Ola de asaltos contra repartidores de comida
Algunas de las víctimas se quedan calladas por temor
Nueva York – Repartidores de comida latinos de Washington Heights enfrentan asaltos frecuentes; sin embargo, la falta de denuncia impide que las autoridades actúen para frenar la situación.
Alejandro Rodríguez, un mexicano de 26 años que trabaja hace seis meses en el restaurante Los Jarritos, ubicado en la calle 187, dijo que hace una semana se enfrentó a un grupo de jóvenes que querían arrebatarle su bicicleta y las propinas del día.
Rodríguez indicó que los hechos sucedieron en las inmediaciones de la calle 193, mientras se dirigía a entregar una orden. El trabajador comentó que eran cerca de las ocho de la noche y que el lugar -una zona de edificios- no tiene suficiente iluminación.
“Me defendí con la cadena con la que aseguro mi bicicleta. No dejé que me robaran mis pertenecías. No es la primera vez que me sucede”, relató.
El repartidor de comida identificó a sus agresores como jóvenes latinos entre 18 y 25 años. A pesar de haber recibido algunos golpes, no reportó el asalto a la Policía. “No sé si las autoridades van a hacer algo al respecto, además me da miedo meterme en problemas”,dijo.
Por su lado, Irene Hernández, de 35, empleadora de Rodríguez, expresó que le preocupa la situación.
“Los asaltos no sólo representan pérdidas económicas para los comerciantes. Nuestros trabajadores están en peligro. Repartir comida se está volviendo un trabajo extremo en esta área”.
La comerciante dominicana Herminia Collado, coincidió con Hernández. La mujer, propietaria del restaurante Pollo Dorado ubicado en la calle 185, indicó que emplea a cuatro repartidores de comida latinos y que uno de ellos sufrió un asalto recientemente.
“Un supuesto cliente llamó por una orden. El repartidor fue al lugar y el hombre le dijo que quería cambio de un billete de $100. Cuando el muchacho sacó el dinero, el maleante se lo robó”.
Collado indicó que no reportó el incidente a las autoridades.
Octavio Franco, 27, un repartidor de comida por ocho años para el restaurante Mi Ranchito, expresó que los asaltos son frecuentes.
“Necesitamos el trabajo, aunque sea peligroso. Los robos no es algo nuevo, pero últimamente suceden más seguido”, manifestó.
Reynaldo Cabrera, sub-fiscal de Manhattan para West Harlem y Washington Heights, dijo que en general, quienes roban a los trabajadores son jóvenes entre 16 y 19 años.
Cabrera destacó que este “crimen de oportunidad” tiene un patrón específico. La mayoría de víctimas son inmigrantes recientes, que no hablan inglés y que traen consigo grandes cantidades de dinero en efectivo.
El sub-fiscal destacó que una estrategia común utilizada por los criminales consiste en pedir una orden y dar una dirección que no les pertenece.
“Cuando el repartidor llega al edificio buscando el departamento, los asaltantes le salen al encuentro para robarle”, expresó.
Cabrera destacó una similitud en las declaraciones de jóvenes arrestados.
“Dicen que es muy fácil asaltar a este tipo de trabajadores porque no reportan a la Policía, siempre tienen dinero y pocas veces ponen resistencia”.
Cabrera destacó que aunque no existe un gran número de quejas interpuestas oficialmente, la Fiscalía recibe llamadas anónimas de la comunidad reportando la situación. Insistió en que la denuncia es la única forma de frenar los robos.
Por su lado, el concejal Ydanis Rodríguez reconoció que los asaltos a repartidores de comida es un problema creciente en el área. Apuntó que se inició un acercamiento con trabajadores para establecer estrategias de ayuda.