La lucha contra la crisis de opiáceos en EEUU es difícil y muy compleja

Aplauden ley estatal para limitar prescripción de analgésicos, pero la misma crea retos para médicos y pacientes con dolor crónico

En Estados Unidos 78 personas mueren cada día por sobredosis de analgésicos.

En Estados Unidos 78 personas mueren cada día por sobredosis de analgésicos.  Crédito: Shutterstock

El problema es grave, extenso y de muy compleja solución.

En Estados Unidos, las autoridades federales y locales le están haciendo la guerra a la epidemia que ha creado la adicción a la heroína y analgésicos opiáceos (“pain killers”) y que ha llevado a muchos expertos a referirse a una crisis de salud pública nacional.

Cifras dadas a conocer por el secretario de prensa del presidente Barack Obama indican que cada día mueren 78 estadounidenses debido a sobredosis de opioides.

Entre las medidas que se han impulsado para tratar de contener esta grave situación destaca una que, si bien ha sido elogiada por muchos, ha puesto a doctores y pacientes frente a un dilema que podría cambiar la forma como se administran los tratamientos para personas que sufren de dolores crónicos.

Recientemente, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, firmó un nuevo paquete de leyes que incluye varias iniciativas para hacerle frente a la crisis por uso y abuso de heroína y opiáceos en todo el estado. La legislación incluye una polémica medida para que los doctores limiten de 30 días a sólo siete las prescripciones de medicinas a base de opioides que les dan a sus pacientes.

Ya una medida similar se había tomado recientemente a nivel federal cuando la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) recomendó aumentar los controles sobre las prescripciones que los médicos hacen de los analgésicos más comunes, los que contienen el opioide hidrocodona, y equipararlos así a los más fuertes, como la oxicodona y Vicodin, un fuerte analgésico para el dolor.

Entre los analgésicos opiáceos (“pain killers”) más fuertes están oxicodona, vicodin y percocet.
Entre los analgésicos opiáceos (“pain killers”) más fuertes están oxicodona, vicodin y percocet.

Aunque algunos expertos y activistas consideran que medidas como éstas pueden ser una herramienta efectiva en la lucha contra la crisis de opiáceos, existe cierto temor en la comunidad médica por los efectos que las mismas puedan tener en el tratamiento de algunos pacientes.

Mediante un comunicado, la Asociación Médica Estadounidense (AMA) se opuso a esta medida, ya que considera que podría limitar el acceso legítimo de los pacientes a esta medicina, especialmente para los ancianos y pacientes terminales que requieren un alivio inmediato del dolor.

“La crisis nacional que ha creado esta epidemia tan seria, ha hecho que se tomen pasos dramáticos para poder enfrentarla. Pero estos pasos pueden estar comprometiendo el tratamiento de algunas personas”, dijo el doctor Marc Galanter, director de la División de Alcoholismo y Abuso de Drogas de la Escuela de Medicina de NYU en Manhattan.

“Por ejemplo, la decisión del gobernador (Cuomo) de limitar las prescripciones de opioides a siete días puede ser difícil para algunas personas que dependen de esta medicina para propósitos médicos”, añadió Galanter, quien es autor del libro “What is Alcoholics Anonymous?”.

Galanter coincide con otros médicos (incluyendo los de la AMA) en que una de las medidas más importantes para hacerle frente a esta crisis es educar a doctores y cuidadores de salud, para que sean más responsables y que tengan más precaución a la hora de prescribir estas medicinas porque si no están conscientes de esto podrían ayudar a que una persona se vuelva adicta a esta droga inadvertidamente.

“Es importante, por ejemplo, que si una persona sale de una cirugía y se le prescriben esas medicinas, que sean advertidas de los posibles peligros. Incluso, después de una semana de haber estado tomando estas drogas, la persona puede sentir la necesidad de tomar más, y aunque esto no es una adicción como tal, demuestra que existe el riesgo de convertirse en adicto eventualmente”, explicó Galanter.

Este tipo de casos los conoce muy bien Wilfredo Roldós, especialista en divulgación del Programa de Reducción de Daños de la organización After Hours Project, que ayuda a personas que sufren de adicción y sobredosis de heroína en el sector de Bedford-Stuyvesant, en Brooklyn, la mayoría de ellas de origen hispano.

Muchas adicciones comienzan cuando los doctores les dan prescripciones de oxycodone, percocet o vicodin a los pacientes cuando salen del hospital, pero cuando se les acaban estos remedios que los están ayudando, o cuando ya no son cubiertos por el seguro, se tiran a la calle y buscan otras opciones que no son legales para poder lidiar con el dolor causado por una operación de espalda o de pierna”, explicó Roldós.

“¿Cómo le vas a dar a una persona 50 píldoras de Oxycodone cuando sólo necesita 10 para el dolor?”, se preguntó el activista, quien asegura que estas medicinas no solo crean adicción física sino también mental, lo que lleva a muchos a buscar opciones más baratas y peligrosas como la heroína.

Según los últimos datos disponibles de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), más de 28,000 personas fallecieron por sobredosis o uso indebido de opioides en Estados Unidos en 2014. Estas son más muertes que las causadas por cocaína y la heroína juntas.

En la última década, las ventas de estos medicamentos se han triplicado y sólo durante 2010 se recetaron suficientes analgésicos para medicar a cada estadounidense día y noche durante un mes.

Y aunque esta epidemia afecta más a los hombres, se está convirtiendo en un problema creciente entre las mujeres.

Sustancias peligrosas

Los efectos de los fármacos dependen de la intensidad y dosis que se usa. Hay algunos que producen efectos más graves que otros.

Por lo general un analgésico puede causar dificultad para hablar y problemas cardíacos, otros provocan delirio y alucinaciones, seguidas de depresiones, que pueden ser tan extremas como para llevar al individuo a quitarse la vida.

También existe la posibilidad de que la persona caiga en coma.

El abuso de medicinas prescritas puede llevar a muchos problemas de salud incluyendo la muerte por suicidio.
El abuso de medicinas prescritas puede llevar a muchos problemas de salud incluyendo la muerte.

Crisis en cifras

  • 78 estadounidenses mueren cada día a causa de sobredosis de opiáceos, que incluyen los medicamentos recetados para el dolor y la heroína.
  • 28,000 personas perdieron la vida por sobredosis de opiáceos en 2014.
  • 100 millones de personas en EEUU padecen alguna forma de dolor crónico y necesitan medicamentos o analgésicos opioides para soportarlo.
  • 70,000 millones anuales pagan las aseguradoras por la atención sanitaria derivada del empleo de estos fármacos con fines no médicos.
  • $10 millones de adultos en EEUU (4.1% del total de la población adulta) usó medicamentos opioides como OxyContin y Vicodin de una forma contraria a los que fueron prescritos entre 2012 y 2013. Esta es una cifra superior al 1.8% registrado entre los años 2001 y 2002.
  • $2.1 millones de adultos en EEUU cumplen con los criterios para ser considerados adictos a los opioides.
  • 500 mil visitas a urgencias en EEUU se deben al uso indebido de analgésicos cada año.

Fuentes: Institutos Nacionales de Salud (NIH); Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), y EFE.

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