violencia.
Sporino inició su carrera en el maltratado cuadrilátero de un derruido gimnasio con la ilusión de convertirse en una leyenda del boxeo, justamente que la historia de Rosado, quien reconoce que fue gracias al boxeo que pudo escapar de la violencia y las drogas que invadían el vecindario donde creció.
“Era un ambiente muy difícil, muy peligroso. Había mucha droga, muchos asesinatos y muchos de mis amigos terminaron muertos o en la cárcel. Yo me alejé de todo eso gracias al boxeo y hoy tengo una buena vida”, revela Rosado.
Mientras el personaje de la película “Creed” subía como la espuma destruyendo a cuanto oponente se le ponía enfrente, Rosado hacía lo mismo en la vida real. En ese camino rumbo a la gloria, Sporino se topó con un obstáculo inesperado, un peleador que no se suponía le pondría freno a su carrera: Adonis Creed.
En su batalla diaria por construir sus sueños, Rosado ha enfrentado a todo tipo de rivales y también ha sufrido derrotas dolorosas de las que ha tenido que aprender a levantarse.
Al final, Sporino y Rosado están hechos de lo mismo. Ambos comparten la pasión de un hombre en busca del éxito.
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