Sí a la “tasa Buffett”
Con un desempleo nacional de 9% y 46 millones de pobres [uno de cada seis estadounidenses o 15%], la mayor proporción de todos los países industrializados del mundo, Estados Unidos tiene que cambiar la forma en que maneja su política económica. Todas las grandes recesiones de la historia se han superado con gasto deficitario para crear empleos y esta no será diferente. Aunque pareciera que la estrategia no está funcionando, consideremos esto: la mayoría de los economistas dijeron desde un principio que no sólo había que realizar un estímulo más grande sino reformar el código de impuestos y pedir una mayor contribución a los millonarios y multimillonarios.
El presidente Obama ha lanzado una propuesta al respecto, insistiendo en que las personas con ganancias superiores al millón de dólares al año deben pagar la misma tasa de impuestos que todo mundo. Los gritos de “lucha de clases” se escuchan, particularmente en boca de los populistas que debieran estar preconizando medidas beneficiosas para el país pero que en realidad defienden los intereses del 1% del país que en los últimos treinta años ha pasado de controlar el 10% de toda la riqueza, a controlar más del 20%. La realidad histórica es la siguiente: los impuestos para la clase “creadora de empleos” que es como se autodenomina este sector, nunca habían estado más bajos en de Estados Unidos. Antes de Reagan, la tasa marginal de impuestos para ellos era de 70%, bajo Dwight Eisenhower, era 91%. Hoy en día es 15%. Y aún así, no hay creación de empleos. Algo está mal en este cálculo y es, como dijo el presidente, la matemática.
El déficit no puede balancearse únicamente sobre las espaldas de la educación, la salud y los servicios sociales. Tiene que haber un balance. Y la “tasa Buffett” (por el nombre del millonario Warren Buffett, que impulsó su creación), acompañada de ciertos recortes, es una solución razonable para el déficit que tanto preocupa a muchos.